“La calle es la mejor pasarela del mundo”

Hablamos con Manuel García, director creativo de la firma española García Madrid, cuyo trabajo se centra en la sastrería del hombre. La marca está de celebración, y no es para menos, pues va a estampar un diseño suyo en todo el merchandising del Ballet Nacional de España.

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Creció en su Jaén natal con el sonido de los pedales de las máquinas de coser del taller de confección de sus padres. Por aquel entonces todavía no sabía que dedicaría su vida a la sastrería, pero la moda siempre le rondó por la cabeza. “Es algo que ha estado ahí, latente, más o menos visible. Una vez que me lancé, ya voy a muerte con esto”, explica convencido. Manuel García, director creativo de la firma García Madrid, reinventa en cada colección la sastrería masculina. Ofrece una charla amena, acompañada de risas en bastantes ocasiones y sin preocuparse por el reloj. Ahora está “muy, pero que muy contento” porque su propuesta para el BNE acaba de ser premiada.

 

¿Qué representa este reconocimiento tan ligado al arte?
Somos una marca muy relacionada con el mundo del arte. Yo personalmente tengo mucha vinculación con los círculos artísticos y trabajar con una compañía como es el Ballet Nacional, con un bagaje tan importante y con tanta repercusión mediática, es todo un honor. Nos va a dar muchísima visibilidad internacional.

 

 

¿Por qué la falda de volantes y las castañuelas como base del diseño?
Cuando partimos de la idea para crear esto, contemplamos que el merchandising tiene a veces limitaciones en cuanto a la forma de fabricarlo, y eso tienes que tenerlo muy en cuenta para diseñar. Quisimos crear un mensaje claro, entendible e internacional para que todo el mundo lo entendiera. Para nosotros el vuelo de las faldas de las bailarinas representa la libertad total. Y las castañuelas ya las utilizaban los egipcios, son muy mediterráneas y para mí son un instrumento nacional ancestral.

 

El arte, la moda y la fotografía se entrelazan en Paraíso, la revista que ha lanzado la firma. ¿Qué te llevó a fundar la publicación?
La inquietud, las ganas de hacer cosas, el no poder parar. Es una buena forma de compartir todo lo que nos gusta. No es una revista corporativa ni una revista-catálogo de la marca. Dentro de la empresa, que es García Forever, planteamos hacer una publicación de papel para hablar de las cosas que nos mueven, de gente con la que tenemos relación creativa, que hace cosas interesantes. Siempre tenía en la cabeza hacer algo en papel. El primer número fue complicado y el cuarto, que lo estamos preparando ahora, lo vamos a lanzar ya a nivel internacional. Vamos a distribuir por las principales ciudades del mundo. Siempre hemos apostado por un formato bilingüe, pero ahora va a tener predominancia el inglés.

 

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Cuéntanos sobre tu equipo de trabajo...
Nuestro equipo es muy amplio. En plantilla fija somos seis, pero luego trabajamos con grandes profesionales: patronistas, modelistas… Somos una empresa pequeña, pero acompañados por un equipo gigante. Aquí hacemos todos de todo. No nos sirve una persona que haga sólo una cosa. Si no hay comunicación, no hay trabajo. La comunicación te permite desarrollar y crecer.

 

Tu línea es pulcra, al tiempo que detallista. ¿Qué te obsesiona de las prendas?
El acabado y la calidad; que todo esté en su sitio, que todo sea perfecto. Si una prenda no queda perfecta, mala prenda. Que cuando te la pongas digas: ‘¡Guau, cómo me realza y me mejora!’ Y que te dure para toda la vida. No creemos en la filosofía de usar y tirar. Esto que se ha llamado democratización es marketing para usar y tirar. Nos encantaría que cada día nos compraran un total look para cada ocasión, pero queremos que la ropa dure, que se combine y que se use.

 

A la hora de crear: ¿partes de una idea o de un tejido?
De todo. No tengo limitaciones. Puedo partir de algo que he visto en la calle, de un fugaz reflejo en mi mente… Pero es cierto que me gusta partir mucho de los materiales, ayuda bastante a encaminarme porque ¡es tan difícil imaginarse una prenda si no sabes con qué lo vas a hacer! Necesito tocarla, pasarla por la mano. Si no tienes harina, ¿cómo haces pan?

 

¿Cuáles son, por cierto, tus tejidos preferidos?
Lana, cashmere y los algodones premium. Me gusta lo natural. Hay piezas en las que tienes que utilizar tejidos sintéticos industriales, como por ejemplo en los  impermeables, donde necesitas echar mano de la técnica pero, si puedo, prefiero partir de los hilos naturales.

