Antropología política y periodística

El Café y Periodismo descontextualiza la relación político-periodista sin lograr complicidad externa a la agenda-setting

ÓSCAR DELGADO, Madrid. Misión imposible. Los políticos y los periodistas presentan un cliché de comportamiento muy difícil de romper, a pesar de que a unos se les convoque fuera de los micros habituales y, otros, asistan voluntariamente con la excusa de compartir un café ajeno a la agenda-setting. La cita se produjo el pasado sábado 28 durante el II Café y Periodismo, organizado por los periodistas Millán Berzosa y Bárbara Yuste en el Loft 39 de Madrid. Cristina Cifuentes (PP), Fátima Ramírez (PSOE) y Reyes Montiel (IU), moderadas por la periodista Irene Lozano, no supieron huir de la rigidez de los turnos a los que acostumbran someterse en las asambleas legislativas donde trabajan ni cambiar la seriedad habitual de una clase, la política, que entra por primera vez en las líneas de 360gradospress como excepción y en respuesta a esa vocación descontextualizadora de la relación rutinaria que mantiene el periodismo con la política impulsada por el encuentro.

‘Simbiosis antropológica’
“Es una relación complicada, entre el amor y el odio. Los políticos somos una inagotable fuente de material para el periodista, con el que se da una simbiosis antropológica […]”. Cifuentes abrió un turno de presentaciones que precedió al posterior debate-coloquio entre asistentes (periodistas) e invitadas (políticas). El tono, abstracto y complejo, no abandonó la formalidad de la clase política, que habla un idioma distinto al que desea la sociedad y de unos profesionales, los periodistas, que traducen con los vicios de la predeterminación de la agenda-setting los contenidos que les llegan desde el lado político.

En este sentido, Ramírez dijo que “sería bueno lanzar retos mutuos para ser cómplices y favorecer que todo fuera más transparente y fuéramos mejor valorados por la sociedad”. Montiel, por su parte, invitó a los periodistas asistentes a dar más cancha a los temas que de verdad preocupan a la gente y que se quedan en las sesiones de las cámaras: “Las empresas de comunicación atienden poco a lo que tiene que ver con los intereses de los ciudadanos”. Y la periodista que moderó el debate, Irene Lozano, lamentó que la relación viciosa que mantienen los profesionales de la información con los políticos, alimentada por días y días de trabajo común, “puede desembocar en la pérdida de independencia de los periodistas; la corrupción de los políticos la vigilamos los periodistas pero, ¿quién vigila la corrupción de los periodistas?”.

Twitter anima el debate
El debate paralelo suscitado en Twitter fue más animado y directo que el planteado in situ. Tanto los asistentes como los que no estuvieron en el Loft 39 dejaron un goteo continuo de comentarios dirigidos a las políticas. Con todo, la más activa a la hora de responder por esta vía, quizá porque alguien le asesoró al respecto, fue Cristina Cifuentes, quien ‘tuiteó’ y respondió personalmente las preguntas que le llegaron a su cuenta mientras atendía en directo otras cuestiones planteadas offline.

Sin embargo, ni Cifuentes ni Ramírez dieron pistas sobre por qué Rajoy y Zapatero no han querido atender las peticiones de entrevista que les han llegado a través de esta red social. Por un lado, apostaron por acercar el debate político a la sociedad y, por otro, eludieron responder por qué desaprovechan las vías de comunicación directa con la ciudadanía.

La prostitución, la igualdad y la hora del planeta terminaron por estrujar el contenido de un encuentro políticamente correcto que no rompió la tensión de la relación rutinaria entre ambas esferas de la actividad pública: la política y la periodística. En este sentido, una de las organizadoras, Bárbara Yuste, lamentó “que se hubieran salido del guión y que se hubieran metido en el carril de la actividad política”. Con todo, el II Café y Periodismo fue un éxito de convocatoria. La tercera edición se celebrará el último sábado de abril con los corresponsales como elemento conductor del próximo debate.

Carlos Bueno

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