Los dragones que viven al lado de las Flores

Son considerados los lagartos más grandes del planeta y su aspecto es tan aterrador como su forma de matar. Los dragones de Komodo se pueden ver hoy en día en las islas de Komodo y Rinca. Totalmente libres, descansando bajo el sol, casi sin moverse, parecen estatuas impasibles al paso del tiempo.

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Contemplarestos animales en persona y en libertad – temibles y fascinantes a partesiguales- es una experiencia única. Una de las puertas que nos llevan a suparaíso está en Labuan Bajo, en lasIslas Flores. Desde este pequeño pueblo -que por más que se busque, no escondeningún encanto- se puede alquilar uno de los barcos que se encuentran en supequeño y destartalado puerto.


Estasembarcaciones sin grandes –ni pequeños- lujos surcan un mar cristalino que enocasiones deja a la vista de sus tripulantes una tímida tortuga marina o unacuriosa manta de tres metros de longitud. El periplo hasta la Isla de Komodo, dedonde son nativos estos lagartos gigantes, es un maravilloso escenario donde sesortean islas diminutas bañadas por un mar transparente que esconden laberintosde corales e innumerables peces de colores.


Muchas delas excursiones contratadas en Labuan Bajo incluyen -antes de adentrarse enterritorio de dragones- paradas en cualquiera de estas pequeñas islas parapoder disfrutar de uno de los mejores lugares del mundo para hacer snorkel.


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La Isla deKomodo alberga el mayor número de estos animales también llamados monstruos de Komodo.  Su tamaño,con una longitud media de entre dos y tres metros, y su peso, unos 70 kilos, juntocon su conocida agresividad hacen de este reptil uno de los más temidos delplaneta. Aunque se alimentan principalmente de carroña, también cazan y tiendenemboscada a sus presas, que incluyen invertebrados, aves y mamíferos.


Un veneno letal

Se tenía la creencia de que susaliva, cultivo ideal para virulentas bacterias, era el arma con la que losdragones mataban a sus presas. Sólo tenía que arremeter un mordisco limpio auna de sus víctima y las bacterias – con un poco de tiempo, quizás días- haríanel resto. El dragón sólo tenía que seguirle paciente hasta que se muriera parapoder saborear su suculento banquete.  Almenos eso se pensaba – y algunos siguen pensando- hasta que investigadoresde la Universidad australiana de Melbourne descubrieron que su letalsecreto no era su contaminada saliva sino un veneno similar al de algunas serpientes, que dilata losvasos sanguíneos e impidela coagulación de la sangre,lo que provoca un “shock” en la víctima.

El Parque Nacional de Komodo se fundó en1980 para poder conservar estos lagartos en peligro de extinción y en 1991 fuedeclarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Tras pagar unamódico precio por una entrada, un ranger –como se llaman aquí a los guías- teacompaña en un paseo por la isla, salpicada de palmeras altas y señoriales. Enel campamento del parque se empiezan a ver los primeros dragones de Komodo. Hayque tener cuidado porque la mayoría -con los ojos cerrados, tumbados y de uncolor similar al de la tierra sobre la que descansan- pasan desapercibidos alos ojos del turista. Parecen lentos y perezosos, pero no hay que fiarse puescuando salen de este letargo son sorprendentemente rápidos.

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Antiguamente el parque los alimentaba para que los turistas”disfrutaran” de un espectáculo sangriento, donde muchas veces los dragones sepeleaban entre sí por conseguir un trozo de carne fácil… Afortunadamente ya nose realizan estas prácticas. Ahora el viajero puede verlos “tranquilamente” ensu hábitat natural.  Aunquetranquilamente lo ponemos entre comillas… No se dan muchos casos de ataques dedragones a habitantes de Komodo ni a turistas –imaginamos que les parecerá másapetecible un búfalo de agua- pero lo ciertoes que el ranger te protege de estos monstruos de Komodo con un simple palocuyo final acaba en V como una lengua de serpiente.

Mientras te haces una fotoa pocos metros de este temible lagarto, que bien podría ser de cera porqueapenas pestañea, notas la presencia del guía palo en mano y piensas para tusadentros que este dragón que vive al lado de las Flores no salga de su modorray nos haga una demostración de su conocida rapidez y agresividad. Eso sí, lafoto que no falte 🙂

@MiriamReyes

 

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