Por José Miguel Vigara, periodista
Comenzó la Liga 2010/11 con un nuevo pulso entre Barça y Madrid como protagonistas. Este campeonato, para los valencianistas, es el primero después de Villa y Silva. ¿Hay vida después de estos futbolistas? Está por ver. Se han fichado a buenos jugadores, de diferente perfil, que pueden hacer olvidar a ambos: Soldado, Aduriz, Tino Costa… Además, la plantilla está más equilibrada que el año pasado pues han llegado un central (Ricardo Costa) y un medio defensivo (Topal), con oficio y experiencia internacional, en ambos casos; y un prometedor centrocampista ofensivo (Feghouli). La duda, a estas alturas, reside en el sistema
de juego que mejor le va al Valencia CF. Las victorias contra la
Fiorentina y el Lecce en pretemporada y frente al Málaga en la primera jornada liguera han servido para demostrar dos cuestiones: la
primera es que el 4-3-3 no convence y la segunda es que hay más
calidad de la que parece.
El debate del sistema ha sido animado por el propio Emery, quien con sus pruebas y dudas lo ha engordado. Unai sigue sin dar con la tecla que él quiere. Este equipo, ya lo intentó el tifón Koeman, no asimila el 4-3-3, no se siente cómodo en ataque y se vuelve demasiado vulnerable con este patrón. En cambio, en el 4-4-2, o evolucionado al 4-2-3-1, el VCF, se muestra sólido detrás, con velocidad por las bandas y buena circulación de balón entre líneas.
Emery, que entre sus virtudes tiene la de no tropezar con la misma
piedra indefinidamente, preparó para Málaga un Valencia CF muy
similar al de la campaña anterior. Él mismo sabe que su deseo de
jugar con el trivote Costa, Banega y Topal en el centro del campo,
aún está lejos de poder materializarse. De entrada, es muy posible
que sólo Ricardo Costa recambio natural del traspasado Marchena
y Soldado sean los que habitualmente jueguen de principio. El resto de fichajes partirán desde el banquillo.
En mi opinión no es que no tengan calidad para ser titulares, Topal y Aduriz marcó en la primera jornada ante la ausencia del ex del Getafe-, seguro, Soldado, de sobra…. lo que ocurre es que hay que aclimatarlos poco a poco al once. Aunque si Soldado no está en plenas condiciones, Emery apostará de nuevo por Aduriz, un hombre que está demostrando con goles y trabajo que su incorporación es todo un acierto. Vistas las pruebas previas, y con César en condiciones, el VCF apostará gran parte de la temporada por un 4-4-2, en el que Miguel, Mathieu, Ricardo Costa y
Navarro; Albelda y Banega se situarán en el doble pivote con
Joaquín, Pablo y Mata, por delante, más el punta valenciano o el
vasco por delante. La fuerza del lobo reside en la manada, que decía
Hobbes, y ya habrá tiempo de introducir cambios. Eso sí, hay que
hacer dos matizaciones previas.
En primer lugar, Vicente se ha mostrado como el futbolista más en
forma de la pretemporada. Su partido contra la Fiorentina y contra
el Lecce lo demostraron. Está vertiginoso, eléctrico, con una punta
de velocidad excelente. Yo si fuera el entrenador no tendría remilgos para ponerlo de inicio en cualquier partido por la izquierda. En su pierna izquierda sigue habiendo un guante que recuerda al de aquellos tiempos en los que Vicente era el mejor extremo de Europa, pretendido por todos los grandes e internacional con La Roja. Por eso, hay que aprovechar su buen estado de forma y sacarlo desde el principio.
En segundo lugar, hay que resolver el debate del segunda punta. Mata
se perfila como la mejor opción, por su polivalencia y movilidad
entre líneas, porque Tino Costa aún no parece preparado para esa
función y porque «El Chori» Domínguez sigue lesionado. Sin
embargo, me gustaría apuntar una cuestión importante. Para hacer una
tortilla de patatas, el ingrediente imprescindible son las patatas.
Porque si sólo ponemos aceite y huevos, nos saldrá una tortilla
francesa, o huevos revueltos, pero nunca una tortilla española. ¿Por
qué digo esto? Porque me parece una pérdida de tiempo y de esfuerzos
buscar a estas alturas un sustituto para Silva.
El Valencia sin Silva no jugará como jugaba con el grancanario. Y ya está. Es absurdo querer que Mata, Domínguez, Isco o Costa, actúen como él, o que lo hagan olvidar. No será posible. Así que el técnico no tiene que centrarse en buscar un sustituto para el de Argueneguín, sino más
bien en reconstruir el conjunto a partir de los mimbres que tiene.
El Valencia del año pasado, a imagen de La Roja, basaba su ataque en
combinaciones cortas, pase al pie, velocidad, triangulaciones,
desmarques…. en fin, todo lo bueno que son capaces de darnos Silva
y Villa…. pero hogaño hay que explotar otras virtudes. Soldado y Aduriz son dos cabeceadores formidables, dos nueves puros, al estilo de futbolistas como Santilana, Pancev, Papin o Drogba. No tienen la caída a banda ni el uno contra uno que exhibe el Guaje, pero son mortíferos en la definición. Eso sí, dentro del área o en vertical desde el centro
del campo al área. Por eso, los mayores esfuerzos del colectivo deben
centrarse hoy en llevarles la pelota en buenas condiciones para que
ellos la remachen. Y eso se consigue potenciando aún más el juego
por las bandas y los centros al área. Joaquín, Pablo y Vicente
figuran entre los mejores centradores del Viejo Continente así que
hay que recordarles que su función principal en ataque, debe ser,
correr la banda, llegar hasta el otro corner y centrar. Lo mismo que
los laterales Bruio, Miguel, Mathieu y Alba. No queramos hacer una
tortilla de patatas sin patatas, no nos empeñemos en comer tortilla
de patatas si no hay patatas.
El Valencia es un buen equipo, un conjunto potente y con una
plantilla amplia. Evidentemente no es el Barça ni el Madrid, ni el
Bayern ni el Chelsea ni el Manchester ni el Lyon. Sufrirá mucho con
esos equipos. Pero tiene sus armas para combatirlos. Y el principal
trabajo del míster es explorar al máximo sus virtudes y pulir los
errores de 2009/2010. El Valencia debe volver a la filosofía que le
proporcionó el éxito con Cúper y Benítez. Tenemos que ver un
Valencia duro y rocoso en defensa, y eléctrico en la vanguardia, con
desequibrio en las bandas y gran acierto en la definición. La
elaboración en el centro del campo será la justa, con criterio y
cambios de balón, pero sin las pretensiones de emular al Xavi
Herández del Barcelona, Las triangulaciones y las combinanciones,
como antaño, sólo las podremos ver cuando se junten Pablo, Mata,
Joaquín, Álex o Vicente, y en menor medida que el año pasado. Ya
digo, los tiempos han cambiado y debemos cambiar todos el concepto.
También la afición.
En cuanto a las exigencias, como siempre, son las máximas para un
club con solera y para un plantel entre los mejores pagados de
España. Estar entre los cuatro primeros de la Liga al final de curso,
superar la liguilla de grupos en la Champions y tratar de llegar a
cuartos, y aspirar hasta el final a ganar la Copa del Rey, son los
objetivos mínimos exigibles a esta entidad.
Lo dicho, hay vida después de Villa y Silva, pero no se engañen
señores, será diferente. No tiene por qué ser peor, pero sin duda
será distinto.
Carlos Juan Juan