¿Cultura?

Por Segundo Tercero Iglesias, antropólogo

Oímos hablar, aquí y allí, a unos y a otros, de cultura, de la cultura, de su importancia, de su relevancia, de su valor etc. Y claro, algo tan presente, que comienza a parecer un ente abstracto con un tercer ojo que está en cualquier lugar y en cualquier momento, nos invita a preguntarnos qué cosa será y a qué se refieren cuando hablan de cultura. Pues los discursos diversos que la integran y las personas que los difunden parecen que no hablan de lo mismo, o que incluso ni si quieran dicen, sólo balbucean. Es evidente que si hay un fenómeno creativo e innovador en el lenguaje es su capacidad polisémica, un mismo término se refiere a cosas diferentes; y su contrario, opuesto o antagónico, pluralidad de términos para una misma cosa. Todo eso está muy bien y es algo maravilloso, pero establecer una conversación y diálogo, sin que sea un monólogo impuesto y sin preguntas, exige un punto de partida o de acuerdo sobre qué y de qué estamos haciendo apología, defensa o reclamo.

Aunque también puede ser que al hacer uso de ella lo que menos importe sea a qué nos referimos o de qué estamos hablando, y que lo importante sea el beneficio que de ello obtengamos, convirtiéndose en este caso en un instrumento al servicio de ciertos intereses, y por lo tanto sin que se considere relevante o importante, simplemente soporte o puente para alcanzar un objetivo. En estos casos su definición no tiene ninguna importancia, es más, para alcanzar el objetivo es mejor que ni se conozca. Deberíamos reclamar ya a nuestros representantes políticos que antes de hablar de cultura y soltarnos intensas y retóricas parrafadas nos la definan. Ya que una de las acepciones de la palabra se refiere a la capacidad de emitir análisis críticos y poseer libertad de pensamiento, algo que suele ser premiado por estos mismos defensores con el silencio.

Marga Ferrer

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