 

Tus creaciones se basan en la sastrería convencional. ¿Cómo es posible dar un giro actual a lo que precisamente parte de la tradición?
Ahí está nuestro toque. Parto de la sastrería tradicional, pero no hago cosas estéticamente muy tradicionales. El giro lo das observando el mundo que te rodea. Si no vives en el momento que te ha tocado vivir, no puedes hacer nada nuevo. Yo diría que la primera clave es usar la prenda para tener la experiencia y vivirla tú. A partir de ahí, tienes que observar. Esto es lo que me gusta: Cómo va la gente, qué pide… La mayoría de las colecciones, cuando las creo, estoy pensando en la gente de a pie. Veo piezas a lo mejor superdeportivas, que las lleva alguien que sale del gimnasio, y pienso: ‘¿Cómo puedo incluir ese detalle en la sastrería sin que quede como un chándal?’ Eso es parte de la investigación. Por otro lado, el color es muy importante. El mío es el azul, me siento cómodo con él en todas las variedades. Pero intento aportar también con el colorido. Hay que darle a la vida un poco de color. Además, vivimos en un país donde hay mucha luz, que anima a una am[Img #22194]
plia gama cromática.  

 

El “ADN” de tus creaciones es meramente masculino. Ahora bien, ¿te sirves de algún toque femenino en tus colecciones?
Observo todo, el mundo masculino y el femenino. El toque femenino es intentar ver cosas que las mujeres verían en la ropa de hombre. Que encandile. No hay que olvidarse de que el mundo femenino es muy importante en este sector. En el del hombre hay una frontera muy complicada: entre lo estridente y lo rancio. Hay que tener un equilibrio. Todas las prendas que hago me las pongo… o me las pondría ¡porque tengo un armario normal en cuanto a tamaño! (risas). Pero todo lo que hago para la colección me lo pondría cómodamente. A veces eso es lo que me limita o me tira para atrás para no hacer cosas de mujer. Para mí, lo complicado es hacer mujer. Me cuesta muchísimo hacer algo que no me vaya a poner yo…

 

¿Qué es para ti la inspiración y de dónde nace?
La inspiración es el trabajo diario, el esfuerzo, el probar, equivocarse y mejorar. No existe una varita mágica.

 

¿Tiene más fuerza para ti la calle que la pasarela?
Veo lo que hacen otros en la pasarela porque me gusta ver cómo trabajan para ver si puedo mejorar. Pero para mí la inspiración más importante es la calle. Soy un gran observador. Me gusta ser espectador. Voy por la calle y voy mirándolo todo, no puedo ir con la cabeza gacha. Por eso llevo gafas de sol (risas). No lo puedo controlar ni limitar, me encanta. ¡Y a veces lo tengo que explicar! Porque miro a alguien de arriba a abajo y simplemente estoy sacando la talla, mirando los detalles… La calle es la mejor pasarela del mundo. Es maravillosa, la calle es divina. Un ambiente distendido, la gente socializando y yo sentadito mirándolo todo.

 

Además de las tres tiendas en la capital de España, cuentas con otra más en Santiago de Chile. ¿Por qué escogisteis esa ciudad para abrir el primer establecimiento físico en el extranjero?
Chile es un país maravilloso, al que nos unen muchas cosas. Simplemente surgió y en él estamos estupendamente. Es una franquicia, la han abierto unos chicos. Estuvimos hablando por e-mail. ¡Bendito internet! Vimos que buscábamos lo mismo, vinieron a España, conocieron la colección, por eso es muy importante tocar las prendas, y dijimos: Vamos a hacerlo. Y está siendo un éxito.

 

Toda tu producción está fabricada en España, Italia y Portugal. ¿Seguir trabajando en Europa es una de las líneas rojas infranqueables?
Somos una empresa con responsabilidad social. Sólo trabajamos en sitios donde todo el mundo esté contratado y con condiciones laborales decentes. Además, lo tenemos todo al lado y no es nada opaco. Para trabajar con un nuevo proveedor, siempre lo visitamos, vemos su fábrica, si tienen responsabilidad con el medio ambiente… En Italia, fabricamos seda, calzado, cashmere, corbatas, pajaritas… En España hacemos mucho: toda la camisería, el punto, los accesorios… Y en Portugal, la sastrería.

 

En líneas generales, ¿crees que el hombre español todavía tiene ciertos complejos para expresarse a través de la moda?
Yo creo que no. Creo que es un mito fácil al que agarrarse. Los hombres españoles sabemos lo que queremos y nos lo ponemos. La gran liberación de la moda masculina es que vamos a comprar solos. Además, tenemos mogollón de información.

 

Se suele decir que en el armario de una mujer no pueden faltar unos vaqueros y un vestido negro. ¿Y en el de un hombre?
Una camisa blanca, un traje navy y zapatos negros. O deportivos blancos.

 

¿Cuál es tu prenda fetiche?
Un buen traje. Me encanta, me siento cómodo. Te levantas una mañana, no sabes qué ponerte y dices: un traje.


@Lorena_Padilla

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Laura Bellver

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