Endiosados

Es triste asistir desde la normalidad de mi ubicación al endiosamiento con el que se manejan algunos personajes de la vida pública. Podría ser algo lógico en gente de la farándula, en los advenedizos del papel rosa y en los seudofamosos que se suben a la parra mientras duran los minutos de fama que les conceden los contenedores de basura mediática en los que aparecen retratados como mostrencos.

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La tristeza a la que me refiero apunta hacia la res pública de perfil más serio. Algunos deberían tener más en cuenta a su audiencia al tomar decisiones salidas de tono, al estipular protocolos excesivamente divos de convivencia con la masa, al masticar con la boca abierta sin tapujos o al insultar al que se ha gastado parte del sueldo en adquirir una obra, película, libro o pasatiempo con su careto.

En el ámbito literario, hay escritores con nombres y apellidos, incluso con sillón letrado en la Academia, que han perdido los papeles. Los hay que sólo conceden entrevistas cuando publican (cosificando su producto y a sus lectores), los que se muestran antipáticos ante las cámaras porque eso les hace ser más snobs, los que se erigen en tertulianos de la chabacanería, los que niegan la evolución y organizan campañas marketinianas con el pretexto de no tener teléfono móvil (portátil como dirían estos puristas del lenguaje sin escrúpulos) o los que ningunean a los medios de comunicación que no pertenecen al macrogrupo editorial que les da de comer.

A todos ellos, y desde la normalidad que caracteriza a esta humilde bitácora de reflexión, les pediría un poco de campechanía, de educación y de saber estar.


@os_delgado o @360gradospress

Óscar Delgado

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