Siempre hay un ser superior

Por Voro Contreras, periodista

De pequeño fui un niño que creía en Dios. Quizá era porque no me planteaba mucho las cosas. Supongo que por la misma razón, con los años, dejé de creer en Él. Pero tanto entonces como ahora, siempre he sabido que hay un ser superior. Aunque sea particular, como el de los Depeche Mode. Estoy convencido de que, hagamos lo que hagamos, habrá alguien que nos superará, que nadie es el mejor en nada. A esta opinión me podrán ustedes contradecir con los nombres de Usain Bolt o Michael Phelps, pero la historia del deporte y los avances químicos nos enseñan que todos los records se pueden batir (cierto que nunca se llegará al 0’0”, pero no estamos hablando de cerveza). Creo que fue el director de cine Arthur Penn quien le dijo al actor Richard Burton que su esposa, la celebre Elisabeth Taylor, era la segunda mujer más bella del mundo, ya que en algún rincón del planeta seguro que había otra mujer al menos un poco más bella. Lejos de enfadarse, el borrachín de Burton se tomó la reflexión divinamente, convencido de que era algo impepinable y que, aún así, su santa estaba más buena que la práctica totalidad de las terrícolas.

Pero, para superiores, los Mötley Crüe. No como músicos, que eso va por gustos, sino como personajes depravados, tal como se demuestra en su autobiografía “The Dirt”, auténtica Biblia de la degeneración rockera. En ella narran, por ejemplo, como se clavaron las orejas a una mesa porque iban borrachos y se aburrían, como una vez insertaron un teléfono en la vagina de un grupi y convencieron a otra que utilizase este canal para avisar a su madre de que llegaría tarde a casa, o como le robaron la ropa a una chica pordiosera de su calle sólo por diversión. “Cuando hicimos eso no hubo más tabúes”, recordaba después el bajista Nikki Sixx. En el libro también dan sucias enseñanzas a quienes optan por plantarle cuernos a sus parejas. “Después de acostarnos con las grupis en la camioneta de Tommy (Lee, esposo de la neumática Pamela Anderson), íbamos a comprar burritos. Metíamos el pene dentro para quitarnos el olor a vagina. Así nuestras novias no se enteraban que nos habíamos curtido a chicas tan estúpidas para meterse en la camioneta de Tommy”.

Sí, se podría decir que los Mötley Crue eran los más degenerados, que a su lado los Rolling, los Aerosmith o los Zeppelin eran niñas de parvulario. Pero en su primera gran gira, la banda compartió cartel con Ozzy Osbourne, el legendario cantante de los Black Sabbath. Una mañana después de un concierto, estaban Nikki Sixx y Ozzy descansando junto a la piscina cuando al cantante le entraron ganas de esnifar algo de cocaína. Se la pidió al bajista y este le aseguró que no llevaba nada encima. Así que Ozzy cogió un billete, lo enrolló, se agachó ante una fila de hormigas que laboraban tranquilas en el jardín y las succionó nasalmente ante la mirada atónita de las familias que tomaban el baño en ese momento. Cuando terminó, se giró hacia Nikki y le dijo: “Anda, supera esto”. Ese día, el bajista de los Mötley supo que por muchas barbaridades que hiciese, por mucha degeneración que mostrase, siempre habría alguien peor que él. Había encontrado a su ser superior.

J.A., Madrid

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