Para venderse hay que conocerse

Buscar trabajo es un trabajo. Es agotador y a veces no da los frutos esperados. La pregunta es: ¿por qué? Desde la iniciativa ‘Lanzaderas de empleo’ creen que empezar por conocerse a uno mismo es el primer paso para el éxito en un proceso de selección.

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A estas alturas no es necesario encender la televisión para saber que hay un gran problema de paro en España. Las cifras de la Encuesta de Población Activa (EPA), en todo caso, constatan que la tasa de desempleo se sitúa por encima del 20%. Pero cuando surgen vacantes, ¿por qué hay currículos que logran abrir la puerta a un proceso de selección y otros que no? Es más, ¿por qué hay entrevistas de trabajo que, pese a un historial de aúpa sobre el papel, no llegan a cerrarse con un contrato?

 

“Si quieres obtener resultados diferentes, hay que hacer cosas diferentes”. Son las palabras de Javier Carboneras. Él es uno de los coaches de la iniciativa nacional Lanzaderas de empleo y emprendimiento, impulsada por la Fundación Santa María la Real y cuyo promotor es el dibujante José María Pérez “Peridis”. El objetivo de este programa es “mejorar la empleabilidad y lograr la incorporación al mercado laboral a partir de un cambio de enfoque”, explica Carboneras. Concretamente, este coordinador trabaja en el grupo de Catarroja (Valencia) formado por 20 mujeres con edades comprendidas entre los 30 y los 45 años, quienes “aunque no lo sabían o no se lo creían cuando empezaron el taller en febrero, son capaces de todo”. Pero hay que trabajarlo. Buena parte del éxito pasa, según señala, “por el autoconocimiento y por saber sacarnos partido”.

 

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Marca personal
En este taller, basado en la metodología del coaching individual y grupal, se pone en práctica el trabajo colaborativo, se generan dinámicas de grupo y “se ayuda a identificar la marca personal de cada uno”, sostiene Carboneras. El autoconocimiento “es muy importante a la hora de pasar un proceso de selección”. No sólo para interiorizar quién eres y descubrir cuáles son los puntos fuertes de uno mismo, sino también para localizar los más flojos y “suavizarlos o intentar corregirlos cuando estás ante el entrevistador”. Llegar a la entrevista, de hecho, no es sencillo, pero una vez allí “se suele meter la pata cuando el empleador invita al aspirante a definirse. En muchas ocasiones no se destaca lo mejor o no se transmite correctamente”, señala el coordinador.

 

Teresa Pallarés asegura una y otra vez que tenía “muchísimas ganas de trabajar” y que precisamente eso “intentaba demostrar en cada entrevista”. Cuenta que no entendía cómo no llegaba a estampar su firma en un contrato. Ahora sabe, en parte, por qué. “He aprendido a hablar más pausada, a expresarme mejor y no tan acelerada. Causaba una impresión equivocada de mí misma”. Teresa ya está trabajando.

 

A pesar de que una entrevista para un proceso de selección no se debe memorizar, dice el especialista, sí se debe preparar. “Dime dos defectos y dos virtudes tuyas. Sabemos que esa pregunta tiene muchas posibilidades de salir durante la conversación, pues que no nos pille por sorpresa”, insiste. Y aconseja que “a la hora de exponer los defectos, hay que utilizar una palabra mágica: pero; al tiempo que hay que aportar una solución al problema en cuestión. Por ejemplo: ‘soy muy cabezota, pero esto hace que consiga todos los objetivos propuestos’”.

 

Javier Carboneras ha coordinado otros muchos talleres de búsqueda de empleo, pero mantiene que éste es diferente porque “es colaborativo, donde se refuerza la interacción en el grupo y son las candidatas quienes lideran cada sesión. Es un proyecto persona a persona”. Los obstáculos con los que se encuentra todo aquel que está parado, no obstante, suelen tener los mismos puntos comunes. De acuerdo con sus palabras, “el principal problema se basa en que nadie (o muy pocos) sabe buscar empleo con efectividad”. Lo primero que hay que tener presente es que “buscar trabajo es un trabajo en sí mismo” y requiere, por tanto, de “implicación, constancia y una estrategia”. Más allá de las recomendaciones para presentar un buen currículum vítae, bien estructurado y limpio de faltas, es “fundamental conocer lo que está pidiendo el mercado de trabajo y adaptarse”, indica Javier Carboneras.

 

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Ellas quieren trabajar
No es baladí que el grupo que coordina esté compuesto por personas heterogéneas y profesionales que comparten género y franja de edad. “Es un colectivo desprotegido en las políticas de empleo que no siempre se contempla desde los servicios públicos convencionales”, manifiesta Carboneras. Muchas de ellas, continúa, “salieron del mercado laboral, han sido madres y tienen ahora más difícil la incorporación, no sólo porque la conciliación en España no se lleva bien, sino también porque algunas de ellas no se sienten seguras”. Según los datos de la EPA, la tasa de desempleo de las mujeres (24,1%) con edades entre los 25 y 54 años es mayor que la de los hombres (22,4%).

 

Silvia Peris es administrativa, tiene 45 años de edad y acumula 20 de experiencia laboral. Se quedó en paro y tuvo a su bebé. No le gustaba cuando en las entrevistas le preguntaban por sus planes de maternidad y, según asegura, había perdido la confianza en ella misma. El sistema que proponen en Lanzadera, donde “no estás sola en casa delante del ordenador sin saber cómo empezar o cómo continuar, me ha dado mucha fuerza. Antes me sentía cobarde”. Silvia, por cierto, ya ha encontrado trabajo.

 

La ilusión, que no muera
En el taller se han formado tres grupos o equipos de trabajo para diversificar tareas: uno que busca ofertas, otro que intermedia con las empresas y otro que trata de dar visibilidad a la lanzadera y a las candidatas. “Afrontas la búsqueda con otro talante y con ánimo”. Teresa Díaz, una de las participantes, saca a colación un punto interesante: la motivación. “He notado cómo el grado de empoderamiento de todas ellas ha aumentado positivamente”, recuerda Carboneras; lo cual “es uno de los pilares más fuertes para tener seguridad en uno mismo y lograr los objetivos”.


@Lorena_Padilla

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