La geolocalización ha facilitado a los sibaritas de la gastronomía la tarea de encontrar el sitio perfecto para su deleite e, incluso, viajar en función de él. Aunque algunos románticos se quedan con la ilustración como medio para acercarse a los jóvenes internautas con la ayuda de las redes sociales.
Hace algunas décadas, cuando te planteabas visitar una ciudad o un país, lo hacías en medio de un limbo informativo entre lo que habías leído en los libros y lo que te habían contado o te había recomendado la agencia de viajes. Reconocías por foto los paisajes, los monumentos artísticos, la arquitectura. Pero en lo que a gastronomía se refiere ibas un poco a ciegas. Y llegabas al destino con una vaga idea de lo que ibas a poder comer, pero pocas veces dónde o a qué precio.
Ahora el problema ha desaparecido y no solo es fácil encontrar los mejores sitios en los que pegarse un festín a buen precio, sino que muchos turistas priorizan la ciudad en función de la cocina que van a tener la oportunidad de probar.
Estas facilidades de búsqueda y de decisión las ofrece la geolocalización, es decir, la capacidad que tienen algunas páginas webs y aplicaciones para obtener una ubicación geográfica real de un punto concreto en un mapa digital a través de internet. Un sistema de posicionamiento enfatizado en la determinación de un lugar y no solo por un conjunto de coordenadas geográficas, que facilita a los sibaritas de la gastronomía la tarea de encontrar el sitio perfecto para su deleite.
Este mecanismo beneficia a las dos partes implicadas en la búsqueda: al cliente, que puede encontrar sus platos favoritos en el país que desea a precios adaptados a él y bajo recomendaciones que le ayudan a decidirse, y al restaurante/hotel, que recibe un mayor tráfico a su web, lo que se puede traducir en más clics y en más reservas. Por no hablar de la ciudad, que puede mejorar, de rebote, su economía gracias a la afluencia de turistas experienciales.
Ya existen en la red infinidad de herramientas que sirven de filtro o de intermediario entre el cliente y el establecimiento a través de la búsqueda por geolocalización y que ofrecen beneficios a ambos actores para potenciar su participación. Como Foursquare, que permite marcar lugares específicos donde uno se encuentra e ir ganando puntos por descubrir nuevos entornos. Así, ayuda a encontrar los mejores sitios para comer, comprar o visitar en cualquier ciudad del mundo, entre los 75 millones de consejos breves de expertos locales de los que ya disponen.
O herramientas enfocadas específicamente a lo gastronómico como las aplicaciones El Tenedor o Fever, que proporcionan un altavoz online a los restaurantes y bares y descuentos en forma de puntos a los comensales por cada reserva realizada a través de las plataformas. Un método a través del que se acercan, sobre todo, al usuario que más se vuelca en las nuevas tecnologías para encontrar lo más barato: el joven.
Para los amantes de los mapas
Pero también hay espacio para amantes de lo que ahora sería vintage, es decir, que se acerca a los medios tradicionales, pero sin dejar de lado la difusión online. Como Uniplaces, un portal online dedicado a la reserva de alojamiento para estudiantes en más de 30 ciudades europeas, que ha creado unos mapas gastronómicos que ofrecen la oportunidad a los jóvenes de conocer un nuevo destino a través de sus platos típicos de una manera atractiva, divertida y muy ilustrada. A través de las redes sociales han dado difusión a planos sencillos dibujados por la empresa, con cada elaboración marcada en su ciudad de origen en países como Francia, Alemania, Reino Unido, España y Portugal.
Una idea que recupera las ilustraciones tradicionales y las acerca al público joven para darle a conocer la gastronomía más representativa de la ciudad del país en el que va a vivir durante sus estudios. Eso sí: no descarta la posibilidad de hacer el proyecto más grande a través de la geolocalización. Mantendremos nuestros paladares alerta por si acaso.