Los tiempos cambian y últimamente lo están haciendo de manera radical: la sociedad no solo está más informada y decepcionada que nunca, sino que ahora dispone de medios para compartir su malestar e influir directamente en el espacio público. Surge, así, otra suerte de política. El asesor de comunicación Antoni Gutiérrez-Rubí ha radiografiado este nuevo escenario, sus causas y sus consecuencias, en el libro “La política vigilada. La comunicación política en la era de Wikileaks”. 360 Grados ha tenido la oportunidad de entrevistarle.
¿Qué le ha pasado a la política y qué les está pasando a los ciudadanos?
Lapolítica formal ha perdido parte de su poder y su posición preeminente paraejercerlo y para representarlo. Los límites de la política democrática paradirigir, regular, interpretar y representar el espacio público y los temaspúblicos de una manera suficientemente legitimada y efectiva han mostrado todassus carencias. Los ciudadanos, conscientes e irritados, han visto cómo lapolítica no ha respondido a los desafíos. La crisis ha dejado en evidencia alos gobiernos, a los partidos y a los líderes. Mandan menos, mandan poco y noson capaces de embridar los retos en un horizonte más justo, solidario ysostenible. Hay hambre de más política, de otra política, de nueva política.
Más allá de Wikileaks, ¿qué otras iniciativas han contribuido alfenómeno de la política vigilada?
Latecnología que disponemos es una tecnología que relaciona personas. Por lotanto, es una tecnología social, con capacidad de reconectar y establecernuevos vínculos sociales y relacionales sobre la base de intereses, valores eideas. Esta nueva tecnología actúa, a la vez, como argamasa social y como unpoderosísimo instrumento de creación, organización y comunicación. En losúltimos meses, como consecuencia de la confluencia del descrédito de lapolítica formal y la nueva ciudadanía social que se articula en redes, estamosviendo una nueva generación de herramientas de fiscalización, observación,geolocalización y monitorización de la acción pública sin precedentes. Elsecreto como fuente de poder ya no es legítimo para muchos ciudadanos. Si no sepuede decir, saber y comunicar es que, quizás, no debería hacerse, por ilegal oinmoral. Esto es lo que piensan cada vez más ciudadanos movilizados, a la vez,por un sana y democrática ingenuidad política y una actitud crítica, conscientey activa, sin precedentes.
¿Hubiera sido posible dicho fenómeno sin la existencia de mediosdigitales o de redes sociales?
No, latecnología social lo ha cambiado todo, hasta la concepción del poder: cómoejercerlo, cómo obtenerlo, cómo ampliarlo o protegerlo. Hoy un pequeño rápido ycreativo puede ganar a un grande lento y torpe. Los atributos del poderclásicos (tamaño, recursos, organización, posición,..) son substituidos convocación alternativa y combativa por los nuevos (creación, redes, talento,creatividad, agilidad )
En el libro te refieres a Wikileaks como un punto de convergencia entre”las dos grandes fuerzas estratégicas quecompiten por la naturaleza de Internet“. ¿Cuáles son estas fuerzas?
Las quequieren regular la energía libre y la naturaleza descentralizada y nopropietaria de la red. Del resultado del combate que se produzca entre unaconcepción de espacio, bien y servicio público; o bien el otro que concibe lared como mercado, producto e interés privado. De ese combate se resolverá,seguramente, el concepto de libertad y sociedad en la sociedad de la comunicacióny la información. Gran reto.
¿Qué debemos esperar de la vigilanciacívica: una renovación democrática o el surgimiento de nuevos populismos?
Las doscosas. El riesgo es que la falta de reacción por parte de la política formal ydemocrática a las demandas de más participación y transparencia acabe con unaprofunda insatisfacción y recelo hacia la política. Si esto sucede, elpopulismo digital apolítico o antipolítico se expandirá y cercenará lasposibilidades de orientar la energía democrática que hoy se percibe en lasredes en una oportunidad perdida. Quizás la última.
