Las últimas dos legislaturas han destacado por una gran apertura al mundo digital. Ahora, se plantea el interrogante sobre el traspaso de poderes en Internet y el uso de los perfiles POTUS y FLOTUS. Barack Obama escribió su último tuit el martes 8 de noviembre, mientras Donald Trump ya ha incluido en su cuenta la inscripción “presidente electo de los Estados Unidos”
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Donald Trump es el nuevo presidente de Estados Unidos. Agotado el mandato de Barack Obama y confirmada la sucesión del empresario norteamericano, entre los muchos frentes abiertos de cara al traspaso de poderes está uno con más importancia de la que pueda parecer a simple vista: las cuentas en redes sociales. Las dos legislaturas de presidencia del primer presidente afroamericano en la historia de Estados Unidos han tenido, entre otras muchas medidas de mayor o menor popularidad y calado, una gran apertura al mundo digital.
Obama y su esposa Michelle se han convertido a lo largo de estos ocho años en unas figuras ilustres más allá de sus poderosísimos cargos. Desde el año 2013, el Presidente y la Primera Dama de Estados Unidos han contado con una cuenta oficial en Twitter en la que mostraban su lado más cercano y personal y dejaban pinceladas de algunos de los entresijos de sus ocupaciones. Más de 17 millones de personas siguen a POTUS (President Of The United States) y FLOTUS (First Lady Of The United States) solo en la red social del pájaro azul, pero su influencia en el mundo digital no termina ahí: Michelle es muy activa en Snapchat y, entre ambos, suman otros 18 millones de seguidores en Instagram.
La cuestión es: ¿Mantendrán los Obama sus cuentas en Twitter dejando de ser POTUS y FLOTUS? ¿Heredarán esas cuentas Donald y Melania Trump y tendrán que crear perfiles personales los antiguos Presidente y Primera Dama? ¿Pertenecen las cuentas a los Obama o a la Casa Blanca? Los perfiles que los Obama (y sus equipos) utilizan en otras redes sociales están únicamente identificadas con sus nombres, pero el hecho de haber asociado las cuentas de Twitter más a sus cargos que a ellos a nivel personal plantea el interrogante.
No se queda atrás Donald Trump en alcance. El nuevo presidente tiene casi 14 millones de seguidores en Twitter (cerca de la cifra conjunta de los Obama), por lo que extrañaría verle abandonar su cuenta para integrar a su equipo, que en la mayoría de ocasiones tuitea por él, en el perfil POTUS. De hecho, su equipo ha tardado poco en actualizar su biografía: ya puede leerse, bajo el avatar con su rostro en primer plano, un escueto “presidente electo de Estados Unidos“.
Melania Trump, la nueva Primera Dama, se ha mantenido en todo momento en un discreto segundo plano, lejos de la cuota de protagonismo de Michelle Obama. La exmodelo, nacida en la Eslovenia comunista, es la tercera mujer de Trump, y tanto sus intervenciones públicas como su aperturismo en redes sociales no tienen la repercusión de su marido: no llega a un 3% de los seguidores que él tiene en Twitter.
Hasta ahora, y desde que se conocen los resultados, tanto POTUS como FLOTUS han guardado un sepulcral silencio tuitero. Habrá que ver cómo los grandes protagonistas gestionan esta pequeña arista dentro del maremoto político que se avecina en Estados Unidos, ante el fin de ocho años de era Obama y el inicio del mandato de Donald Trump.
Iván J. Muñoz
