Se dice que el arte puede cambiar el mundo, pero quizá éste debería reconvertirse primero para poder influir en la actualidad. En ello se encuentra Cachete Jack, un joven dúo creativo que intenta abrirse camino a la par que reflexionar en un sentido crítico acerca de este ámbito. Así, el concepto de arte que Cachete Jack muestra en cada uno de sus trabajos tiene partidarios y detractores en la misma medida, pero, sin duda, no deja indiferente a nadie.
“¿Esel arte para todos?”. Esto mismo se preguntaron Nuria Bellver y Raquel Fanjulcuando comenzaron sus estudios en Bellas Artes. Desde entonces, no handejado de interrogar a todo el mundo sobre ello, desde sus propios compañeros decarrera hasta el público en general. Su objetivo es despertar un mundo queparece haberse dormido en un modo de subsistencia un tanto obsoleto yhermético. Porque, ¿cuántas veces nos hemos encontrado ante una obra que nohemos sabido interpretar? ¿Acaso solo pueden disfrutarla en toda su plenitudunos pocos entendidos?
Estareflexión es la que ha dado lugar al último trabajo de Cachete Jack, el nombreprofesional de Nuria y Raquel, quienes han decidido ironizar sobre el absurdoelitismo del arte que vienen detectando desde sus inicios en este mundo. “Elque sale de Bellas Artes suele acomodarse al sistema existente deartista-mercado, que es un círculo muy cerrado del que se benefician muy pocaspersonas. Así no lo hacen accesible”, argumenta Nuria. “Es una cuestión histórica yde intereses económicos. Hay un mercado de arte movido por galerías einstituciones que buscan hacer el verdadero negocio y mucha gente que se dedicaal arte accede a participar de él. Pero nosotras pensamos que en el siglo XXI lascosas deben de replantearse”, completa Raquel.
Eneso mismo se halla Cachete Jack, en replantear el arte. De hecho, aunque haceapenas unos meses que han finalizado sus estudios, las integrantes de estetándem creativo ya llevan tiempo trabajando juntas por ese otro concepto máscercano. “Muchos creen en el artista como un genio que tiene superpoderes, peropara nosotras es un artesano que tiene un oficio al servicio de la sociedad”,define Nuria. Esta filosofía es patente en cada uno de los trabajos firmadospor Cachete Jack, los cuales transmiten siempre un concepto ironizado a travésde una imagen. Así, la complicidad con el espectador se alcanza siempre enforma de sonrisa, el claro síntoma de que se ha conseguido trasladar unareflexión y, en definitiva, de que se ha llegado al público.
Elúltimo trabajo de Cachete Jack logra esto mismo en un ejercicio de autocrítica.Se trata de combatir el arte con el propio arte. En este sentido, cabe matizarque no toda la culpa recae siempre en un único responsable. Manuel Garrido,comisario de la última exposición de este dúo y crítico en este campo, así lodefiende: “Este alejamiento del público respecto del arte también es culpa detodos los agentes culturales de este mundo. Muchas veces utilizamos un lenguajemuy hermético o críptico, solo apto para iniciados. No hemos sabido darleherramientas al gran público. Es por ello que de un siglo y medio a esta parteel arte se haya ido alejando más del público”.
Nadiedijo que lograr un cambio fuese sencillo, pero Cachete Jack está demostrandoque es posible. Adoptar el lema “querer es poder” como bandera se plantea comofundamental para ello, del mismo modo que el empleo de Internet, que sirvetanto de fuente de inspiración como de escaparate al mundo. En palabras deRaquel: “Nuestratrayectoria es corta y nosotras buscamos un oficio aplicado: ilustrarartículos, pósters o libros, publicar nuestras propias ideas… No es fácilporque estamos empezando, pero Internet nos está ayudando mucho. Muchoscontactos y oportunidades nacen de ahí”.
Con todo, parece que repensar la idiosincrasia delarte y su modelo de gestión no es en absoluto descabellado, sino que, incluso,puede considerarse necesario. Porque cambiar el mundo no es cuestión de unospocos, Cachete Jack ya está trabajando para involucrar a cuantos más mejor.