El molde de las masas

Una trayectoria de casi 40 años para conseguir cumplir el vaticinio que lanzó Depeche Mode hace 30, con su ‘Music for the masses’, en un escenario tan exigente a priori como benévolo, San Siro (Milán). Un concierto expresión de cómo el oficio de quienes saben hacer del concierto una representación con tablas es suficiente para salir airosos, con buena nota. ¿Así de sencillo?

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Para alguien acostumbrado a pisar la alfombra depechera no encontró nada nuevo bajo el sol. La singularidad del show en directo de Depeche Mode sabe mantener, por encima de una piel pelleja, la complicidad de sus directos –adquirida en gira de 1993, Devotional Tour-, con ingredientes tan veteranos como el mantener un diálogo con el escenario, inocular al aire libre el tono remember de su último trabajo, Spirit, y diseñar un repertorio que sabe lo que es el esquema ‘introducción-nudo-desenlace’.

 

Están trillados. Su experiencia, incluso la de su auditorio, se nota. Depeche Mode no sorprende con nada, aunque triunfa como siempre en conexión con la fibra sensible de sus seguidores de siempre, a los que no molesta el esquema tradicional de sus conciertos (novedades poco cantadas + clásicos + Martin Gore al habla + novedades + clásicos de propina); y con los que se han subido al autobús depechero con el paso de los años, que aplauden sus temas tradicionales con devoción y silencian su presencia con las exigencias comerciales del guion que los congrega en un estadio.

 

Going backwords en 2017 es tan práctico para abrir un concierto de masas como lo fue Welcome to my world en 2013, la gira que empujó a Depeche Mode a atreverse con los conciertos en grandes formatos, en estadios como el de San Siro del pasado 27 de junio, en el que estuvo 360 Grados Press como testigo. Spirit es mejor álbum que Delta Machine. Con todo, en la bifurcación entre los depecheros de siempre, los de ahora y los de Violator, los temas que excusan giras cumplen su funcionalidad: conectar con cada uno de sus devotos, desde los más veteranos a los noveles. Que lo consigan no significa que para hacerlo nazcan hoy temas similares a los que siempre han permitido a Depeche Mode caminar hacia las masas.

 

Quizás So much love –interpretada en segunda posición de su repertorio milanés-, tiene cuerpo de hit pero en directo demuestra aún no serlo. La canción podrá marcar un nuevo antes y un después en la discografía depechera, como consiguieron estos otros temas traídos a la palestra milanesa: Everything counts, I feel you, Personal Jesus, Enjoy the silence, In your room, Stripped, Walking in my shoes…, pero sobre todo los “martingorianos” Somebody o A question of lust, interpretados tan trémulos como de costumbre por mister Martin L. Gore, pero que conectaron como nunca con el público, acostumbrado a reposar antiguamente con las canciones del narrador de letras de la banda. Hasta tal punto, que Dave Gahan tuvo que dar continuidad al fervor del graderío hacia su compañero antes de retomar la voz de sus canciones.

 

Temas que, como marca el guion y la tradición de conciertos de Depeche Mode, dejaron el terreno preparado para enlazar gustos de hoy y de siempre; fans del siglo XXI y del XX; devotos y religiosos de la causa depechera.

 

Porque estar en San Siro para alguien que comenzó a seguir a Depeche Mode a finales de los 80 significó asistir a la hipérbole de un grupo de masas cargado de intimidad devota, tan incompatible como posible. Porque ver a Depeche Mode en San Siro –o haberlo hecho en los conciertos que ofreció en otros estadios en 2013- es la prueba de que la celebración negra e íntima de su pasado ha cogido la forma de la masa; ésa que vaticinó el grupo en el nombre de su quinto álbum de estudio, ‘Music for the masses’ (1987), 30 años antes de su concierto de Milán y cuando sólo se podía imaginar a Depeche Mode en un estadio si era en el Rose Bowl de Pasadena (1988), que significó su 101, con el que comenzaron a conectar con las masas, antesala de Violator (1990), ese gran álbum que catapultó a Depeche Mode a las radiofórmulas.

 

Son tan regulares que pasan por encima de sus nuevas canciones, del álbum que justifica la gira y de los fans. Saben latín sobre el escenario y se atreven con las masas porque prescriben música para todos. Cada vez más son emblema de generaciones que valoran una experiencia tan trabajada y con tanto oficio como la vivida en San Siro.

Van solos. El molde es suyo.


@os_delgado

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