Dice el presidente de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia que el recibo de la luz no se entiende. Asegura también que el ciudadano paga cosas que no deberían ser incluidas en la factura y explica que los consumidores tienen la posibilidad de ejercer acciones, pero que, debido a la complejidad del recibo, les resulta muy complicado adentrarse en ese bosque legal porque corren el riesgo de perderse en un bosque de papeles. Las eléctricas de España, líderes mundiales en ganancias, son especialistas en borrar las huellas para disfrazar su delito.
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El señor Martín Quemada, que así se llama el presidente de la CNMC, asegura que “se pagan muchas cosas que no deberían estar donde están“, pero yo añadiría que se pagan cosas que nunca se deberían pagar: los excesos. A lo que es una estafa pura y dura, el bueno de Martín Quemada lo llama “desajustes“.
Para los patrones de las eléctricas de España, la brutal recesión que ha azotado a la ciudadanía de este castigado país les suena tan lejano como un chaparrón de meteoritos en Neptuno. Los consejeros de las eléctricas españolas (incluyendo los políticos que se sentaron en sus mesas tras aterrizar por la puerta giratoria), en un alarde escandaloso e insolidario, han logrado en todo este tiempo pingües beneficios con la anuencia de un Gobierno cómplice e hipócrita.
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Hipócrita porque en estos tiempos de brisa electoral, Montoro quiere maquillar la tormenta que se les viene encima anunciando inspecciones en las cuentas de las eléctricas. Montoro demuestra tener un tétrico sentido del humor: quiere asistir al baile de esta mascarada vestido de bombero y avisa a los leones que llegan los cazadores.
En un país, donde la clase ejecutiva gana más que en ningún sitio, los ciudadanos se han convertido en el blanco de todos los disparos. La clase política dominante y su mezquina carrera de los engaños. Para eso utiliza sin escrúpulo al periodismo de salón. Lo malo es que todavía existe una legión de ilusos que se lo cree todo. Les han dicho que agosto es el mes de las nieves.
Foto: Carmen Vela
Laura Bellver
