Manolo Tena se reencontró con su público hace unos días en Bilbao después de un largo paréntesis. Está de gira presentando Casualidades, que sonará también en Barcelona este jueves, en el Teatro Monumental de Madrid el 31 de octubre, en Murcia el 6 de noviembre y el 20 de ese mes en Zaragoza. Hablamos con él.
Mañana se sube al escenario de la Sala Barts de Barcelona, una ciudad que dice siempre le trató bien. “Estoy un poco desentrenado, pero tranquilo y confiado”. Tras ocho años en silencio la voz particular de Manolo Tena y sus letras empapadas de poesía vuelven. Su nuevo disco, “Casualidades”, ve la luz junto a un documental con el mismo nombre sobre su vida, donde aborda su problema con las adicciones. Grandes artistas y amigos han colaborado en este proyecto audiovisual donde, por cierto, no aparece Joaquín Sabina porque “no hubo tiempo”. “Somos amigos y siempre me ha ayudado; estamos cumplidos”, explica Manolo Tena a través del hilo telefónico.
¿Qué es lo que más ganas tenías de contar con este disco?
Los tiempos han cambiado y yo creo que este disco nuevo relata un poco estos ocho años en los que decidí retirarme de la industria, que yo estaba en quiebra y creía que ya había hecho lo que tenía que hacer artísticamente. La verdad es que no sé hacer otra cosa. Yo he nacido para cantar y escribir. No tengo carné de conducir, así que necesito a alguien que me lleve en coche, en tren o en avión. Yo, a cambio, hago canciones.
¿Hay algo que querías reivindicar con tu vuelta?
Uno siempre escribe porque necesita escribir para contar algo a alguien y si no, no escribiríamos, ni haríamos canciones ni nada ¡ni hablaríamos! Porque si todo estuviera dicho, y la gente ya supiera lo que necesitamos los unos de otros
Creo que las canciones son de amor, pero de un amor que ha ido cambiando a lo largo del tiempo y ya no es el de chico enamorado de chica que sufre porque ella le ha dejado o él a ella, sino más bien de amor incondicional. Es un amor a la vida. ¿Cómo te diría? Es un amor consolador. Yo, por lo menos, con el paso del tiempo, he descubierto que estamos más bien de paso y que las cosas duran lo que duran.
Hay canciones que has escrito para artistas como Luz Casal, Ana Belén o Miguel Ríos que son eternas.
He compuesto para gente muy importante. ¡Para amigos! He tenido esa suerte. Yo siempre digo que hacer canciones es como hacer trajes. Y creo que algo he hecho bien porque en el documental de “Casualidades” hablan bastante bien de mí, lo cual quiere decir que el traje que les hice parece ser que les gusta y es duradero.
¿Qué sientes cuando ves el apoyo que te brindan en ese documental?
Me han visto a mí luchar contra mi adicción y salvar la vida, porque hay muchos que se han dejado la vida en el empeño. No demuestran ni más ni menos que el cariño y la comprensión que tienen hacia un amigo suyo de profesión que ha luchado. Y aquí estoy, hablando contigo, haciendo una gira, presentando un disco
Los amigos se alegran de que a sus amigos les vaya bien y superen los problemas. Eso es lo que yo veo de ellos. Veo mucho cariño. Pero también yo siempre he luchado por salir de ahí. Y, en cierto modo, me muestran respeto. ¡Como el que les tengo yo a ellos como profesionales!
¿Hay algún tema que compusieras para otros que recuerdes con especial cariño?
Hay una canción de Luz Casal que se llama Jazmín, pero también hay otra que hice para Joaquín Sabina que se llama La III Guerra Mundial, que en estos momentos podría ser aplicable: los verdes culpan a los amarillos y éstos a los azules y prepárate porque viene la III Guerra Mundial. Por ciertas anécdotas a todas les tengo un cariño especial. Me gusta mucho la canción que canta Miguel Ríos que dice la bruja de Blancanieves y su manzana probar no debes y es como su sonrisa de Mona Lisa detrás del antifaz. Son letras que ahora recuerdo y digo: ¡pues qué bonitas!
¿En qué rincón sueles componer?
Cuando puedo me voy a mi jardín verde amarillo y allí escribo mis versos. Pero, mira, estoy en el hotel y si me vuelvo aquí hay un cuaderno con un lápiz y unos caramelos. Entonces escribo en estos cuadernillos y luego los junto. Otras veces salen canciones. Pero vamos, en general, en cualquier sitio. Últimamente lo que hago es mandarme whatsapp a mí mismo para que no se me olviden las cosas.
¿Hasta qué punto la poesía y la música son una buena pareja?
Lo bueno de la poesía es que desde el momento en el que tú pronuncias algo en voz alta tiene unas notas musicales. Y si las sabes encontrar hacen una pareja extraordinaria. Para mí “poesía” es una palabra que significa muchas cosas. A veces hay gente que escribe libros en prosa que son poéticos y luego hay algunos que se creen que están escribiendo poesías, no voy a citar nombres, y lo que están escribiendo no es poesía, sino tonterías. Es decir, como decía Antonio Vega, no hay nada mejor que componer sin guitarra ni papel. Todo lo que sea describir emociones, comunicarle a otro cómo te sientes
me parece que eso es muy poético y muy musical a la vez.
Retomemos el documental en el que hablas de tu adicción a las drogas.
Hablo de adicción, no de las drogas. Lo que pasa es que si eres adicto y te toca vivir una época como la que nos tocó, convulsa, del Franquismo y el postfranquismo, y eres adicto, pues estás jodido. Porque no es lo mismo ser adicto al café que ser adicto a las drogas porque acaban contigo mucho antes. La enfermedad que yo tengo está mal vista socialmente. Hay mucha gente que lo tiene que hacer todo como en secreto y no puede ser tratado de una manera médica correcta porque es una enfermedad que socialmente
No hablan de una persona que tiene un problema de salud, dicen que es un yonki de mierda.
¿Por qué decidiste rodar este proyecto?
He sido una persona que ha padecido la persecución social y a la que todo el mundo ha considerado que pertenecía a una generación de drogadictos. Digamos que tenía muy mala prensa. A mí se me está juzgando porque un día estuve borracho en una actuación, yo creo que es injusto no tener un abogado defensor, porque en todos los juicios tiene que haber un fiscal y un abogado defensor. Yo no tenía abogado defensor. En este documental, digamos, que he aprovechado para buscarme uno.
En los años 90 estabas en la cresta de la ola. ¿Valoras ahora mucho más que entonces las pequeñas cosas?
Cuando eres joven eres inexperto y cuando eres mayor ya tienes un poco más de experiencia. Ahora mismo valoro las grandes cosas y las pequeñas cosas, pero he aprendido a dejar en su justa medida las que antes me parecían muy importantes. Ahora me parece mucho más importante darme un paseo por la Rambla que tener mucho dinero. Infinitamente. Cuando he tenido más dinero es cuando más infeliz he sido porque era cuando más arrebatadamente me agredía mi enfermedad.
¿Y ahora estás en paz, al menos contigo mismo?
Yo me levanto cada día a vivir el día de hoy, aunque no dejo de tener proyectos de futuro. En mi carrera está más que demostrado que soy un artista para la historia del rock&roll español, pero también lo valoro en su justa medida. No voy por la calle diciendo “mírame, soy Manolo Tena, ponte de rodillas y hazme una reverencia“. Casi prefiero pasar desapercibido y dejar mi obra ahí y que otra gente a cambio me haga un buen café con leche con un croissant (risas).
¿Tienes algún lema en la vida?
Todo es más sencillo, sería el lema.
Ana Bellido