El Matadero de Madrid se ha convertido en referente de la agenda de la capital. Esta semana en 360 Grados Press conocemos de cerca uno de sus pilares, el cual no sólo nutre la oferta de dicho centro, sino que además trabaja en nuevas fórmulas que diluyen las fronteras entre gerentes, artistas y público.
“Si la participación se define por cómo una parte, la institución, define la estructura, la actividad, y luego otros participan; la colaboración se produce cuando ese marco de trabajo es definido y desarrollado conjuntamente con el colectivo implicado“, afirma Carmen Mörsch, quien es la presente directora del Instituto de Educación en Arte de la Universidad de Zurich. Y estas son las palabras que Azucena Klett, la responsable de programación de Intermediae, escoge para explicar el modelo defendido por este “espacio de producción de proyectos culturales basados en la experimentación y en el aprendizaje compartidos“, el cual abrió hace siete años las puertas del madrileño Matadero. Se trata, en definitiva, de otra manera de entender la administración de los recursos en dicho sector, haciendo que tanto ciudadanos como instituciones públicas trabajen en un mismo plano.
De la teoría a la práctica
El objetivo es tan idílico como ambicioso, pues pasa por la “construcción de un diálogo constante y de una escucha paciente” entre todas las partes implicadas, de forma que su consecución requiere de “tiempos de trabajo muy dilatados“, matiza Azucena. Para ello, desde Intermediae promueven diferentes líneas de actuación, como podrían ser la permacultura, la gestión colectiva en el ámbito audiovisual o la complicidad con ciertas iniciativas activas en la ciudad. Esto se ha ido materializando en diferentes propuestas desde la puesta en marcha del organismo: el Banco de Intercambio de Semillas el cual impulsa la descentralización de los cultivos bajo criterios ecológicos , la Fábrica de Cine Sin Autor que promociona la grabación de películas grupales y asamblearias o #PaisajeTetuán relacionado con la intervención artística en el espacio público , respectivamente, serían algunos ejemplos. “Las iniciativas son de lo más variopintas. Lo más interesante es qué tipo de prácticas y de herramientas se están generando, ya que aluden a nuevos sistemas de toma de decisiones“, apunta la entrevistada.
Sobre condicionantes circunstanciales
Intermediae nació en un momento en que la política municipal soplaba a favor de la inversión en materia de cultura. Sin embargo, un viraje en este flujo ha llevado a que la entidad siga financiándose actualmente gracias al consistorio madrileño, pero también busque otras vías, como la cooperación económica de algunas fundaciones. “Hemos tenido siempre una posición muy ambivalente, desarrollando una práctica en estrecho contacto con los agentes sociales y artísticos frecuentemente críticos con la política municipal y, paralelamente, con la propia administración local. Si pudiéramos describir nuestro leitmotiv, diríamos que en vez de trabajar obviando esta situación, decidimos habitar la paradoja y trabajar desde el posicionamiento y la implicación, activando formas de apertura“, reconoce Azucena. Por otro lado, la evolución de Intermediae no puede entenderse sin las transformaciones sociales acontecidas recientemente, las cuales “han convertido en urgente poner sobre la mesa la necesidad de transformar la relación de los ciudadanos con las estructuras existentes“, según esta responsable de programación.
Algunas lecciones a implementar
La intención final no es otra que conseguir que la administración pública se empape de los conocimientos engendrados por la propia sociedad, una cuestión que forma parte de un debate a nivel europeo sobre los modelos institucionales culturales en relación con el tejido y los movimientos ciudadanos. Así, aunque breve, el recorrido de Intermediae ha sentado en cierta medida un precedente en este sentido. “Muchas de las fórmulas que hemos sacado adelante y de las que hemos establecido un prototipo han sido replicadas dentro del propio Matadero y en el contexto local. Indudablemente, en estos siete años hemos llevado a cabo experimentos valiosos, unos más acertados y otros de carácter fallido, pero todos han tenido su trascendencia. No tanta como para llegar a transformar la manera de entender las instituciones por completo, pero sí que han sido tenidos en cuenta“, reflexiona Azucena al respecto. Con todo, un retorno a la voluntad política de no hace tanto ayudaría sobremanera en este modelo mixto de construcción de la cultura, el cual no requiere de una gran partida presupuestaria, como subrayan desde la entidad, Los beneficios, por el contrario, serían incalculables. “El común de la ciudad ganaría unas infraestructuras más públicas, más democráticas y más horizontales“, concluye la profesional consultada.
Foto de la portada exterior . Cedida por Intermediae.
Javier Montes