Si hay una tecnología que se ha puesto de moda en el último año, esta es la realidad virtual. La simulación de experiencias a través de unas gafas es el aspecto que mejor se conoce de esta práctica. Pero ¿se está aplicando ya en nuestro día a día? ¿Cómo va afectarnos en un futuro? En 360 Grados Press hemos hablado con expertos en la materia para que nos acerquen estos aspectos.
Cuando Facebook adquirió la compañía de realidad virtual Oculus en marzo de 2014, esta tecnología comenzó a despegar. Se vio que era un filón que había que explotar. Hasta entonces eran pocas las empresas que estaban apostando por ella, pero a partir de aquella compra millonaria la realidad virtual comenzó a estar en boca de todo el mundo.
Para entender qué es la realidad virtual, Giovanni Cetto de TwoReality, empresa presente en España, Londres y Hong Kong, explica: “Toda la tecnología que altera la realidad cambia la forma en la que percibimos el mundo de alguna manera, pero la Realidad Virtual o VR (Virtual Reality) cambia completamente el entorno visual que nos rodea”. Por su parte, Andrés Navarro, co-founder and CTO de Nuavis añade que permite “trasladarnos a un entorno virtual simulado donde le grado de realismo nos permite sentir que sí estamos en este entorno”.
¿Cómo se crea este ambiente? Cetto indica que se utiliza una especie de cascos o de gafas muy grandes que consisten en una pantalla que se monta en la cabeza, justo delante de los ojos. Esta es alimentada por una computadora, consola de videojuegos o teléfono móvil. Gracias a un software especializado y a unos sensores se puede sentir que la experiencia resulta casi real, puesto que, a menudo, también los cascos cuentan con sistemas de sonido envolvente, permitiendo interactuar con lo que se ve de manera más intuitivita.
“La clave para que funcione es la presencia, usando el contenido y la tecnología que se encuentre a mano para engañar al cerebro con la creencia de que te hallas en otro lugar. Por ejemplo, si te estremeces al ver a un dinosaurio virtual o no quieres caer por un precipicio, esa es la presencia. Y este ha sido el desafío más grande que ha tenido la tenido la realidad virtual”, relata y apunta una cuestión muy interesante: “Nuestros cerebros son muy inteligentes al “olfatear” la presencia mal empleada, por lo que, si estás paseando por una montaña rusa virtual y tu cuerpo no siente que se mueve, el cerebro podría pensar que algo no va bien”.
Realidad virtual en el vida real
En el día a día, en nuestra vida real, esta tecnología aún no se palpa. “La realidad virtual todavía es joven”, afirma Marcelo Fernández, coordinador de proyectos de la empresa VR Projects, especializada en visitas virtuales para inmobiliarias, si bien apunta que ya hay muchas empresas de distintos ámbitos que están apostando por ella y la van incorporando a sus negocios. “Prevemos que dentro de dos o tres años, será parte de nuestro día a día al igual que el móvil o el Internet. De hecho, el móvil será clave para esto, ya que las gafas VR son el complemento perfecto para este dispositivo. En un futuro no muy lejano disfrutaremos de experiencias, eventos deportivos, conciertos o compras. El usuario se trasladará a la tienda sin moverse del sofá de su casa”, señala. Y sentencia: “Creemos que tiene un gran mercado y posibilidades”.
Según Giovanni Cetto, la realidad virtual existirá para jugar con videojuegos, para elegir un viaje (hotel, ciudad, museos, etc.), para ver una película o plataformas como Netflix o para visitar una casa en alquiler o venta. Además, en algunas empresas, los personas trabajarán con cascos VR, y toda la parte social de compañías como Facebook aprovechará la VR para realizar video calls en primera persona, vídeos 360, team building o presentaciones.
Asimismo, los dispositivos se pueden aplicar a otras situaciones de la vida cotidiana, como la formación, permitiendo la experimentación práctica de quien se está formando en un entorno controlado, tal y como indica Andrés Navarro. “En un futuro cada vez más cercano, la realidad virtual nos va a permitir simular experiencias cada vez más cercanas a la propia realidad que nos ofrezcan experimentar situaciones que, por su complejidad, coste o riesgo, no pueden reproducirse en la realidad“, destaca, y apostilla que en el ámbito de la industria, que es en la que su compañía está enfocada, se va a convertir en una herramienta de trabajo más que permita colaborar en un entorno realista y controlado al que anteriormente no se tenía acceso por su dificultad o distancia (una mina) o peligrosidad (un simulacro de incendio en un reactor nuclear).
Marcelo Fernández asegura que la gente aún desconoce todo el potencial de la realidad virtual en ámbitos como el educativo, el empresarial o de ocio. En esta misma línea se expresa Cetto, quien apunta que el usuario final “empezará a conocer el potencial cuando no se necesite utilizar dispositivos demasiado caros y cuando se encuentren online muchos más contenidos”. A día de hoy, un dispositivo de nivel medio-alto cuesta en torno a 2.000 euros, entre ordenador y gafas. Por su parte, Navarro comenta que, a pesar de que la realidad virtual esté en boga como una de las siguientes tecnologías disruptivas, “estamos en una fase de adopción temprana y la limitada oferta de contenido y aplicaciones que hacen uso de ella no ha provocado una demanda generalizada”. Eso sí, subraya que cada vez más iniciativas se irán aprovechando de sus beneficios a la hora de mejorar la eficiencia y los resultados de estos procesos.
Los expertos consultados coinciden en la importancia de esta tecnología, ya que la veremos en sectores como videojuegos, turismo, sanidad, formación y, sobre todo, en aquellas tareas en las que se pueda hacer sentir la presencia de una persona allá donde no se pueda llegar. “Tal y como un nativo digital no puede entender ahora cómo nos comunicábamos sin teléfonos móviles, no entenderemos en el futuro la realización de mucha tareas sin estas tecnologías”, concluye Andrés Navarro.
Patricia Moratalla