La escuela que nace de un libro

Esta semana en 360 Grados Press contamos un par de historias en el mismo artículo. Una está por escribir, mientras que la otra acaba de salir publicada en forma de novela. En cualquier caso, ambas mantienen una estrecha relación y persiguen un ambicioso objetivo en común: hacer un mundo mejor.

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Inti
es un niño que vive en una realidad perfecta, enla que todas las personas gozan de absoluta tranquilidad, pues sus necesidades estáncubiertas y nunca se les plantea ningún tipo de problema. Sin embargo, en unmomento dado descubre la existencia de otro universo en el subsuelo, el cualestá lleno de defectos y cuyos habitantes trabajan para que la idílica vida dearriba no sea alterada. Es más: resulta que su madre procede de dicha primeracapa y su padre, de la segunda. Con todo, este joven se enfrenta al dilema detomar una posición y revelar su hallazgo a la sociedad o callar todo lo vistopara que el orden establecido continúe. En resumidas cuentas, este es elplanteamiento de Willka, un libro que acaba de ver la luz y que podría tratarse de un ejemplarmás a ocupar un hueco en la estantería. Sin embargo, no es así. ¿La razón?

 

La musa sopló en un vallesagrado

Partede la singularidad de este libro reside en su concepción. De hecho, la moralejacontenida en él no podría entenderse sin la coyuntura en el que fue escrito: Carlos Gómez, su autor, se encontrabaen Perú como voluntario en una casa de acogida de una comunidad inca cuandoescribió las primeras líneas. “Estuveallí con unos 60 niños y niñas. Antes de ir ya sabía de la injusticia queexiste, pero al verla en primera persona te enfadas tanto… La mejor manera quevi de denunciarlo fue empezando a redactar una historia en los espacios enblanco de las hojas en sucio que tenía a mano“, explica. La idea terminó deser apuntalada a su regreso a España, donde finalmente se ha plasmado en unaobra especialmente dirigida a menores de entre 11 y 13 años compuesta por 130páginas que invitan a reflexionar sobre la desigualdad y a actuar paracombatirla. De esta forma, Carlos contribuye mediante la literatura a una laborque también le ocupa como profesión. “Soyprofesor de primaria. En concreto, trabajo con alumnos con necesidadesespeciales o con dificultades en el aprendizaje. Supongo que este vínculo conel mundo de la educación y con los niños también ha contribuido a mi motivación“,reconoce.

 

Un trasfondo con mucha miga

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Másallá de su contenido, la particularidad de Willkaradica en ser un libro aparejado a un proyecto. En palabras de su autor: “Al enviarlo a varias personas paraasegurarme de que podía sacarse a la venta tuve una conversación conmigo mismo.Me pregunté cómo podía publicar algo con este mensaje social si después no eracoherente y no llevaba a cabo un ejemplo relacionado con ello“. De estemodo, aunque no sabía cuál, Carlos decidió que los beneficios obtenidos con laobra se destinarían a un buen fin. Y éste no tardó mucho en concretarse porque,poco después, conoció a una persona que llevaba 27 años trabajando enMadagascar. Fue así como
Miandrarivo, una aldea ubicada en el centro de dicho país africano,empezó a sonar con fuerza en la mente del escritor. El dato de que allí el 40%de los niños están sin escolarizar desencadenó el fallo final: Willka serviría para construir uncolegio.

 

El contagio de una intención

Desdeentonces, Carlos no ha dejado de contar manos dispuestas a aportar un granitode arena para la consecución del primer paso: la publicación de un libro congarantías de éxito. Así, por ejemplo, sus 119 ilustraciones han sido obra de VerónicaMontoya y su prólogo presenta la firma de Federico Mayor Zaragoza, ex secretario general de la Unesco. Entotal, este autor habla de unas 25 personas directamente implicadas con Willka, lo cual ha permitido desarrollarun proyecto integral con propuesta didáctica incluida. “Veíamos esencial que todo esto fuese acompañado de un trabajo vivencialde educación en el desarrollo para desmitificar los perfiles del sur y paraformar alumnos críticos y activos“, matiza el propio Carlos. De esta forma,la lectura del libro es complementada con una serie de ejercicios que afianzanla transmisión de valores y que pueden ser puestos en práctica tanto por padrescomo por docentes.

 

Ahora, el plan de actuaciónes…

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Justamente,antes de atender las preguntas para el presente reportaje, Carlos realiza con Marina – colaboradora del proyecto –una actividad basada en dicho material en un aula del valenciano CEIP Horno deAlcedo. Porque, tras su presentación en la Feria del Libro de la ciudad – dondese han vendido unos 140 ejemplares –, el equipo que hay detrás de Willka se ha embarcado en una ruta porcentros escolares, universidades y sedes culturales para dar a conocer lainiciativa. La meta en el corto plazo es publicar una edición en valenciano yun audiolibro, lo cual ya está en marcha. Así, dentro de poco más de un año, seespera consumar el objetivo final. “Tenemosque vender la mayor cantidad de libros posible hasta julio de 2015, que escuando nos marcharemos a Madagascar para construir la escuela. Estaremos allí durantetodo el proceso, porque esto es un compromiso real: veremos cómo funciona,quiénes son los profesores, cómo se mantiene y le daremos continuidad“, afirmasu precursor.


En principio, la cantidad de dinero necesaria para esta primera infraestructuraes de 13.500 euros. En caso de que la recaudación fuese superior, se procederíaa levantar un pozo – que cuesta 270 euros –, una cocina y sucesivas instalaciones. Otra de las ideas es instaurar un programa de voluntariado en lazona. Es decir, el trabajo no concluye con la puesta en marcha del colegio. Sinembargo, escribir la historia a partir de aquí ya no depende exclusivamente delequipo Willka, sino que el desenlace deeste otro relato depende de la sociedad.


Los interesados en el libro pueden contactar con equipowillka@asisiproducciones.com


José Manuel García-Otero

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