Talento patrocinado

Por David Barreiro, escritor y periodista

La crisis (y sus estragos) se han adentrado de manera peligrosa en el territorio de la ficción: en los planos de directores, en los diálogos de guionistas, quizás, incluso, en las palabras de algunos escritores.

Ya sabíamos (el tiempo y el ejercicio de la profesión nos lo enseñaron) que una (indecente) cuota de los textos de los periódicos ha sido pagada por la empresa, ayuntamiento o consejería de turno, pero nunca como hasta ahora habíamos visto cómo las tramas de películas y series de ficción giraban en torno a tal o cual marca de agua embotellada o se desarrollaba en determinada ciudad porque el alcalde había desembolsado a tal fin el dinero de los contribuyentes.

Con la recesión económica, quedan en entredicho la eficacia de algunas fórmulas publicitarias ligadas al capitalismo más salvaje, ése que hemos ido regando día tras día en los últimos años. Las empresas desconfían de destinar su dinero a unos spots que en muchas ocasiones no son vistos, a unos anuncios impresos que nadie lee. Los responsables de marketing saben que lectores, oyentes y televidentes buscan, ante todo, huir de la realidad cuando llegan a su casa cada noche y han decidido acompañarlos hasta donde haga falta.

¿No se han preguntado por qué en algunas series de televisión se empeñan una y otra vez en conectarse a internet a través de una determinada compañía? ¿No les parece extraño que en Vicky Cristina Barcelona Bardem pronuncie la palabra “Oviedo” en cuanto abre la boca?
Primero fue la quiebra del sistema financiero, después la crisis económica (con el aumento de precios, la caída del empleo y el descenso de productividad) y ahora es el agostamiento de la creación, el derrumbe del talento.

¿Hasta dónde vamos a llegar?

P.D. Columna patrocinada por Risas, la colonia de los periodistas del siglo XXI.

David Barreiro

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