El fútbol, el trono o la vida

En los últimos días hay dos acontecimientos que han pasado a vuela pluma por Twitter y sin embargo me parecen de un calado tan hondo como triste y descorazonador. Me refiero a los balseros a la deriva en aguas del Índico y al niño oculto en una maleta que fue descubierto en la frontera de Ceuta. Dos dramas de la sociedad mundial del siglo XXI que para el universo Twitter no merecen eco.

 

Mis disculpas si alguno ha clavado sus ojos en estas líneas y ha estado opinando, dando a conocer el problema o ayudando a su manera a tratar de encontrar una salida. Por difícil que resulte siempre se puede hacer algo. Entre mis seguidores nadie ha dicho nada y nadie me ha hecho un comentario, ni un RT, aunque es cierto que cada vez la gente comenta menos a no ser que hagamos referencia a Mujeres, Hombres y Viceversa o al fútbol. Perdón, y estos días a la dichosa campaña electoral.

 

Mientras tanto los refugiados de la minoría birmana rohingya siguen -los que pueden- sobreviviendo hacinados en barcazas a la deriva por aguas del sureste asiático sin que ningún país les quiera acoger. Las fotos son tremendas. Las historias que cuentan desde allí, terroríficas. En España hay más preocupación por los tronos de la tele y la política que por los barcos de la vergüenza que Malasia, Indonesia y Tailandia rechazan de sus aguas jurisdiccionales.

 

Alguna organización humanitaria ha descrito la situación de los balseros como “un juego de ping-pong humano”. Quizá el símil no haya sido el más acertado y más aún teniendo en cuenta que una barcaza con 300 personas a bordo no se sabe si se ha hundido después de haber intentado sin éxito acceder a aguas de los países antes citados -llevan 72 horas en paradero desconocido- o como informó BBC Mundo “cien inmigrantes murieron en peleas por la comida”. Sólo los grandes medios, como CNN Internacional, han tratado sin éxito de hacer que Twitter fuera un hervidero con esta crisis pero en esta red social casos tan ‘lejanos’ se pierden en el olvido.

 

Alguno pensará que bastantes problemas tenemos en casa como para preocuparnos de lo que pasa a miles de kilómetros de distancia. Esa disculpa tampoco sirve. En España también vivimos a diario el drama de la inmigración. La imagen más reciente y cruel es la de un niño de ocho años oculto en una maleta que fue detectado por los controles aduaneros en la frontera del Tarajal, en Ceuta. El periodista mexicano Gustavo Rentería compartió la foto en un tuit y no logró ni un RT (tiene 26,3 k seguidores). También medios de comunicación y periodistas italianos se hicieron eco del caso. Allí viven a diario dramas similares y Lampedusa se ha convertido en una meca para las mafias. ¿Algún padre en su sano juicio pagaría para que su hijo accediera en una maleta a ningún sitio?

 

La desesperación por encontrar un mundo mejor, por dejar atrás el hambre o las mafias, empuja a cada vez más personas a jugarse la vida e incluso poner en juego la de sus hijos y, sin embargo, Twitter, el altavoz de casi todo, no consigue atrapar la atención de estos dramas. En Twitter los TT no entienden de inmigración o la gente quizá no quiera entender. Es más cómodo pero injusto. 


@JavierMontesCas

David Casas

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