Contar otra versión de África

Es bien sabido que lo que publican los medios de comunicación no siempre es verdad y dicha máxima se cumple especialmente al informar sobre África. Esta semana en 360 Grados Press proponemos reflexión y autocrítica al respecto.

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África es considerada como un país. Los hombres de allí son violentos y belicosos. Las mujeres, pasivas e indefensas. Los niños sufren hambre sin excepción. Y todos los africanos viven en chozas de barro ubicadas en poblaciones remotas. No obstante, si se comparase el metro de Nueva York con el de Addis Abeba – capital de Etiopía –, mucha gente se sorprendería“, declara Martine Jahre cuando es preguntada acerca de los estereotipos más frecuentes sobre dicho continente. Justamente, esta clase de nociones comúnmente aceptadas pero erróneas fueron las que motivaron la puesta en marcha en 2012 de los Radiator Awards, una iniciativa del SAIH – Fondo de Asistencia Internacional para los Estudiantes y Académicos Noruegos –, del cual Martine es vicepresidenta, que persigue llamar la atención sobre las malas prácticas y premiar los buenos ejemplos en materia de comunicación en este sentido. “Es posible involucrar a la gente en temas como la pobreza y el desarrollo sin caer en los tópicos“, afirma. Muestra de ello podría ser una de las tres campañas que el pasado mes de noviembre fue galardonada con un Golden Award a su buen hacer: una joven de 14 años lidera la lucha por su derecho a la educación y un futuro diferente en Burkina Faso, donde una de cada dos niñas es obligada a contraer matrimonio.

 

Una información monolítica para una realidad diversa

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Esa visión reduccionista y preestablecida descrita al inicio viene alimentada, en gran medida, por los medios de comunicación e, incluso, por las propias organizaciones sin ánimo de lucro, que no siempre aciertan en la forma de transmitir la compleja realidad africana; cayendo en un enfoque neocolonialista y perpetuando una imagen ficticia. “África se sigue asociando a la miseria, la violencia o las epidemias como si fueran situaciones inherentes del continente y no estuvieran conectadas con las dinámicas económicas mundiales, con nosotros mismos“, apunta Maribel Hernández, periodista especializada en Derechos Humanos y Paz. Sin embargo, no solo es una cuestión de perspectiva, sino también de cobertura. “Creo que hay temas de cultura, deportes o procesos políticos que deberían tener mayor presencia en las páginas de información general y no seguir relegados a espacios ya prefabricados. Un ejemplo: este mismo 2015 en Dakar se ha celebrado un juicio histórico. Por primera vez en la historia se ha llevado ante un tribunal a un dictador africano, Hissène Habré, en aplicación de la justicia universal, un claro mensaje contra la impunidad. Muy pocos medios españoles se han interesado por este tema“, ilustra el también plumilla José Naranjo, quien trabaja hace años como freelance desde el continente africano.

 

Propuestas concretas para combatir el desconocimiento

A pesar de ello, los entrevistados coinciden al hacer una lectura de futuro en positivo. La proliferación de secciones específicas en cabeceras nacionales, como Desalambre o Planeta Futuro, invitan a pensar en ello. “En España, por otra parte, desde hace un tiempo viene funcionando una red de profesionales de la comunicación, las ONG y el ámbito académico llamada #comunicambio que trata de alimentar el debate alrededor de estas cuestiones y fomentar una comunicación transformadora“, completa Maribel. Es más: hay publicaciones centradas en África que ya pueden presumir de años de andadura. Sería el caso de afribuku, una revista digital que aborda la cultura africana contemporánea. “Nos parece imprescindible la normalización del continente, el respeto de tú a tú igualitario, para su desarrollo específico. La condescendencia es, sin duda, el gran cáncer africano. Ésta no permite una mejora cualitativa y cuantitativa de su propio trabajo. Ésta empeora las sociedades, convirtiéndolas en pordioseras morales, responsabilizando a otros de sus problemas, esperando que estos sean resueltos mágicamente. No somos ciegos ni sordos, sabemos lo que ocurre en el continente, hay desgracias que acontecen cada día, pero eso no significa que no existan otras cosas. África es lo que es, no lo que queramos que sea“, explica Javier Mantecón, uno de sus editores.

 

El cambio del discurso para el cambio de mirada

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En definitiva, se trata de consolidar una corriente informativa que abra los ojos a las sociedades occidentales, las cuales establezcan nuevas relaciones con el continente vecino. “Disminuir esa frecuente sensación de que nosotros, los buenos samaritanos, los salvadores blancos, somos la solución. Esto crea una división entre ‘nosotros’ y ‘ellos’, así como promueve la creencia de que solo con donar diez dólares al mes es suficiente, que no hay que involucrarse más. La erradicación de la pobreza no es así de sencilla. Necesitamos una narración diferente que muestre a los africanos como agentes activos en sus propias vidas“, analiza Martine. El punto de inflexión, por tanto, puede ser marcado por profesionales de la comunicación en general y periodistas en particular al empezar a aplicar un criterio editorial distinto al hasta ahora vigente. “Cualquier tema que se publica acerca de cualquier país occidental es transportable a África. Imagínense las posibilidades en un continente en el que viven mil millones de personas en 54 países. Si dejamos los clichés que mencionamos anteriormente a un lado, los temas se presentan solos. Política, ciencia, deportes, cultura y, por qué no, cotilleos o gastronomía. Información interesante provenga de donde provenga. Sin barreras ni prejuicios“, razona Javier.

 

Responsabilidad compartida con el público

Sin embargo, no hay que olvidar que este esfuerzo desde las redacciones no tendría sentido si no se contase con la complicidad de los lectores, oyentes o televidentes. Y he aquí donde reside la pregunta del millón: ¿qué fue antes, el interés mediático o el social sobre África? Siguiendo con las palabras del miembro de afribuku consultado: “La demanda, desgraciadamente, no existe, se crea. La sociedad en muchos casos se preocupa de aquello que se dictan a través de los medios. Normalizar nuestra relación con un continente que se encuentra a tan sólo 14 kilómetros de nuestro país nos parece algo tan básico como absurdo al mismo tiempo. Muchos de los hechos que acontecen en África tienen una consecuencia directa en nuestra sociedad. ¿Por qué se obvian?”. La fugacidad informativa y el factor proximidad que caracterizan a las noticias actualmente explica en parte este fenómeno. “El interés por África viene muy marcado por flashes de actualidad. Cuando pasa algo que atrae la atención giramos la cabeza hacia el continente y pensamos ‘Ah, sí, las cosas de África’. Luego volvemos a nuestros centros de interés tradicionales. Ahora hay más interés que hace veinte o treinta años, pero aún queda mucho camino para que África sea tratada con el respeto y la dignidad informativa que merece“, reconoce José. En cualquier caso, una vez más triunfa el optimismo. “Al final, somos seres humanos y es nuestra humanidad lo que nos une a otros semejantes, estén donde estén. Si la historia consigue conectar con eso, que es lo más básico, ¿cómo no va a interesar?“, concluye Maribel.

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@LaBellver

La foto de la portada exterior también ha sido obtenida de Flickr bajo licencia CC. Su autor es Brian Wolfe.

Marcos García

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