Una crónica semanal de supervivencia periodística

“Siempre tengo ganas de matarlo, pero al final lo mantengo. Se me encoge el corazón solo de pensar que puedo hacerlo”. Son palabras de Marga Ferrer, pero bien podrían ser de Óscar Delgado. Los que creamos hace 8 años el semanario más malcriado del periodismo hemos procurado, paréntesis veraniegos mediante, mantenerlo vivo miércoles tras miércoles. Porque el 360, para los círculos más íntimos de quienes lo hacemos posible cada semana, es el malcriado de la familia que trabaja en Somasland y para los que colaboraron en algún momento de su intrahistoria en la “malcrianza” de esta maldita revista que cumple 360 semanas.

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Un superviviente que nació un jueves de octubre profundo, de crisis, de locura y de depresión para la profesión periodística asociada a conceptos tradicionales del quehacer plumilla. Y lo hizo con un reportaje de portada que abordaba las diferencias de precios para viajar a casa dentro del territorio nacional. Porque no pagaba lo mismo quien tenía la familia en Melilla y quería ver a sus parientes por Navidad que quien “solo” tenía que coger carretera y manta para besar a los suyos. Lo cierto es que en 2008 el periodismo emprendía un viaje sin retorno hacia la reinvención, cargado de peajes, de novedades digitales, de falta de previsión informativo-tradicional, de carestía de formación adicional a la heredada de los planes de estudio “antipragmáticos” de las facultades de Comunicación, de no sé cuántos miles de compañeros despedidos, de mala praxis, de caducidad de un modelo tradicional, de surgimiento de las redes sociales, de consolidación de los blogs y de advenedizos que supieron aplicar normas de marketing para separar los imperativos publicitarios del quehacer informativo.

 

Semanas aquellas de apocalipsis, pero también de oportunidades para los integrados. El 360 mantenía los ojos abiertos de madrugada, en un vivero de empresas de Torrent (Valencia) que actuaba de redacción improvisada, con ocho temas semanales que cerraban dos periodistas emprendedores de sol a sol, mientras esperaban a captar clientes para Soma, la agencia madre. Así, mientras llegaban esos clientes, se quitaban el mono de escribir y de fotografiar con el 360 como soporte de sus andanzas. Reporterismo tradicional para un soporte digital que ya escupía tuits o veía cómo amplificar la repercusión de lo publicado gracias a Facebook o a un wiki contenedor de ideas publicables. Eran friquis.

 

Y hacían entrevistas, reportajes, reflexiones, fotos de la semana… Como acudían a esos eventos donde había que estar para conocer esas nuevas fuentes, esos contactos alejados del perfil del doctor Sánchez-Ocaña que habíamos mamado de la caja tonta. Porque ahora había otros enfoques, otros protagonistas y otros canales donde difundir informaciones distintas. Una buena forma de sentir que el tiempo se dedicaba a informar de lo que no se informaba,  de cosas pequeñas, aunque con una pendiente similar a las del 20% que los organizadores de La Vuelta se empeñan en colocar en los finales de etapa de la ronda ibérica.

 

El 360 vivía a un ritmo frenético, proyectado en ojeras, preocupaciones y en alegrías. Porque gracias a aplicar ese romanticismo periodístico, la mamá de 360, Soma Comunicación, comenzó a recibir oportunidades separadas de las rutinas informativas, sin imperativos que condicionaran los contenidos del semanario. Clientes que daban de comer a sus mantenedores sin que el estilo por el que fue concebido variara. Lo más importante era mantenerlo vivo, pese a las ganas de matarlo, que aumentaban cada vez que Soma pedía más y más dedicación. Pero él, a lo suyo. Sumaba una semana por aquí, otra por allá. Hasta cogía vacaciones…

 

De la cosecha de temas, unos más afortunados que otros, algunos con mucho recorrido y visitas a gogó; otros bastante íntimos en lo que a recorrido e impacto se refiere, quedan muchos y grandes recuerdos. Compartir momentos periodísticos con Iñaki Gabilondo, Jorge Valdano, Carlos Jean, Mara Torres, Juan José Millás, Gumersindo Lafuente, Pepe Sancho (que en paz descanse), Juan Echanove… Y otros con perfiles menos populares, pero fenómenos en sus disciplinas, como los paralímpicos del ciclismo, ases del tenis en categorías inferiores, escaladores, gimnastas, emprendedores tan románticos como las letras que recogían su afán luchador, chefs sin estrella Michelin que en estos ocho años la consiguieron, olímpicos sin medalla que obtuvieron su reconocimiento en Pekín, Londres, Río…

 

Y bandas sonoras de los que tocaron sus canciones para proyectarlas en nuestras letras “reportajeadas” al compás de madrugadas de flexo en la redacción, de cierres con cervezas “culturetas” que bailaban artículos en sintonía con listas de Spotify que inspiraban frases de titular. La Habitación Roja, Albert Pla, Coque Malla, Fanfarlo, Depeche Mode, Vetusta Morla, Moonflower, Enrique Bunbury, Love of Lesbian, Julieta Venegas, Manel, Extremoduro, Loquillo, Kiko Veneno, Jarabe de Palo… ¡Cuántos recuerdos y qué bien ambientados!

 

Trayectorias recogidas con la humanidad que requiere el hecho informativo. Con la vocación que empuja a mantener al malcriado pero que carga de satisfacciones a quien tiene la oportunidad de experimentarlas.

 

Hoy, querido 360, ya tienes uso de razón y parece que quieres seguir en pie por mucho más tiempo. Todo dependerá de si la minoría que te lee consigue que continúes vivo y de si quienes hemos pensado en asesinarte quizás seamos capaces de ejecutar un crimen algún día. Quién sabe. De momento, vaya esta edición por ti y por todos vosotros, lectores y colaboradores que confiáis en el modo slow journalism y en contenidos distintos. Bienvenidos a la edición 360/360.

 

Gracias: David Casas, Patricia Moratalla, Inma Gabarda, Laura Bellver, Salva y Álvaro332-, Javier Montes, José Manuel García-Otero, Joaquín Becerra, Iván Muñoz, David Barreiro, Lorena Padilla, Arantxa Carceller, Óscar Bornay, José Ventura, Manuel Gil, Miriam Reyes, Enmanuel Camacho, Marcos García, José Luis Pindado, Adrián Cordellat, Alberto Tallón, Víctor Sariego, Carlos Juan Juan, José Miguel Vigara, Roger Casas-Alatriste, Kike Taberner, Biel Aliño, Eva Máñez, Miguel Lorenzo, Clara Elena Martínez, Talia García, Stefano García, Ana Bellido, Pau Ferrer, Javier Cebrián, María Gómez, Elvira García de Torres, Voro Contreras, Jesús Saiz, Ruth Bardisa, Francisco Rullot, Estefanía García, Inma Aznar, Fernando Ferrari, Paquita Torres, Manuel Furió, Javier Furió, José Alcaraz… Y a todos los que merecéis estas GRACIAS por haber formado parte de alguna o muchas de estas 360 semanas. Chapeau.


@360gradospress

Fotografías: Marga Ferrer

Óscar Delgado

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