El TT de Gibraltar

Una crónica periodística y novelesca del género negro. De esta manera subtitulamos una reseña que llega tras haber conectado por primera vez con Juan Torca, protagonista de ‘La sirena de Gibraltar’ (Leandro Pérez, Planeta, 2017) y descubrir que la obra deja un cerco de especialización que enriquece el argumento. Porque añade ingredientes que alejan el tópico –máximo riesgo al que se enfrenta un autor al escribir una novela negra- y que mantienen al lector con la incertidumbre tradicional por el desenlace hasta el último coletazo de la historia.

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Porque el autor burgalés sabe combinar su doble condición, la de periodista y escritor, al construir una trama bien contextualizada y actualizada hasta conectarla con las redes sociales, los nuevos elementos tecnológicos a disposición del género (y de Torca) y la rapidez de las infraestructuras que hoy nos permiten hacer y deshacer entuertos en el mismo día entre Bilbao, Madrid, Marbella o el propio Gibraltar.

 

Si Juan Torca fuese real, habría sido TT en Twitter o protagonista en las tertulias radiofónicas de los que opinan de todo sin saber de nada, o un tuit habría sintetizado de forma injusta su espléndida trayectoria anónima en 140 caracteres. Desconocemos las desventuras de la incursión que precede al protagonista, la de ‘Las cuatro torres’, que leeremos; hemos comenzado por el tejado, al conectar con el personaje en su segunda versión, la que le conduce en ‘La sirena de Gibraltar’. El protagonista está implicado indirectamente y se ve forzado a desentrañar un extraño asesinato repleto de cabos sueltos y con el Peñón como principal testigo accidental de los hechos. En este punto es donde el Leandro periodista tira de galones para enmarcar de contexto la trama, de documentación periodística aplicada a las nuevas herramientas de que dispone para que su personaje haga mejor el ejercicio de detective. También para que sus compadres de agencia investigadora puedan ayudarle mejor en la misión de descubrir al autor y evitar que cometa más asesinatos.

 

El ambiente es un continuo vaivén de información bien concatenada, tejida a un ritmo vívido que alimenta la conexión del lector con la trama y transmite una necesidad de continuar leyendo hasta llegar al desenlace. Y aquí es donde el autor proyecta la virtud de novelista, porque su obra engancha y  lo hace a partir de la credibilidad que brinda un contexto bien construido, unos recursos que apoyan la investigación cargados de verosimilitud, un recorrido a alta velocidad que sumerge a su protagonista desde el Manzanares, como punto de partida, a Bilbao, Burgos, Madrid, Marbella o Gibraltar sin que ningún aspecto clave para la comprensión de la trama se caiga por el camino ante el traqueteo narrativo que proyecta.

 

Como el Falcó de Pérez Reverte, el Torca de Leandro Pérez tiene cuerpo para aguantar unas cuantas historias más. Tan entrañable como distante, tan cenizo como suertudo, a buen seguro que deparará nuevas desventuras en próximas entregas novelescas. Quién sabe si de fútbol –por qué no, Leandro- o de más póker, pero sea en el marco que sea, probablemente quedará justificado por un contexto periodístico, por la verificación del dato que confiere credibilidad a la historia de ficción, por las aplicaciones conectadas a las novedades que marque la sociedad en el uso y manejo de las plataformas tecnológicas. Las mismas que pueden convertir en TT un mensaje en Twitter cuando éste no es un DM.

 

Queremos más Torca. Queremos más novelas negras trabajadas como ‘La sirena de Gibraltar’. Porque gusta dar con obras así, que no te sueltan hasta que las terminas.


@os_delgado o @360gradospress

Óscar Delgado

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