Una de ‘patatraix’

El barrio valenciano de Patraix organiza por segundo año ‘La Ruta del Tapeo’

REDACCIÓN, Valencia. “Un botellín y la tapa que proponga la casa, por favor”. ¡Marchando una de tequeño! En el barrio valenciano de Patraix, han inventado una nueva forma de disfrutar la hora del vermú o la de la merienda. Con motivo de las fiestas organizadas por la Asociación de vecinos, cultural y de consumidores de Patraix, pudimos conocer de primera mano la Ruta del Tapeo. Paco, el cocinero de la asociación, e inventor de las ‘patatraix’ (cuya receta no desvelaremos), una de las tapas que ofrecía el local de los vecinos, se erigió en maestro de ceremonias de 360gradospress.com.

Por 10 euros, obtenías en la asociación un talonario que daba derecho a 6 cervecitas y 6 tapas en cualquiera de los 18 establecimientos adheridos a la iniciativa. Con los tiques en la mano, llegamos al Isa Plaza, un bar regentado por venezolanos que ofrecía como especialidad los tequeños, pastelitos de carne y de queso para acompañar el botellín de cerveza. María José, una pintora del barrio, había regalado a los dueños del establecimiento para la ocasión dos cuadros descriptivos de las tapas de la casa Los bares, que debían lucir el distintivo de local adherido a la campaña, obtenían como recompensa la captación de nuevos clientes y promociones beneficiosas en la compra de la cerveza. Al terminar las fiestas, los propietarios entregarían a la asociación los tiques acumulados para canjearlos a 1’50 euros cada uno.

La gota fría mermó la afluencia de clientes a unos bares que el año pasado, en la primera edición de ruta del tapeo, consiguieron atraer más de 5.000 tiques. La experiencia de la edición anterior le sirvió a Marcelo, boliviano que regenta el bar La Casona, para aprender que los tiques no eran un documento acreditativo que mostraba el cliente y luego se lo quedaba, sino que debía reclamarlo para justificar en la asociación el número de visitantes que había tenido. Aún así, las tapas en este bar parecían raciones y las cervezas eran más grandes que las que correspondían a la iniciativa, por lo que, probablemente, a Marcelo no le cuadrarían este año de nuevo las cuentas. En su local degustamos seviche (pescado cocido al limón) y piquemacho (ternera guisada y patata), platos típicos de su país y que no pondría a Evo Morales si entrara por la puerta al que, aseguró, le serviría “un buen plato de las patatraix de Paco”.

La sede vecinal se convirtió en la última parada de nuestra ruta del tapeo particular, donde pudimos visitar la exposición organizada con motivo del 800 aniversario del nacimiento de Jaume I y conocer la historia del barrio mientras degustábamos croquetas, bravas y unos montaditos de carne con pimiento y tomate.

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