La imagen personal más allá de los 40

La televisión, las redes sociales y la moda hacen que nos preocupemos de la imagen que proyectamos. Muchos jóvenes viven inmersos en la dictadura de estar siempre “perfectos” y trasladar, con su forma de ser y de vestir, lo que todo el mundo espera. Por eso, la mayoría cree que son el público más interesado en acudir a una asesoría para mejorar su imagen, pero nada más lejos. En 360 Grados Press hemos hablado con tres expertas en la materia para que nos expliquen cómo la gente que consideramos más mayor también se cuida. Y mucho.

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Pepa está atravesando la época de la menopausia. Los cambios hormonales y físicos se están reflejando en su cuerpo y, por ende, en su imagen personal. Está atravesando una serie de cambios que no quiere que le afecten en su forma de ser y, por eso, ha decidido acudir a una asesoría de imagen para adaptarse a esta nueva etapa vital. Aunque se crea lo contrario, el cliente objetivo de estas empresas es a partir de 40 años.

 

“Nuestro público es a partir de la cuarentena y alguna persona mucho más mayor”, comenta la asesora de imagen Andrea Villalonga. “Una gran parte de nuestros clientes son mujeres que están pasando por la menopausia o chicas que acaban de ser madres. También hombres de unos 50 años que acaban de divorciarse y quieren reencontrar su estilo”.

 

En esta misma línea se encuentra Silvia Foz, ya que la mayor parte de sus clientes se encuentran entre la franja de los 50 y los 65 años. Y lanza una pregunta muy interesante: “¿Qué es ser mayor? ¿Quién define qué franja de edad es ser mayor? Yo creo que uno se puede sentir joven independientemente de la edad que se tenga y, lógicamente, en función de cómo se sienta, se cuidará más o menos. Creo que realmente son las personas “mayores” las que dan mucha más importancia a cuidar su imagen, en realmente sentirse bien con ellos mismos y seguros de sí mismos y, sobre todo, de tener una autoestima bien alta gracias a ello”.

 

Por su parte, la especialista en protocolo e imagen personal, Paloma Silla, incide en que este rostro y el volumen del cuerpo y, concretamente entre las mujeres, los cambios acaecidos tras la maternidad y la menopausia.  esámbito no sólo incluye el aspecto físico y la elección de la ropa, sino que también va más allá: lenguaje, comunicación no verbal, positividad, actitud, saber estar, salud y cuidados personales. De hecho, estos días está impartiendo un taller sobre imagen personal a personas mayores en el Ayuntamiento Quart de Poblet (Valencia) en el que hombres y mujeres aprenden los cánones de belleza, el uso de tejidos, prendas y colores para adaptarlos a su tipo de cuerpo y estilo de vida.

 

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Si bien es cierto que la gente más joven está más sensible a la hora de cuidar su imagen y que las generaciones actuales viven continuamente bombardeadas con información de cómo ser “perfectos”, siempre ha sido la gente con una cierta edad la que más se ha cuidado, tal y como señala Andrea, que lleva 12 años en el sector. “La preocupación que existe es que la moda está pensada para gente joven. Y a los 45 años no sabes si vestir de Zara o con otras marcas con las que nos sintamos mejor. Pero es cierto que no existe ninguna edad para ponerse una firma u otra, todo depende de la imagen que se quiera dar”, comenta y añade: “La edad no la marca el estilo, sino la persona“.

 

Aceptarnos y actitud positiva

 

Las asesoras de imagen siempre aconsejan a sus clientes que sean ellos mismos, solo que se les ofrece algunos consejos para potenciar lo mejor de ellos, aceptarse cómo son y, como indica Silvia, “a que hagan las paces de una vez por todas con el espejo”. Cada cliente tiene objetivos diferentes, pero tienen que optimizar sus recursos, por ejemplo, según explica esta asesora, “tener un armario con las prendas y complementos imprescindibles, de calidad pero con versatilidad; comprar con cabeza y responsabilidad y, sobre todo, quieren verse frescos y joviales, con su propio estilo, pero actuales”.

 

“Siempre les recomiendo una actitud positiva –afirma Paloma Silla- Si alguien no se encuentra bien consigo mismo o con el entorno o tiene falta de autoestima, suele proyectar ese estado de ánimo. Por eso, además de darles color, siluetas, tipos de cuerpos, rostros y maquillaje se les dan pautas de autoconocimiento para ver cuáles son las partes que más hemos de trabajar con el fin de que sepan sacarse partido y para verse y sentirse bien”.

 

En general, la preocupación principal de la gente a partir de los 45-50 años es el rostro y el volumen del cuerpo y, concretamente entre las mujeres, los cambios acaecidos tras la maternidad y la menopausia y entre los hombres la aparición de una tripa más pronunciada. “El éxito radica en ofrecer consejos que ayuden a mitigar y desviar la atención de esas zonas donde se concentra lo que menos les gusta y se les guía sobre qué llevar. Pero el primer paso para verse bien es la aceptación y el disfrute de la época en la que nos encontremos“, apunta Silla. Por su parte, Foz anima a sus clientes a “saltarse las normas de estilismo convencional para que se atrevan a mostrar, mediante la indumentaria, lo que han sido y todavía son. Para mí envejecer con estilo significa saber qué ropa y complementos te identifican con tu madurez”.

 

A grandes rasgos, Andrea Villalonga indica que entre los 20 y los 30 años una persona puede vestir, realmente, como quiera; entre los 30 y los 40 se lleva ropa más formal, sobre todo, por el tema profesional; y a partir de los 40 se tiene que conjugar las dos etapas anteriores: juvenil pero siempre elegante.

 

Mientras, a una persona de más de 60 años, Paloma Silla aconseja, por una parte, que no vaya disfrazada y se vista según sus gustos y personalidad; por otro lado, también recomienda que vayan cómodos, sobre todo, en relación al cuidado de la ropa interior como herramienta para moldear el cuerpo y generar confort y, finalmente, se tienen que aceptar tal y como son. “Podemos y debemos sentirnos jóvenes y, a su vez, ser coherentes y desechar prendas que no son acertadas más allá de los 40. Hay ropa y estilos para todos los gustos. Para ello, se adaptan las tendencias de temporada a la personalidad y tipología de cada persona”.

 

“Si es cierto que a cada edad se le tiende a encasilla con un determinado estilo –apostilla Silvia Foz- pero no por tener 60 años una mujer o un hombre debe vestir clásico ni aburrido. Nadie puede evitar el paso de los años, por lo que hay que ver la madurez desde un punto de vista positivo. Una etapa marcada por la estabilidad económica y emocional en la que puedes volver a estar en ti y dedicarte todo el tiempo del mundo”.

 

Las tres expertas consultadas coinciden en que el cuidado de la imagen es beneficioso para la salud emocional de una persona. “Si no te sientes bien por dentro, lógicamente, acabarás reflejándolo hacia fuera, y viceversa. La imagen es el conjunto de la expresión, la apariencia, etc., pero sobre todo tiene que ver con la actitud“, subraya Foz. Además, este aspecto es extensible a todas las personas en general, no solo a aquellas que han superado la cuarentena.   


@_Guiomar_

Patricia Moratalla

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