Parecen irreconciliables estos atributos pero la Santa Market ha creado una realidad diferente. Un nuevo concepto de ‘market’ en el que se dan cita más de una veintena de foodcorners, estilistas, artistas y vendedores de diseño. Los establos albergan marcas únicas con historias humanas detrás, a las que hemos podido acceder desde 360 Grados Press.
Santa Cristina de Aro (Girona) acoge durante los meses de julio y agosto un evento musical, gastronómico y artístico, en el que está presentes propuestas variopintas de artistas, artesanos y diseñadores, que exponen piezas singulares en un entorno que recuerda por su estética al conocido festival Coachella rodeado de vegetación, que se celebra en California.
Nos adentramos en el recinto. Avistamos caballos, cabañas y carpas de las que cuelgan telajes con una blancura inmaculada que vuelan al son de la brisa del Bajo Ampurdán. El ambiente es formidable, se oyen a los niños jugar con los ponis, a numerosos franceses, ingleses y holandeses pasear por los diferentes stands y alabar con gusto los productos artesanos: “Oh, its amazing!”, exclama uno de ellos. De fondo suena una de las voces consagradas de la escena folk-pop catalana, Blaumut, que da el pistoletazo de salida a la jornada nocturna para recibir más adelante a Ramón Mirabet, Mazoni, Dolo Beltrán, Gemma Humet y otros muchos que también pasarán por el escenario idílico de La Santa.
Mientras, los compradores aguardan con paciencia su turno. Poco o nada tiene que ver con los mercadillos convencionales. La Santa deja paso al gusto, a lo más chic, a la filosofía slow, mediante la que los asistentes contemplan con expectación y admiración los elementos artísticos que tienen ante sus ojos. Pero entre toda la multitud de carpas agazapadas con simbología de ciervos, colores vibrantes y vestidos ibicencos, destaca una decorada con una explosión de color, brillante, lúcida, que deja entrever un mobiliario para el hogar que incita a sentarse. Las telas tejidas que se desprenden del banco ofrecen diferentes estampados. Son tejidas a mano y producidas en India, según nos cuenta la fundadora de Viva Bombay, Marta Puig. “Creemos en la necesidad de ofrecer un producto único, diferente, original pero siempre con las mayores estándares de calidad, que cada vez reducen más las multinacionales”, explica.
Al lado de la misma, hallamos otra completamente diferente tras la cual se esconde esta mujer emprendedora. Con una estética más sobria, elegante y lujosa, nos llama la atención por el brillo de sus collares que relucen desde metros de distancia. Se esconden bajo unas piedras de color gris oscuro que hacen que le dan más luz si cabe a los collares, las pulseras y los pendientes que venden. Bajo el nombre de Isabel Sandoval Bcn encontramos una historia que nos entusiasma. Comenzaron por un impulso, querían exprimir el arte de vivir lo ético y a la vez estético.
Llevan creando desde hace una década y en todo este tiempo han desarrollado más de seis marcas de ropa y de complementos, desde planteamientos alternativos, cuyos beneficios destinan a proyectos de empoderamiento de la mujer. “Mi abuelo comenzó su andadura en el mundo de la joyería en la Barcelona de la posguerra en los años cincuenta. El taller familiar se especializó en cadenas manuales produciendo la mejor “milanesa” artesanal de la época. Con el tiempo, nos adaptamos a los tiempos y convertimos aquel taller en una mina de producción de alta bisutería. Bipuig abasteció y formo parte de empresas emblemáticas de su época, Gilco, Bisuca, ZRC y otras muchas”, comenta Marta Puig.
Años más tarde, el cambio social les ha motivado a apostar de nuevo por el retorno a lo artesanal. En sus talleres diseñan joyas “inspiradas en los contrastes de su entorno, el bullicio de las calles barcelonesas y el silencio de la pineda mediterránea, siendo fieles a un concepto de vida slow y pensando siempre en las mujeres que aman“, según relata.
Apuesta gastronómica cultural
Pero el certamen no sólo trae consigo espectáculos de música y un mercado de lujo donde se pueden encontrar marcas singulares, diferentes, que ofrecen un producto totalmente distinto a lo convencional, sino que además brinda una oferta cultural gastronómica muy variada. Así, se intercalan varias tradiciones detrás de los fogones de las roulottes como la mexicana, la argentina, la japonesa, la italiana, la mediterránea e incluso, la catalana. De esta manera, no es difícil encontrar platos para todos los gustos.
Por otro lado, está adaptado para todos los públicos y en especial para los niños, ya que ofrece actividades y una programación musical que reúne a los grandes nombres del panorama indie-folk, los cuales ofrecerán conciertos gratuitos a diario durante todo el verano. La Santa Market es un escaparate alternativo de la mejor oferta comercial, lúdica, gastronómica y cultural de la Costa Brava en un entorno natural único.
@ingabarda
Inma Gabarda