El diseño a tus pies

Esta semana echamos la vista atrás para rememorar la saga de los Sáez, zapateros artesanos alicantinos que han calzado los pies de destacadas figuras internacionales. Tiramos del hilo histórico a través de su biznieta, quien presenta junto a su hermano el nuevo sello de la casa: Carmen Sáez Shoes.

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Cuando Ángel Sáez empezó a cortar cuero para fabricar calzado el siglo XX ni siquiera asomaba la nariz por el calendario. Vivía entre hormas en Elda, cuna de esta artesanía de alta calidad en España, y su trabajo traspasó las fronteras de la palabra oficio, pues sin que todavía pudiera saberlo, cada golpe de martillo a un tacón afianzaba con esfuerzo el inicio de una destacada saga de zapateros españoles: los Sáez, que ya va por su cuarta generación.

 

El testigo de Ángel lo recogió su hijo Eulogio, que inculcó la profesión a sus cuatro descendientes. Ahora, Mari Carmen e Iván Beneyte, biznietos de aquel zapatero que empezó a trabajar la piel hace más de 120 años, son quienes mantienen viva la estela de una familia para la que el calzado significa mucho más que cubrir y proteger los pies.

 

“Si cierro los ojos puedo oír el incesante martilleo de mi abuelo Eulogio. El olor del calzado, en el que trabajaba día y noche, no me es indiferente”. Mari Carmen Beneyte acompaña sus palabras con una sonrisa que desvela la ilusión por el proyecto que emprende con su hermano: la presentación de su primera colección de señora “Carmen Sáez Shoes”. El semblante de la diseñadora se vuelve algo más melancólico cuando recuerda a su mentor. “Era una persona meticulosa, metódica y muy estricta”, explica, al tiempo que asegura que de sus antepasados ha aprendido “la pasión por este oficio” con el que ha crecido.

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Admite entre risas que cuando conoce a alguien, sus ojos se van directamente al suelo, en busca de los zapatos. Éstos, de hecho, pasan por todo un ritual de artesano antes de echar a andar. “El calzado nace de una sensación, que estimula la inspiración del diseño”, indica. Ella imagina a una mujer “cosmopolita, femenina y, sobre todo, que vaya cómoda”. Y lo remarca varias veces. “Las mujeres no tenemos por qué renunciar a calzar estilo, pero somos trabajadoras, madres… Y debemos reivindicar la igualdad también desde los pies”.

 

De todos los bocetos que dibuja, los que pasan la estricta criba llegan a la fase de patronaje.  Es el momento en el que se prueba cada diseño en su correspondiente horma y se llevan a cabo los ajustes “para que sea perfecto”. Cuando hay que escoger los materiales, no duda,  ella sólo fabrica en piel. “Permite que transpire el pie, no da alergias y se adapta muy bien”, señala. Tras la fase de corte y correspondiente prueba en horma, se coloca el tacón para realizar el primer calce. “Se hace siempre con el pie izquierdo y con el número 37. Históricamente se escoge esa talla porque no es ni muy grande ni muy pequeña, por lo que permite ver perfectamente las proporciones”.

 

Una de las fases más importantes en la fabricación de calzado llega cuando se cose el zapato. “Se une enteramente por primera vez y coge su forma real”, mantiene Mari Carmen. Se acopla entonces el tacón definitivo y los detalles y adornos del modelo para después someterlos a un minucioso control de retirada de restos de cola y se le da brillo.

 

El alma en los andares
Los Sáez no habían tenido marca propia hasta ahora, pues han trabajado para otras firmas internacionalmente conocidas. Según asegura Beneyte, su abuelo Eulogio fue el primer zapatero en España en trabajar con Paco Herrero. Pero la lista es interminable. “La reina Letizia, la reina Sofía, la Duquesa de Alba, las cantantes Beyonce, Lady Gaga o Rihanna, por ejemplo, han llevado y llevan el alma de Sáez en sus andares”.

 

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Cada una en su estilo, pues no en vano cada zapato cuenta una historia diferente. “Es poderoso el zapato, ya lo creo. Te caracteriza mucho”, dice la diseñadora. Y se explica: “una chica que los lleve cuadrados no suele estar excesivamente pendiente de la última novedad en tendencias y puede que sea una persona reservada. Si optas por muchas florituras, es muy probable que seas alegre y jovial y no te importa demasiado que te miren. Un zapato bajito denota que quien los lleve valora muchísimo la comodidad”.

 

El número de centímetros, por cierto, sí importa. Mari Carmen mantiene que “se puede ir muy guapa y sin sufrir con un tacón de 5 cm. Estiliza la pierna ¡y es suficiente!”. En su opinión, subirse en 8 cm “está bien para asistir a un evento especial”. Sin embargo, “más de 10 cm ¡es una barbaridad!”. Desde ahí arriba “no es posible andar con normalidad, pues el tobillo no hace el juego que debería y el empeine queda totalmente en vertical”. Por ello, a su modo de ver, “es un error estético y, además, es malísimo para la columna. Los hombros se van hacia delante por cuestión de equilibrio y tu espalda se resiente”. Una mujer de estatura baja que quiera aparentar que no lo es, “se equivoca si se sube a unos tacones excesivamente altos, porque reforzará precisamente el efecto contrario que desea conseguir”, mantiene.

 

Hay que pararla. Porque estaría horas y horas hablando de zapatos. Mari Carmen Beneyte es consciente de que el zapatero artesano “no tiene reloj”. “Es un trabajo muy sacrificado. Pero eso es algo que sé desde el principio”. Quiere recordar cuando su madre, Carmen Sáez, le contaba que “allá por el año 1965 una nevada impresionante forzó a que toda la familia arrimara el hombro sin descanso para ayudar a mi abuelo a entregar los encargos”. Si bien esa anécdota subraya la unión familiar frente a los momentos difíciles en el sector, también –opina Mari Carmen- “es una referencia en la tercera generación para coger las riendas de un oficio que se ha convertido en la piedra angular de nuestras vidas”.

 

Beneyte y su hermano Iván, patronista del proyecto, homenajearán a su abuelo el próximo 14 de marzo en el Museo del Calzado de Elda, donde su primera colección como “Carmen Sáez Shoes” se presentará al mundo por primera vez; aunque la esencia de esos zapatos está inevitablemente impregnada de aquel martilleo centenario.

 

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@Lorena_Padilla

 

José Manuel García-Otero

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