Ana Torrent
Ana Torrent sorprendió con 6 años en 'El espíritu de la colmena', deslumbró con 'Tesis' y ahora llena de tensión los teatros con Todas las noches de un día. Fotos: MARGA FERRER

“Cuando leí el guion de ‘Tesis’ no dudé en aceptar”

David Casas
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Comenzar una carrera de actor con seis años debe ser difícil en la actualidad, pero hace más de 40 años la situación era bastante más complicada debido al desconocimiento sobre una industria vista desde la mirada de un menor que todavía no distingue bien la fantasía de la realidad.

Justo eso fue lo que le sucedió a la actriz Ana Torrent, que recibió grandes alabanzas por su papel en El espíritu de la colmena, de Víctor Erice, a pesar de no saber muy bien qué había conseguido. Después llegó Tesis, que la encumbró junto a su director, Alejandro Amenábar, por una película que supuso una novedad argumental importante hasta la fecha (los años 90) en España por su tratamiento del cine de género snuff.

En la actualidad gira por los escenarios de toda España con la obra Todas las noches de un día, de Alberto Conejero, en la que interpreta a una mujer desaparecida para el mundo, pero que trata de descubrir qué pasó a nivel sentimental entre su jardinero y ella.

¿Qué nos puedes contar acerca de Todas las noches de un día?

Mientras la policía intenta descubrir el paradero de Silvia, el jardinero es interrogado y, junto a ella, trata de descifrar qué pasó entre ellos. La obra invita al público a que piense y saque conclusiones: si hubo amor, cómo fue, la diferente manera de entenderlo de cada uno, las heridas que arrastra, etc.

¿Qué te da el teatro que no te aporte tanto el cine y la televisión?

El teatro te da una energía muy potente en la libertad y en el dominio que tienes sobre toda la historia como actor. Cuando se levanta el telón estáis el público y tú, sin más, y ese viaje que se emprende cada día con ellos es diferente y apasionante. Aunque, el cine y la televisión tienen algo mágico también en la imagen. Me gustan los tres soportes: me gusta una historia y un personaje que me atraigan. Me preparo el trabajo de la misma manera. Son lenguajes diferentes. Pero, como actriz, puede que sea más gratificante el teatro, porque acabas y terminas el viaje.

Empezaste a actuar siendo muy pequeña. ¿Cómo se vive esta profesión desde los ojos de una niña?

Ni mis padres ni yo elegimos empezar en el cine, por lo que mi caso es diferente. Fue Víctor Erice el que me hizo unas fotos en el colegio y me eligió para El espíritu de la colmena. Para mí con seis años era como una aventura, donde yo dejaba el colegio y me iba a un mundo misterioso de mayores, cuando yo confundía todavía a veces la realidad y la fantasía. Por ejemplo, cuando rodé en la película con el personaje de Frankenstein, me puse a llorar y no quería hacerlo: no me podían convencer de que era un actor maquillado.

¿Cómo fue trabajar con Fernando Fernán Gómez?

Yo no hacía diferencia entre unos actores y otros. Solo sabía que él hacía de mi padre. Era un juego, no tenía nervios por saber quién era.

¿Qué supuso para ti a nivel interpretativo trabajar en Tesis, que entraba en el turbio mundo de las películas snuff?

Supuso mucho en mi carrera y en el mundo del cine, ya que no se hacía ese tipo de películas en España. Cuando leí el guion de Tesis no dudé ni un segundo en aceptar: me enganchó y me impactó.

¿Cuál es el panorama actual de las actrices de más de 40 años en España? ¿Hay más trabajo que antes para ellas?

Al haber más plataformas en las que trabajar, hay más posibilidades, pero aun así sigue siendo muy complicado a partir de una edad. El trabajo para las actrices a partir de los 40 cae en picado, porque no hay historias ni personajes potentes para mujeres de una madurez. Las actrices intentan alargar la carrera y la juventud lo máximo posible tapando arrugas o con operaciones, etc. Porque somos conscientes de esta situación. En la televisión americana veo más personajes chulos para mujeres mayores, como pasa en nuestro teatro. Espero que, en España, poco a poco, vaya pasando igual.

¿Qué consejos te gusta dar a los jóvenes estudiantes de interpretación que comienzan en la profesión?

Los actores jóvenes ya saben que esto es una carrera de fondo, que hoy estás arriba y dentro de tres años no se acuerda nadie de ti. Que hay que tener constancia y aguante, amar mucho la profesión, porque no es fácil: hay muchos momentos de incertidumbre. La gente se cree que los actores viven muy bien, pero esos son solo cuatro. ¡La cantidad de actores que hay que ni siquiera comen de esto! Además, somos profesionales con inseguridades y crisis, porque trabajamos con nuestras emociones.

¿Tienes más proyectos a la vista?

Todavía no. De momento, tenemos una gira larga con la función de teatro, que estoy disfrutando de lleno. Luego habrá proyectos, pero que no se pueden contar de momento.

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