Prosperidad con esencia oriental

La moda del Feng Shui de hace algunos años provocó controversia entre quienes lo defendían y quienes lo tildaban de pura superchería. 360 Grados Press se introduce en su verdadera esencia, arraigada en la milenaria tradición oriental, para sacar de dudas a curiosos e indecisos en su uso para potenciar la prosperidad en su hogar o en su empresa.

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Mito o realidad. Fraude o verdad. Ciencia en la que unos creen firmemente, otros acuden a ella de manera clandestina y el resto la denuncia. Lo cierto es que el Feng Shui ha sido motivo de controversia en la última década por provocar titulares desde la voz tanto de sus detractores como de sus seguidores o de los que curiosean en su peculiaridad.

 

Marian Durán, interiorista de formación y una de las mayores expertas a nivel internacional en esta materia, pone el punto de la polémica sobre la confusión que los “charlatanes” ávidos de ganancia económica  han provocado entre los interesados y que ha deteriorado la imagen de los auténticos maestros en Feng Shui. “La moda distorsionada de hace unos años creó cierta mala fama, pero también que muchos llamaran para preguntar y acabaran siendo clientes“, recuerda.

 

La blogosfera también se ha encargado de trasladar al lector ideas acertadas y erróneas por igual al lector: que si poniendo un mueble así o asá serás más feliz, que si colocando una fuente de agua en un punto estratégico de la casa atraerás la fortuna, que si poniendo plantas por toda la oficina se atraen clientes. Todo ello ha dado como resultado la frustración de algunos, un ateísmo en esta creencia pronunciado en otros y que el 90% de los curiosos en el Feng Shui, según Durán, que soliciten uno de sus estudios crean que se trate de una especie de “San Pancracio mágico que todo lo puede“.

 

Pero, ¿de qué se trata realmente? De una herramienta o técnica pragmática basada en fórmulas matemáticas que ayuda a conocer qué energías, o Chi, existen en un lugar y, con ello, potenciar la felicidad, las relaciones interpersonales, la salud y la economía de quienes viven en él, en el caso de un hogar, y mejorar la cuenta de resultados y el clima laboral, si hablamos de las oficinas de una empresa. Sin reglas homogéneas, creencias, simbolismos o explicaciones psicológicas. “Al igual que hace un agricultor en el campo, nosotros tiramos la semilla en la tierra para que brote el cultivo, pero las personas que cohabitan en esa vivienda o lugar de trabajo deben tener las aptitudes suficientes, sino no funcionará nuestra labor“, asegura la experta.

 

De oriente a occidente; del origen a su difusión

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Un estudio con aplicaciones prácticas que proviene de la geomancia tradicional china, o Kanyu, que se enseñó oralmente, de generación en generación, durante miles de años y que aterrizó con la nomenclatura con la que actualmente la conocemos (Feng Shui significa “viento y agua“) en el Zang Shu o Libro de los Sepulcros, atribuido al estudioso chino Guo Pu, que data aproximadamente del 300 a.C.

 

Posteriormente, en los tiempos de la dinastía Han (del 206 a. C. hasta el 220 d. C), los ‘fang shi’, sabios y adivinos de gran poder, comenzaron a perfilar este concepto, con las tumbas, viviendas y palacios como ‘destinatarios’ de estas técnicas. Pero no fue hasta los siglos VII-IX, durante la dinastía Tang, que el maestro Yang Yun-San, consejero de la corte imperial, sentara las bases de lo que actualmente conocemos como Feng Shui.

 

Tras la instauración en 1949 de la República Popular en China, el Feng Shui quedó relegado y proscrito en prácticamente todo el país hasta que Thomas Lin Yun, sacerdote tibetano, lo recuperó, lo comenzó a enseñar en California en los años ochenta y pronto se difundió por Estados Unidos y América Latina. Una versión muy simplificada de esta creencia – y la que más confusión de concepto ha provocado –, de libre interpretación, basada en el I Ching (libro oracular que describe la situación presente de quien lo consulta y predice el modo en que se resolverá en el futuro si se adopta ante ella la posición correcta) y en la Teoría de los Cinco Elementos (clasificación de los fenómenos naturales y de sus interrelaciones según la filosofía tradicional china).

 

Interés económico y confidencialidad

Por suerte, hoy existen muchas escuelas y profesionales que lo practican partiendo de su esencia original, como Durán, que lleva más de 20 años “llevando” el Feng Shui a casas y empresas con total respeto a su confidencialidad. Las controversias públicas de esta herramienta tradicional oriental han hecho que este último dato sea uno de los que más importan a jefes y directores de compañías, que desean que el trabajo de estos expertos pase totalmente desapercibido para evitar reprimendas. “Aunque el Feng Shui está exento de superstición, muchas grandes multinacionales solicitan estos servicios en secreto, si bien otras de la talla de Microsoft, Panasonic, Coca-Cola o Kellogg’s han admitido públicamente su uso“, explica Durán.

 

En este minúsculo bando de “atrevidos” la profesional del Feng Shui cuenta entre sus clientes con la Generalitat de Catalunya, que contrató en 2008 un estudio para el conjunto de edificios que componen la Conselleria de Interior y parte de la de Agricultura, lo que, incluso, llevó a Joan Saura, por aquel entonces consejero de Interior, Relaciones Institucionales y Participación del gobierno autonómico, a recibir diversas recriminaciones por parte de otros políticos por unirse a lo que llamaban “superchería“.

 

Pasos para aplicar el Feng Shui en un hogar

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En primer lugar, y tras la firma del contrato, los componentes del equipo de Durán realizan una visita al lugar para hacer fotografías de las estancias y recoger documentos y datos importantes como el año de construcción, la situación anímica de los habitantes de la casa o el plano actual del espacio. En segundo lugar, elaboran el mapa de energías de la casa y en un plazo máximo de dos semanas, y con el estudio totalmente perfilado, hacen entrega al cliente del libro de instrucciones acorde a ese lugar concreto.

 

Se suele componer de cambios mínimos en el mobiliario, en el color de las paredes (unos concretos potenciarían las energías buenas y debilitarían las malas) y otros consejos para optimizar el bienestar del hogar. “El Feng Shui no tiene nada que ver con recomendaciones psicológicas como que el verde o el azul mejoran el descanso, aunque también asesoramos en ese tipo de materias por petición explícita del solicitante“, señala Durán. Y, en tercer y último lugar, mantienen el contacto con el cliente para realizar pequeños ajustes puntuales con el paso de los años, ya que “el Feng Shui cambia en el tiempo“.

 

Una técnica que no se palpa, que se enseña entre personas de mente abierta que se dejan llevar por el mar del conocimiento tradicional y que deciden alejarse de la superstición y de las críticas para aplicar estudios de Feng Shui que, llevados a cabo como debe ser, producen un 100% de satisfacción y que el cliente lo solicite para otras propiedades o negocios a su cargo. Ya lo dijo el polémico multimillonario Donald Trump en la revista TIME: “No tengo por qué creer en el Feng Shui (…) lo uso porque me da dinero“. Y de momento, por lo visto, no le ha ido nada mal.

Laura Bellver

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