Este año aprendo inglés

Estudiar un idioma es uno de los objetivos que se cuelan en la lista de nuevos retos cuando empezamos año. El inglés se postula como uno de las lenguas más demandadas. En 360 Grados Press nos hemos propuesto repasar algunos de los beneficios que aporta conocer un idioma extranjero; aunque este aprendizaje llegue en la edad adulta.

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Sorry, but I don’t speak English“. El arranque de un nuevo año suele ser para muchos el empujón que necesitan para dejar de repetir esta frase tan manida como recurrente y lanzarse de una vez por todas a aprender inglés.

 

Si bien entre los expertos hay consenso en que cuanto antes se empiecen a tomar clases de un nuevo idioma, mejor que mejor, nunca es tarde si la dicha es buena. Y lo es. No son pocos los estudios que demuestran que añadir idiomas al repertorio aporta beneficios.

 

La Universidad de Edimburgo presentó en 2014 un estudio con el que defendía que aprender una segunda lengua “puede tener un efecto positivo en el cerebro, incluso si este aprendizaje se inicia en la etapa adulta”.

 

El estudio demuestra que el bilingüismo, también cuando se da en la madurez, puede retrasar el envejecimiento cerebral, según defiende el Doctor Thomas H. Bak, quien formó parte del citado estudio escocés.

 

Los resultados obtenidos indican que aquellos que hablaban dos o más idiomas presentaban “significativamente mejores habilidades cognitivas en comparación con lo que se podía esperar de su test de referencia”.?? Los efectos más fuertes se observaron en la inteligencia general y la lectura y se vieron tanto en las personas que aprendieron su segunda lengua en una edad temprana como en aquellos que lo hicieron más tarde.

 

Por otro lado, científicos suecos demostraron el año pasado que aprender una lengua extranjera tiene un efecto visible en el cerebro. Los expertos utilizaron escáneres cerebrales para controlar qué ocurre cuando se aprende un segundo idioma en poco tiempo. El estudio forma parte de una investigación sobre el uso de este órgano y la tecnología para comprender los beneficios cognitivos de aprender otra lengua. El documento sugiere que ser bilingüe puede aumentar el tamaño del cerebro. Hablar idiomas, explica el experto Johan Martensson en la publicación, “es una buena manera de mantener el cerebro en forma”.

 

 “Los adultos están más motivados”

“Se supone que la edad perfecta para adquirir un idioma es antes de la adolescencia, pero todos los días veo cómo avanzan mis alumnos, que ya no son niños”. Beatriz Torres es profesora asociada del departamento de Filología Inglesa de la Universidad de Valladolid y también da clases de inglés en la Universidad a Distancia (UNED) de Palencia. 

 

Según explica, los alumnos adultos tienden a pensar que nunca van a poder hablar inglés porque ya son mayores y su tren ya pasó. Sin embargo, “yo no estoy de acuerdo con ellos en eso”. Pese a ese sentimiento inicial, “generalmente los adultos suelen estar más motivados que los niños”, revela.

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Es una sensación parecida a cuando metemos un pie en agua fría y pensamos que vamos a ser incapaces de darnos un chapuzón. “Hay que lanzarse sin miedo”, aconseja Torres, quien realizó parte de sus estudios superiores en el Reino Unido. Por su experiencia como docente, “los mayores son más tímidos a la hora de expresarse, mucho más, dado que tienen pánico al error y a hacer el ridículo”.

 

En su opinión, es fundamental “la dedicación, la constancia y perder ese miedo a hablar en público y a intentar expresarnos”. Claro que, cuando se empieza de cero “al principio cuesta muchísimo llegar a un nivel mínimo que te permita hablar y entender alguna frase”. Pero la buena noticia es que, de acuerdo con Beatriz Torres, “cuando se supera ese primer escalón, llega una fase en la que se aprende muy rápido, todo empieza a parecer mucho más simple y el alumno se anima con creces”.

 

Con todo, hay que rebasar una especie de barrera imaginaria que te permita pasar a niveles más elevados, sostiene la filóloga. E insiste: “se puede, ya lo creo que se puede”.

 

Ahora bien, hay momentos embarazosos que todo estudiante de idiomas atraviesa antes o después. ¿Quién no ha suspirado profundamente antes de levantar el teléfono e iniciar una conversación en otro idioma? Eso es, de hecho, todo un reto, pues en una charla telefónica se pierde el lenguaje no verbal, como los gestos. ¿Quién no ha utilizado una expresión que, lejos de ser correcta, saca los pies del tiesto sin querer porque la frase suena erótica o malsonante? Contar con naturalidad estas “anécdotas” puede ayudar a superar el mal trago y, por supuesto, a aprender de ellas, mantiene Torres.

 

La difícil pronunciación

Para la filóloga, y centrándonos en el idioma inglés, “la mayor dificultad es la fonética, el hecho de que la ortografía casi nunca coincide con la pronunciación; al revés que ocurre con el castellano”. La pronunciación, tal y como señala la docente, es muy compleja. De hecho, “existen correspondencias entre la ortografía y la pronunciación, pero en ocasiones hay más palabras que son excepciones de las que realmente cumplen esas supuestas reglas”.

 

Articular los sonidos del inglés no es tarea sencilla, pues en esa lengua existen fonemas que no tiene el español. “Esto es especialmente cierto cuando hablamos de las vocales“, puntualiza. En inglés hay muchas más que en español y ninguna de ellas coincide exactamente con el castellano en su articulación.

 

Aún así, “no hay que desanimarse porque aprender una lengua está íntimamente relacionado con adquirir cultura”, insiste. El camino, “aunque a veces resulte escarpado, es fascinante”.

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Torres aconseja ver las películas en versión original y escuchar música extranjera. Todo ejercicio parece válido para coger ventaja en la carrera de los idiomas, donde el inglés ejerce su dominio internacional. “En este mundo globalizado saber hablarlo es básico, tanto en los negocios, como en el ámbito laboral y el estudiantil, pues prácticamente todos los másteres piden requisitos lingüísticos, normalmente relacionados con el inglés”, apunta.

 

Con todo, hay un factor que a menudo pasa de puntillas y no parece que sea menor, al contrario. Es muy importante, dice Torres, la satisfacción personal de saber una lengua extranjera, que además ayuda a abrir la mente y a ampliar horizontes… que no es poco.


@Lorena_Padilla

Lorena Padilla

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