«Eres flexitariana»

Fue lo primero que me dijo un amigo cuando le comenté esa especie de dieta que creí haber inventado y que seguía desde hace tiempo.-“¿Flexi… que?”- Jamás había escuchado esa palabra, es más, nunca pensé que las “auto-normas” que me impuse desde hace años respecto a la alimentación tuviesen una denominación específica.

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Principalmente lo que hago es basar  mi alimentación en la ingesta de vegetales, pero soy flexible y, si la situación lo requiere, me permito consumir de vez en cuando carne o pescado en pequeñas dosis. Y no, no soy  una vegetariana frustrada, ni una carnívora con complejos, ni sigo la dieta del “pollo de los domingos” en casa de los abuelos, simplemente  intento seguir en un 90%-95% una dieta vegetariana, con todos los beneficios que conlleva, de acuerdo a mis propios criterios y convicciones. En definitiva, es una forma de adaptar la alimentación a mi vida, y no mi vida a la alimentación.

 

Ahora que me siento catalogada en el término flexitariano, me he puesto a investigar sobre ello y es que esta especie de dieta, que nace a partir de la combinación de la palabra “flexible” y “vegetarianismo”, ganó gran popularidad en Estados Unidos gracias al libro “The Flexitarian Diet: The Mostly Vegetarian Way to Lose Weight, Be Healthier, Prevent Disease, and Add Years to Your Life”, de la dietista estadounidense Dawn Jackson Blatner. Es más, este vocablo existe desde 1992, cuando la reportera Linda Anthony escribió un artículo sobre la apertura de un café-bar en el centro de Texas titulado ‘Acorn sirve comida flexitariana’. En 2003 fue votada como la palabra más útil del año por la American Dialect Society y ahora podemos encontrar una web en España dedicada a “la dieta de la gente flexible”.

 

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Como todo en esta vida, toda decisión que involucre ideología provoca polémica y  viene acompañada de críticas. Han sido muchos los vegetarianos que entienden la ocasional ingesta de carne como una frivolidad. “Teniendo en cuenta el impacto medioambiental, en la salud y en el maltrato a los animales, ser flexitariano es como fumar dos paquetes de cigarrillos en vez de diez, golpear a un cerdo hasta matarlo en vez de a dos, y echar medio litro de gasolina por el fregadero en vez de cuatro”, declara Kathy Guillermo, director de investigación de la organización PETA, a la revista ‘Newsweek’. Además, “los vegetarianos no admiten esta dieta como una categoría dentro del vegetarianismo, ya que, por definición, éstos no toman alimentos de origen animal”, nos cuenta la dietista y nutricionista Yolanda Adán, directora de Dietistas y nutrición.

 

Por otro lado, están los que como Eugenio García, dentista de profesión y flexitariano, que en una reciente entrevista para El Blog Alternativo, opinó que “el mejor camino a seguir en la vida es siempre el “camino medio”. De los radicalismos se consigue poco o nada, muchísimas veces más rechazo que afección a lo que intentas transmitir. Si tú le dices a un “carnívoro” que se alimenta de “cadáveres”… ¿crees que continuará escuchándote con atención? Lo más fácil es que, como mínimo, te ignore, y lo más frecuente es que se ponga a la defensiva, porque en cierta manera estás atacando su propio sistema de valores. Lo siento, pero no comparto esas actitudes, no me gustan esos términos descalificativos. No es el camino, no es la vía. (…) Por ello me encuentro cómodo en el flexitarianismo. Me gusta lo “flexible”, en todos los aspectos de mi vida”.

 

BENEFICIOS E INCONVENIENTES

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Al margen de polémicas, la dietista y nutricionista Yolanda Adán afirma que “este nuevo hábito de vida, sin radicalizarlo, nos puede ayudar a equilibrar nuestra alimentación actual e inclusive introducir alimentos nuevos que no tenemos en nuestra alimentación “normal” como cereales integrales, derivados de la soja como el tofú o seitan, etc.” Además existen tanto pros como contras en este tipo de dieta. Entre los beneficios, Adán destaca el aumento de aporte en fibra, de grasas saturadas y vitaminas, minerales y antioxidantes. Se ingieren menos calorías, grasas totales y colesterol. No se consumen alimentos preparados ni azucares refinados. Como inconvenientes, señala las posibles carencias nutricionales de algún mineral como el hierro, sobre todo en mujeres, debido a la menstruación. También aconseja no quitar alimentos unos días y ponerlos en otros, porque lo adecuado es ingerirlos en una  cantidad optima diariamente para no generar problemas metabólicos. La proteína animal, como los huevos y los lácteos son proteínas muy interesantes para nuestro organismo, y por tanto sugiere que tampoco se eliminen.

 

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Ya como aporte personal, la nutricionista Adán nos explica que “la alimentación más adecuada es la dieta mediterránea”, en la que después de muchos estudios se ha demostrado su eficacia frente a muchas patologías nutricionales, como obesidad, diabetes o el colesterol. Básicamente se trata de aumentar fruta y verdura, frente el consumo de proteína animal que se ingiere (no se elimina) como pescado blanco, carne blanca, huevos y lácteos.  Incluyendo una vez por semana carne roja y pescado azul. “La alimentación –indica la especialista- ‘no debe responder a modas’, ya que nuestra salud depende de ello.” Pero es la moda la que, ante una creciente demanda de “comida verde”, arrastra a que cada vez sean más los restaurantes que se animan a la dieta flexitariana en nuestro país. Es el caso de Flax & Kale, situado en plena calle Tallers en Barcelona, y que presume de ser el único lugar donde se puede encontrar kale (una verdura tipo espinacas que en Estados Unidos causa sensación).  

 

 

En definitiva, lo que llaman flexitariano es eso que he estado haciendo durante mucho tiempo solo que ahora ya me han encasillado en el ‘grupi’ de los “vegetarianos flexibles”. ¿Lo eres tú también?


@talitubie

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