Paisajes idílicos y deporte a la orilla del mar

La Costa Brava siempre ha sido catalogada como una de las zonas geográficas más bellas de la península. Sus pueblos marineros, su belleza natural y su hospitalidad hacen de ella un verdadero paraíso. Naturaleza en estado puro, como los parques naturales y las maravillas que preserva. Por eso, querido lector, si te apasiona hacer deporte, practicar senderismo en lugares diferentes, submarinismo o ciclismo, no debes irte muy lejos. Aquí tienes todo lo que necesitas.

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Aquel que visita la Costa Brava siempre vuelve. Tiene un encanto que atrapa a los viandantes. Un atractivo capaz de fascinar, como lo hacen sus singulares pueblos, sus playas, sus calas de agua cristalina y sus enormes acantilados, que te permiten contemplar desde las alturas en los miradores los pueblos marineros, que han sido fuente de inspiración para muchos artistas, como lo fue Cadaqués para el pintor Salvador Dalí.

 

Y es que la costa de Girona atesora espacios tan dispares como Peratallada. Un pueblo de postal, que parece estar asentado bajo los cimientos de la Edad Media. De pronto te encuentras caminando como si hubieras viajado a otra época, descubriendo la plaça del Castell, abarrotada de bares donde la comida caçolana predomina y cruzando el pueblo por debajo de los arcos de piedra.

 

Un destino perfecto para el deporte

 

Las pinadas de la Costa Brava se confunden con la vegetación de los bosques, formando paisajes idílicos que puedes contemplar a través de las montañas mediante una ruta de senderismo. Pero, sin duda, los emplazamientos más espectaculares son los que te ofrecen los caminos de ronda, como el sendero que se aprecia en esta imagen.

 

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En Aiguablava, comienza el camino que va hasta la Fonda, por medio de unas escaleras integradas por rocas que se entremezclan con los pinos, los matojos y las hierbas, terminando en las distintas calas. Bahías pronunciadas con un camino pedregoso que obligan a llevar un calzado adecuado para la ruta.Lo mejor es apoyarse con un bastón de senderismo y extremar la precaución cuando el suelo está mojado porque puede ser muy resbaladizo.

 

Otra ruta imprescindible es la que rodea las calas del pueblo de Begur, que empieza en Sa Tuna y se va fundiendo con la frondosidad de los árboles de forma gradual hasta adentrarse en Aiguafreda, donde la vegetación es salvaje y alcanza mucha altura. Desde este sendero se pueden divisar islotes que a priori se antojan recónditos como Illa Roja, la playa nudista más popular de la costa y Roca Negra, hasta llegar a la playa del Racó.

 

Además, sus acantilados permiten la práctica de submarinismo en sus rincones llenos de vida y las reservas naturales que conserva. Para practicarlo, Roses es el lugar ideal ya que tiene muchos centros especializados. Al igual que el windsurf, un deporte que los últimos años ha estado muy moda y que consiste en dejarte llevar por el viento, saltar en medio del mar, empujado por la ventisca sobre la tabla.

 

Pero si lo que prefieres es recorrer todos estos parajes sobre ruedas, hay un camino muy conocido que se llama la Ruta del Tren Petit que te fascinará. Más de 5 kilómetros de extensión envuelven la vía verde rodeada por el macizo de las Gavarres y las montañas de Begur, que unen Palamós y Palafrugell. En este trazado antiguamente pasaba el tranvía y por eso recibe este nombre. Su nivel de dificultad es muy bajo, porque apenas presenta desnivel en el suelo y el camino está bien aviado para circular en bicicleta. Estos son sólo algunos de los múltiples deportes que se pueden practicar a la orilla de la Costa Brava.


@InGabarda

Óscar Delgado

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