¿Tiene esta labor ciudadana consecuencias en los medios de comunicación?¿Cuáles?
Sí,mucha. Hoy los media, que también han perdido el privilegio de la comunicación,como la política ha perdido el privilegio exclusivo de la acción yrepresentación políticas, ya no pueden desarrollar su función social sin laparticipación activa de los lectores. Nuevas ideas como el periodismo ciudadanose abren paso con fuerza. Tampoco podrán ignorar los nuevos formatos y modelosde intermediación, selección y análisis de la realidad que nos encontramos hoyen Internet. Vivían una economía de lo escaso, es decir, tenían una informaciónque los demás no teníamos. Ahora estamos en una economía de la abundancia.Tenemos ya parte de lo que quieren vendernos. Se trata de repensar el modelo denegocio radicalmente. Quién crea que lo importante es tener compradores dediarios en vez de lectores defenderá un modelo caduco y obsoleto.
Comienzas el libro hablando del anteproyecto de Ley de Transparencia yAcceso a la Información Pública. ¿Qué significaría su aprobación para estemovimiento ciudadano? ¿Podría decirse que sería su consolidación?
Seríaun gran avance. El presidente Rajoy en su discurso de investidura ha hablado deuna propuesta en el primer trimestre. Cómo se haga ya será revelador. Puede”cocinarse” entre los fogones de Moncloa o del Congreso o bien abrir el procesolegislativo a la participación, también. En Extremadura, por ejemplo, unpartido político está explorando un formato nuevo a la hora de redactar unproyecto de Ley sobre el tema. Este puede ser un buen camino o una buenapráctica.
Se trata de algo positivo, ¿pero la vigilanciacívica comprende algún riesgo?
Sí, queno sea la antesala de una democracia vigilante. Vigilante de los derechos y laslibertades y vigilante contra los poderes o fuerzas que quieran limitarlos,manipularlos o alterarlos. No quiero una sociedad de vigilantes obsesionadoscon la denuncia, pero sin denuncia crítica, sin vigilancia, no habrá ciudadaníacomprometida con el bien público.
Hablamos en todo momento del uso de los medios digitales y redes socialespor parte de los ciudadanos, pero en verdad son bidireccionales. ¿Qué opiniónte merece el uso que hacen los políticos de éstos?
Depende.Algunos han comprendido que se abre ante ellos una nueva oportunidad de hacerpolítica de manera nueva y con otros valores. Pero la mayoría entiende Internetsimplemente como tecnología y herramientas, no como una cultura social y, porlo tanto, política. Hacer política analógica en un entorno digital es lo peor.El resultado es frustraste, artificial, y una importuna. Internet no es laextensión tecnológica de la radio, prensa, televisión y publicidad exterior.
¿Cuáles son los principales desafíos que se le plantean a la políticaactualmente?
Lacredibilidad y la autoridad. Credibilidad para ofrecerse como el espacionatural para regular y dirigir lo público. Y autoridad para ser el poder preeminentey decisivo.
¿Están los políticos a tiempo de recuperar la credibilidad?
Sí,aunque los tiempos de la sociedad y de la política formal, ya no son losmismos. La lentitud, la pereza y la cautela crónica de las fuerzas políticasson percibidas como incompetencia e insuficiencia por parte de la ciudadanía.No hay tiempo que perder. El tren ya está en marcha.
Para terminar, ¿qué crees que puede acontecer en el planopolítico-ciudadano en un futuro próximo? Por ejemplo, durante la reciéniniciada legislatura.
Lairrupción de nuevos formatos de acción política. Se trata de utilizar la tecnología paraorganizarnos, comunicar y construir valor de manera nueva y creativa. Hablamosde Open Government aplicado ala política.
Más información sobre el autor y el libro en www.gutierrez-rubi.es
El autor en Twitter: @antonigr