Cuando Picasso contemplaba a otros maestros

Esta semana en 360 Grados Press os recomendamos acercaros hasta el Centro Cultural Bancaja de Valencia para conocer cómo los museos han contribuido en el trabajo de uno de los artistas españoles más famosos y prolíficos.

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Aprovechar los viajes a diferentes ciudades para recorrer sus museos o pasar horas frente a una obra de referencia para copiarla con vistas a perfeccionar la técnica son prácticas más que habituales entre aficionados y profesionales del arte. Y resulta que Pablo Picasso no fue una excepción en este sentido. “Como fuimos por Madrid, tuve la oportunidad de enfrentarme, por primera vez, a mis ídolos. Me esperaban en el Museo del Prado“, declaró en su día. Él, seguramente, no lo sabía cuando ese momento se le presentó a sus trece años de edad, pero décadas más tarde no solo sería nombrado director de dicha institución – desde 1936 a 1939 –, sino que bebería – y mucho – durante su formación de los autores allí expuestos, un proceso que puede considerarse prácticamente continuo en el artista malagueño. “Pintura de la pintura“, lo definió Marie-Laure Bernadac, la conservadora de arte contemporáneo del Museo del Louvre.

 

Unas ‘musas’ con nombre propio

Las mujeres de Argel de Delacroix, de las que llegó a realizar 14 versiones, o El baño turco de Ingres, al que dedicó una serie de grabados, son una clara muestra de cómo Picasso tomó como fuente de inspiración a los grandes maestros, cuya influencia se justifica con más de 200 piezas en esta exposición del Centro Cultural Bancaja. Así, por ejemplo, los visitantes pueden descubrir que su célebre cuadro Las señoritas de Aviñón nació de una visita al Museo del Trocadero en París, donde entró en contacto con el llamado arte primitivo que marcó el inicio de su etapa cubista. O, asimismo, que Degas – quien frecuentaba burdeles para retratar a mujeres – contribuyó en su faceta de voyeur y en su obsesión por el cuerpo femenino. Eso sí, no hay que olvidar que la connotación sexual de Picasso, tan presente a lo largo de su trayectoria, es innata.

 

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La licencia de reinterpretar e, incluso, bromear

Justamente, dicha última característica roza su máxima expresión en un conjunto de obras que Picasso dedicó a Rafael, en cuya figura profundizó gracias al Louvre. En concreto, esta colección – que fue acompañada por cinco poemas del mismísimo Rafael Alberti – se centra en la relación que el pintor renacentista italiano mantuvo con su amante la Fornarina, representándola con escenas de sexo explícito en un tono satírico; un planteamiento que no muchos – por no decir nadie – se había atrevido a abordar.

 

Por su parte, ya desde otra perspectiva, esta muestra comisariada por Javier Molins también destaca la figura de Rembrandt, que llega a convertirse en una constante para Picasso con alusiones directas, especialmente durante su etapa más madura. Figuras al estilo Rembrandt (1967) o los mosqueteros que el malagueño firmó a modo de guiño como Domenico Theotocopoulos van Rijn da Silva bien pueden servir como pruebas del influjo del holandés, entre otros referentes – El Greco y Velázquez en este caso en particular –.

 

Curiosidades sin tregua

Con todo, esta propuesta cultural que el Centro Cultural Bancaja ha organizado con cesiones del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Museo Picasso de Málaga, Fundación Picasso – Museo Casa Natal y Fundación Telefónica sirve, a su vez, como una suerte de anecdotario acerca de su protagonista. La ferviente reivindicación que ejerció sobre la importancia artística de El Greco, de quien quedó maravillado desde que contempló El entierro del Conde de Orgaz, o la realización de uno de sus mayores sueños al cumplir 90 años, que algunas de sus obras llegasen a ser expuestas junto con otras de sus maestros, son algunas de las peculiaridades que se desgranan en Picasso y el museo. “Somos los herederos de Rembrandt, Velázquez, Cézanne, Matisse. Un pintor tiene siempre un padre y una madre, no surge de la nada“, afirmó él mismo. Aquí, sin duda, queda sobradamente demostrado.


La exposición ‘Picasso y el museo’ estará disponible hasta el 28 de febrero de 2016. El horario de visita es de lunes a sábado de 10 a 14 y de 17 a 21 horas; los domingos de 10 a 14 horas.

@LaBellver

Javier Montes

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