Crematorio

Por Adrián Cordellat, periodista digital

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Misent no existe, aunque muchos han buscado a este ficticiopueblo en Google. Misent es sólo una ficción, pero podría ser uno de los muchospueblos y ciudades que bordean la maltrecha costa mediterránea. Misent noaparece en los mapas, aunque todos sabemos tras ver la serie de Canal+Crematorio, basada en la obra del mismo nombre de Rafael Chirbes, que suubicación podría estar en los quilómetros costeros que unen las provincias deAlicante y Valencia. O quizás en Murcia. O Málaga. Misent está en todas partes.


Crematorio, una de las mejores series que ha dado laindustria cinematográfica española en décadas, muy en sintonía con las másrecientes producciones norteamericanas, aquellas que muchos críticos no han dudadoen calificar como pura literatura visual, es el fiel reflejo de lo que nos hallevado a estar donde estamos. El ascenso y la caída. La codicia. Las presionesy las mafias. El blanqueo del dinero. La droga. La especulación urbanística. Laconstrucción desenfrenada.


Todo parece exagerado, pero todo nos resulta creíble.Constructores que controlan poblaciones y compran decisiones. Políticossometidos y vendidos a cambio de dinero. Mafiosos rusos actuando impunementecon el consentimiento de aquellos que les deberían detener. Conversacionessalpicadas de palabras que suenan a códigos secretos. Libretas con anotacionesque sólo contienen iniciales. Rubén Bertomeu, constructor y protagonistaprincipal de la obra, interpretado de manera magistral por Pepe Sancho, noexiste, pero uno parece encontrarse con él al leer las transcripciones de lasgrabaciones que el diario El País publica desde este lunes en referencia alescándalo político que sacude a la provincia de Alicante. Hay un Rubén Bertomeuen todas partes.


Crematorio sólo es ficción, pero a la vez es pura realidad.Nos muestra de la forma más descarnada la decadencia de la clase política, elafán de riqueza sin límites, la destrucción del litoral. Algo a lo que, sinquerer o queriendo, hemos contribuido todos. Ahora la situación económica, verlo que se manejaba detrás de los focos gracias a los muchos casos de corrupciónque han salido y seguirán saliendo a la luz, nos ha despertado e indignado. Crematoriocapta esto último a la perfección. El mundo no se divide entre buenos y malos.Todos somos actores, cada uno en nuestra medida, de esta sociedad corrompida.

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