De niño quise ser periodista

De niño lanzaba una respuesta certera como un disparo de francotirador de sueños a la pregunta tópica de los mayores ¿Qué quieres ser cuando seas mayor? ¿Quiero ser periodista? Sentado en la umbría escalera de mi casa “viajaba” a cualquier parte para buscar buenas historias, que luego yo, vestido como Indiana Jones, escribía en una hispano-olivetti de nuevo cuño. Me metía tanto en el papel de reportero intrépido, que el tiempo se detenía y dejaba que las historias se hicieran de carne y el corazón latía en todos los corazones que mi mundo conseguía atrapar.

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De joven preparé mis utensilios para navegar con frescura por enrevesadas junglas que escondían las noticias más deslumbrantes. Me ponía el peligro por montera y, machete en mano, me abría paso con decisión, sin miedo a ser ensartado por envenenadas flechas, ni a los colmillos más afilados, ni a una bala asesina que no conocía mi nombre. Yo siempre llegaba antes de que el fuego gritase muerte y las cenizas condenasen las historias al olvido. Sentía tanto orgullo de ser periodista que me gustaba gritarlo bajito.

 

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De joven pude viajar a lugares que jamás imaginé y me vi envuelto en docenas de aventuras que pude desenmarañar a trompicones y dejaba que el fino olfato de mi corazón portase la brújula. Siempre fui más intuitivo que listo, porque de chico supe que ese sexto sentido conocía los rincones mágicos de la lealtad y guardaba en sus cajones un sólido cabo para poder asirme.

 

De mayor sigo pensando que esta profesión que un día elegí es una dama hermosa que olvidó sus alas. De mayor me di cuenta que Periodismo es una profesión muy bella a la que todos engañan. Ya no somos esos gentleman de fina estampa, no olemos a colonia cara y nuestra sonrisa es la de los supervivientes que buscan en el barro una flor que redima sus pecados.

 

De mayor ya no pienso que el periodista es el héroe de mis sueños, que siempre hay luna llena y el peligro se frena en el último momento. De mayor miro atrás y el vértigo aparece y siempre quiero ver el mar porque quiero pensar que el horizonte es mi amigo. Perdí ese rincón de mi casa donde el calor moría y yo fabricaba héroes. Se perdieron tantas cosas en la jungla que apenas quedan más sonrisas.


@butacondelgarci 

Patricia Moratalla

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