Seriéfilos al borde de un ataque de nervios

Si hay un momento crítico en la existencia de un aficionado a las series, éste es, sin duda, la espera – o, mejor dicho, desesperación – entre temporadas. Así, las probabilidades de infarto para, por ejemplo, los seguidores de Juego de Tronos se han multiplicado exponencialmente.

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El último episodio de la cuarta entrega de Juego de Tronos fue emitido el 15 de junio de 2014. Fue entonces, por tanto, cuando comenzó el suplicio para millones de espectadores alrededor del mundo. Porque todos ellos eran conscientes de que tenían por delante cerca de un año de ‘travesía por el desierto’ que intentarían mitigar a base de rumores, los cuales muchas veces tienen tanta ficción como la propia serie. En el caso de los españoles, además, este paréntesis ha sido un tanto particular: la emoción de saber que el equipo de HBO y el correspondiente elenco de intérpretes pisaba territorio nacional para el rodaje de una parte de la nueva temporada se entremezcló con la tormentosa sensación de poder acariciar un tentador spoiler con los dedos. De hecho, los cardiólogos de Sevilla, de Osuna y de Córdoba fueron avisados de que sus consultas podían rozar el completo durante un par de semanas del pasado mes de octubre.

 

Ahora, en plena recta final para el 12 de abril, cuando verá la luz ‘el primero de la quinta’, el cuadro clínico de los seriéfilos no mejora necesariamente. La difusión desde el canal oficial de la saga en Youtube del tráiler se ha sumado en cuestión de pocos días a las declaraciones concedidas por Sophie Turner – más conocida como Sansa Stark – a The Huffington Post en una entrevista, la cual anticipa que la tensión ‘nivel La boda roja’ se superará en las próximas entregas. Y, por si eso fuese poco, en un intento por mimar a los fans, HBO también ha logrado poner los dientes más largos – si es que eso es posible a estas alturas – con un vídeo de 30 minutos sobre cómo es un día de grabación en Juego de Tronos.

 

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Pero esta angustia seriéfila no es algo puntual, sino que bien puede extrapolarse a la que se siente por otras producciones. Sea el título que sea, el proceso de cura no empieza hasta que se inicia una nueva temporada. Mientras, los síntomas pueden aliviarse con el seguimiento de una serie distinta, pero esta solución presenta la contraindicación de generar una adicción paralela. Así de fatigosa es la vida del aficionado a la ficción pensada para la pequeña pantalla. Mucho más si se tienen en cuenta sobresaltos como el protagonizado recientemente por Netflix, que por un “error técnico” colgó 10 de los capítulos que conforman la tercera entrega de House of Cards, los cuales fueron borrados a los 20 minutos. “Esto es Washington. Siempre hay una filtración. Los 13 episodios se lanzarán el 27 de febrero“, publicaron en su cuenta de Twitter. Los seriéfilos, en consecuencia, al borde de un ataque de nervios.


@LaBellver

Javier Montes

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