Hipnosis, pura sugestión y magnetismo

Un sueño profundo, insólito, palpitante. Una experiencia real, atónita, vibrante. Algo similar a lo que ocurre cuando estás leyendo un libro, que eres capaz de imaginar las imágenes que describe el autor, recrear la historia segundo a segundo en tu mente, o cuando sueñas y algo tan efímero se convierte en real. Son algunas de la sensaciones que invaden la mente y el cuerpo cuando te encuentras en un estado de hipnosis. Una mezcla entre estas dos situaciones es lo que vivieron algunos protagonistas de esta historia. En 360 Grados Press hemos hablado con el Colegio Profesional de Hipnólogos y con algunas personas que han sucumbido a sus efectos para conocer este fenómeno más de cerca.

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“Cierra los ojos. Respira. Te pesan los párpados. Cada vez más. Duerme”. Cuando oímos estas palabras  nos viene a la cabeza la imagen más extendida de la hipnosis, los espectáculos que muestran a personas en trance que siguen como autómatas la voz de un hipnotizador y son capaces de bailar, cantar o creerse niños de 6 años. Quienes practican esta técnica saben que se trata de una de las armas terapéuticas más antiguas, el poder de la sugestión. “No se trata de ningún encantamiento, sino de una técnica psicológica que sirve como complemento de otros tratamientos como la psicoterapia”, explica el Colegio Profesional de Hipnólogos.

 

Lo cierto es que la hipnosis es una ciencia milenaria, casi tan antigua como la humanidad. Aunque hoy en día es posible verla en cursos de autohipnosis, terapias o espectáculos, su práctica se remonta a tiempos inmemoriales como rituales. Pero, ¿puede ser hipnotizado todo el mundo?, ¿cuándo estás en trance no recuerdas nada de lo vivido?, ¿puede la hipnosis en un grado muy profundo eliminar y anular el control voluntario de una persona?  El Colegio Profesional de Hipnólogos apunta que “cualquier cerebro tiene la capacidad de focalizar su atención en un estímulo, si se le indica cuál y se le específica exactamente dónde está. Todos los individuos pueden ser hipnotizados, porque la hipnosis es una atención focalizada, que no tiene nada que ver con la pérdida de la consciencia”.

 

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Aunque este fenómeno es una experiencia subjetiva difícil de describir, como ocurre con la consciencia o el dolor, cada persona lo vive y manifiesta de una manera. De hecho, en estado de hipnosis se experimenta una modificación de la atención, de la percepción sensorial y el tiempo.  “Mientras Blad me describía una playa desierta, donde solamente estaba yo y me decía que sentía la arena entre los dedos de mis pies, mis dedos, en el interior de las botas, se movían tal y como él lo describía. Del mismo modo, veía el agua cristalina y azulada porque el cielo estaba despejado y hasta podía oír el sonido de las olas rompiendo con la orilla”, relata Elena.

 

Es tan grande el poder de la hipnosis que aquellas personas que lo prueban consiguen viajar en el tiempo, trasladarse a cualquier lugar por inimaginable que sea, incluso recuperar recuerdos pasados. La prueba es que en un momento Rubén visitó Roma siglos atrás y pudo ver el Coliseo romano en su época de esplendor, donde las clases altas, el Ejército romano, los pensadores y todas aquellas personas ilustres acudían al anfiteatro. “Nunca he estado en Roma y, sin embargo, gracias al hipnotista Blad estuve allí y lo vi, supongo que como lo he visto en tantas imágenes o como lo he estudiado, pero lo cierto es que lo vi”, explica Rubén.

 

Pero la hipnosis va más allá de los espectáculos, de la imaginación y sirve también para focalizar objetivos o mejorar aspectos de la vida personal, como hizo Marcos, un hombre que en una época de su vida se vio inmerso en un momento de mucho estrés laboral. Desesperado por la situación recurrió a la hipnosis para recuperar el rumbo. “Cuando me hipnotizaron me repitieron una y otra vez mensajes de optimismo para que confiara más en mí y en mi valor como profesional. Una práctica que me fue muy bien posteriormente cuando decidí tomarme las cosas con más tranquilidad y respirar. Al final, salí con éxito del atolladero en el que me encontraba y ahora he emprendido mi propio negocio”.

 

Hipnosis clínica

En muchos casos la hipnosis se puede utilizar como estimulante para la terapia. De hecho, se ha demostrado que tiene mucha efectividad a nivel clínico en el tratamiento para mitigar el dolor. Otros trastornos en los que también ayuda, aunque no siempre, es en el tratamiento de la ansiedad: las fobias y las adicciones. Suele resultar muy efectiva en estudios clínicos, en los que el porcentaje de éxito puede alcanzar el 60%, pero a nivel de terapias, como son personales, los porcentajes varían dependiendo del terapeuta y del paciente.

 

Esto sucede porque en la hipnosis clínica se focaliza la atención en el problema o en la solución que se le quiera aplicar. Los psicólogos apuntan que no todo el mundo puede ser hipnotizado, porque depende de la sugestión de la persona, aunque existe una parte de la población, entre el 5 y el 8%, que es muy sugestionable. Depende de la capacidad de uno mismo para, por ejemplo, meterse en un libro, en una película y dejarse llevar por la historia. En este sentido, uno de los sentimientos más comunes que experimentan los pacientes que no lo consiguen es la ansiedad al no poder conseguir lo que quieren porque requiere de un trabajo importante por parte de la persona. Pero aunque la hipnosis no es la panacea porque requiere una serie de sesiones y un trabajo clínico intenso es muy útil para mejorar la vida de las personas.

 

@ingabarda

Inma Gabarda

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