De mini a maxi: ‘Happy Valley’

La repercusión mediática no siempre es proporcional a la calidad de algunas series. Este es el caso de una reciente producción británica, la cual ha pasado inadvertida para muchos, pero merece toda la atención.

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Me llamo Catherine, tengo 47 años, estoy divorciada y vivo con mi hermana, que es ex heroinómana. Tengo dos hijos adultos, uno muerto y otro que no me dirige la palabra; y un nieto“. Esta es la carta de presentación que la sargento Cawood concede en una de las primeras escenas de Happy Valley. Efectivamente, la serie es policíaca, pero queda exenta de estereotipos. Para empezar, está protagonizada por una mujer de mediana edad. Esta se trata, además, de una heroína que no solo pone a prueba sus fortalezas ante la audiencia, sino que también desnuda sus vulnerabilidades. Por otra parte, ‘el malo’ de la historia se conoce desde un principio y, sin embargo, ello no le resta interés a la trama, justo al contrario. Y todo ello, ambientado en un pequeño valle rural de West Yorkshire que, lejos de lo que pueda llevar a pensar su nombre, rezuma más miserias cotidianas que felicidad. ¿Os convence por ahora?

 

Por si acaso, seguimos: la narración se desarrolla paralelamente a la investigación de un secuestro, la cual resucita – aunque parece que nunca llegaron a estar muertos – los monstruos del pasado de Catherine Cawood. Las piezas encajan desde el primer minuto a un ritmo trepidante que no cesa hasta el final, pues Happy Valley sólo consta de seis episodios para resolver una maraña de relaciones tanto en el ámbito personal de la protagonista como entre los secundarios que están implicados en dicho suceso inicial. La intensidad de los acontecimientos se apodera del espectador y las notas de realismo le abofetean. En definitiva, hablamos de un drama con mayúsculas que invita a reflexionar de manera descarnada sobre la resistencia y la maldad del ser humano. ¿Queda algún escéptico en la sala?

 

Para terminar, ya en clave de ficha técnica, se puede destacar que su guionista es Sally Wainwright, conocida por otras producciones televisivas como Unforgiven o Last Tango in Halifax. Esta última, con un BAFTA por ser la mejor serie de 2012 a sus espaldas. Es más, Sarah Lancashire – protagonista de Happy Valley –obtuvo el año pasado el galardón británico por excelencia a mejor actriz secundaria con motivo de su interpretación en esa misma obra. El tándem Wainwright–Lancashire, por tanto, no es nuevo, pero sigue siendo fructífero: el drama que nos ocupa tuvo una media próxima a los 6 millones de audiencia en el canal BBC One y las críticas fueron tan positivas que la cadena anunció una segunda temporada pocas semanas después de concluir la primera en junio. Así, lo que se había proyectado como una miniserie se ha convertido en algo más grande. Sin duda, el buen hacer está detrás de esa – acertada, me atrevería a decir – decisión que verá la luz a finales de 2015. Ahora, la pregunta es: ¿se mantendrá el listón?


@LaBellver

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