‘Magdalena, festa plena!’

El nacimiento de muchas fiestas populares suele ser desconocido por mucha gente. La mayoría parte de un origen pagano que, posteriormente, quedó secularizado y ambos conviven durante los días de celebración. El inicio de la primavera, de la recolección de las cosechas o las ferias ganaderas han supuesto el germen de la mayoría de las fiestas, y también la fundación de la ciudad. Este es el caso de Castellón, que durante estos días está celebrando la Magdalena para recordar, con orgullo, la genealogía de toda una ciudad en la que se mezcla mitología e historia.

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Cuenta la leyenda que, en una noche muy cerrada, la gente que vivía en el asentamiento del Castillo de Fadrell debía bajar a la llanura que se ubicaba cerca del mar Mediterráneo para iniciar una nueva vida en una villa recién constituida. Se llevó a cabo en el tercer sábado de Cuaresma. Colgaron faroles en sus gaiatas (gayatas) para poder ver en la oscuridad y, como el traslado iba a ser largo, llevaron consigo rotllos, unos panes redondos con un agujero en el centro para colgarlo alrededor del cuello y trasladarlos así de forma más fácil.  

 

La tormenta acechaba y, cuando eclosionó, tuvieron que recoger cañas que encontraron en el camino para sortear los torrentes de agua que se les avecinaba. Tras pasar la noche en donde ahora se alza una ermita, la de Sant Roc, llegaron a la villa, a la que denominaron Castellón de La Plana.

 

Esta narración, que ha ido pasando de generación en generación, no ha podido ser confirmada con datos históricos, pero lo cierto es que da origen a las fiestas fundacionales de la ciudad, la Magdalena. Y, además, explica el motivo de los elementos que la conforman, la gaiata, la Romeria de les Canyes y el rotllo. Aunque, posteriormente, la fiesta se secularizó, esta se identifica con el nacimiento de una ciudad, una vertiente que no es muy común en las celebraciones populares españolas.  

 

La Magdalena cambia de fechas conforme cae en el calendario el tercer sábado de Cuaresma, por lo que se está celebrando estos días (del 18 al 26 de marzo). De todas formas, durante el año, cada comisión de Gaiatas presenta a sus reinas y realiza distintas actividades. ¿Y qué es una gaiata? Que no se confunda con una falla de Valencia, porque algún político lo ha hecho y han saltado chispas, nunca mejor dicho. Se trata de un monumento iluminado que se exhibe en las calles de cada sector de la ciudad durante las fiestas. Para que sea considerado como tal debe contener los elementos con los que descendieron de la actual Ermita de la Magdalena: forma de gaiato, bombillas (que simulan los faroles) y, actualmente, el escudo de Castellón de La Plana. 

 

En total hay 19 gaiatas que se muestran en la llamado Processó, uno de los actos más importantes junto con la Romería. Este desfile termina con la aparición de la Gaiata de la Ciutat, que es la ganadora del año anterior. Esta ceremonia se realiza la tarde-noche del primer domingo de las fiestas, que es cuando se alza la voz al ritmo de Magdalena, festa plena!”. Al día siguiente, el lunes, estos monumentos se pueden ver todos juntos en la Encesa (encendido) tras de la Cabalgada Infantil, en la que el pregoner infantil entona el famoso ‘Pregó dels Xiquets de Castelló’.

 

Durante la semana, los actos se suceden en unas calles a las que la ciudadanía y los visitantes se echan para disfrutarla de lleno. La Magdalena es una fiesta que se vive con pasión en cada rincón de la ciudad y las llamadas “collas” son las encargadas de dar vida día y noche. Las más conocidas son la Colla del Rei Barbut, ubicada en el centro de la ciudad, o la Colla Bacalao, que cumple 25 años. 

 

El Mesón de la Tapa, del Vino y la Cerveza, las mascletaes y el festival pirotécnico, el Magdalena Circus para los más pequeños, la Nit Màgica, el Tombacarrers, la ofrenda de flores a la Virgen del Lledó, conciertos y verbenas o el Homenaje a Na Violant d’Hongria (la mujer del Rey Jaume I) son algunas de las actividades más importantes en las que se mezcla tradición y festividad.

 

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Tombatossals y el otro origen de Castellón

 

Los habitantes de Castellón siempre han estado muy orgullosos de genealogía. De hecho, además del descenso de los moradores del castillo, existe otra leyenda en torno a Tombatossals (“tumba montañas”) que aparece en el libro del autor castellonense Josep Pasqual Tirado (1930), en el que se recogen las aventuras y las leyendas sobre la ciudad de Castellón y sus alrededores.

 

La más conocida relata que este gigante bueno hace posible la fundación de la ciudad, que nace fruto del amor entre la Penyeta Roja y el Tossal Gros (dos de los picos que se ubican cerca de la ciudad) durante una fuerte tempestad producida por Bufanúvols y que hizo caer una gran multitud de piedras desde la montaña hasta el valle. En honor a este ser mitológico hay una enorme escultura en la Avenida del Lledó. 

 

El domingo de cierre de fiestas, los castellonenses se reúnen en la plaza del Ayuntamiento, presidida por el Fadrí, la imponente torre de la catedral, donde un espectáculo teatral de luz y música se despide hasta el año siguiente al grito de Magdalena, Vitol!”. Unas fiestas que muchas veces están ensombrecidas por la coincidencia de las Fallas, pero cuyo significado es desconocido por muchos con la conmemoración del inicio de una nueva vida en la fértil llanura.


@_Guiomar_

Patricia Moratalla

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