El Mediterráneo en ocho millones de pasos

¿Se está perdiendo el estilo de vida propio de esta zona en la contemporaneidad o, por el contrario, su correspondiente cultura permanece? En 360 Grados Press hemos conocido a alguien que se ha propuesto recorrer todos los territorios que baña este mar con dicha pregunta en la maleta.

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Hace aproximadamente unos dosaños me di cuenta de que había dejado de crecer, de que estaba espiritualmentemuerto“. Juraj Horniak comienzaa argumentar el porqué de su decisión en estos términos. Ahora, se encuentrainmerso en ese viaje que comenzó el pasado mes de marzo en España y cuyodestino final es Turquía. El itinerario contempla pasar por Francia, Italia,Eslovenia, Croacia, Montenegro, Albania y Grecia. Todo ello, a pie. Se trata de8Million Steps, un proyecto que, aparte de una aventura personal, pretendeservir como una suerte de regalo para el prójimo. “Voy a pasar los próximos años de mi vida explorandola esencia del Mediterráneo y abanderando la defensa de las virtudes del SlowLiving con la esperanza de dejar un legado en el que alguien pueda encontraralgún valor“, explica él mismo.

 

¿Y cómo es él? ¿Y en qué lugar se enamoró de ti?

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La historia vital de Juraj es, cuando menos, rocambolesca: de origenchecoslovaco, abandonó de joven su país con motivo del régimen político delmomento. Pero su relación con la cultura mediterránea no se fraguó hasta dosdécadas después, en los noventa, en la ciudad de Sevilla, donde residió seisaños. Fue entonces cuando quedó hechizado por lo que él define como “magia pura“. Siguiendo con sus propiaspalabras: “Para mí, esta zona es única: l
a incontenible alegríade vivir de su gente, el bullicio de las risas y las conversaciones en las quetodos hablan a la vez, la cercanía y la calidez en el trato… Es un estilo devida muy contagioso. Y de España aprecio, especialmente, los valores de lafamilia, la tolerancia y esa maravillosa capacidad de vivir cada momento almáximo“.

 

Con todo, este paso por la capitalandaluza marcó un punto de inflexión en su devenir, aunque no inmediatamente.Formado en diseño y artes visuales, Juraj venía de “una vida en capítulos“, pues había danzado por diferentes partesdel mundo ejerciendo de ilustrador, fotógrafo, artista, director de cine oescritor, según etapas. También había cosechado una fructífera carrera en elmedio publicitario, la cual retomó después del paréntesis español en Australia,donde fundó una agencia que aún sigue en marcha. Y los giros de su destinocontinuaron. “A principios de los años2000 me involucré en la causa de Sudán del Sur, que estaba luchando por suindependencia. De hecho, fui el asesor de comunicación del Dr. John Garang,quien se convirtió en el primer Jefe de Estado de la zona liberada en 2005,aunque falleció sólo unas semanas más tarde en circunstancias sospechosas“,relata. Así, Juraj determinó finalmente rencontrarse con ese amor del pasado,el Mediterráneo.

 

Un cuaderno de bitácora sin prisas, pero sin pausas

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Algeciras, Sotogrande, Málaga, Nerja, Motril, Adra,Almería, Sorbas, San Javier, Santa Pola, Benidorm, Dènia, Cullera, Puçol yCastellón de la Plana. Estos son los lugares que el equipo de 8 Million Steps ha tachado en el mapahasta la fecha. Todavía restan nueve paradas para completar los 1.450kilómetros previstos en España y empezar la segunda fase, pero van paso a paso,nunca mejor dicho. Porque la idea del proyecto no es sólo ir haciendo camino,sino también acopiar la riqueza propia de cada enclave. Por ello, Juraj serelaciona con la población local, quienes le confían conocimientos yexperiencias que, posteriormente, dotan la web de contenido escrito yaudiovisual. “El viaje va a serdocumentado en una multiplataforma que incluye
episodios de vídeo que cuentan laaventura en tiempo real. Además, vamos a producir una serie documental detelevisión, vamos a publicar un libro con las obras creadas para la ocasión poruna selección de escritores, artistas y fotógrafos mediterráneos y vamos agrabar una recopilación de la música tradicional y contemporánea de lasregiones que visitemos“, matiza.

 

La puesta en prácticade una ocurrencia

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Aunque suene descabellado para algunos, Juraj no ha hechomás que recoger buenas impresiones acerca de 8 Million Steps por el momento. “La gente está siendo muy afectuosa y generosa con nosotros. Es esto loque hace que el viaje merezca la pena y sea inolvidable“, afirma. De estaforma, parece que los 25 kilómetros que recorren diariamente sean másllevaderos, pues el cansancio aprieta algunas jornadas, pero las “sorpresas” y los “momentos memorables” que acontecen durante la ruta compensancualquier fatiga. Además, el equipo no escatima en esfuerzo, ya que pretendeprobar la valía del proyecto con vistas a atraer la atención de posiblespatrocinadores. “En principio, esfinanciado por mis propios recursos, porque creo que lo mejor es centrarnuestras energías en los aspectos creativos de la aventura. Nuestro objetivo noes comercial, pero sería estupendo tener algunos costes cubiertos. Tambiénestamos abiertos al crowdfunding para la financiación“, aclara Juraj.

 

Un interrogante en el equipaje

Como se apuntaba al principio, más alláde una peripecia, 8 Million Steps seha concebido como un ensayo sobre la zona mediterránea en el presente. Paraello, este viajero ha abrazado el ideario del movimiento Slow Food, que ha puesto a sudisposición una extensa red de contactos de todos los ámbitos – cultura, arte,gastronomía, política… – con los que reflexionar acerca de las tradicionesfrente a la globalización. “¿Está elMediterráneo que conocemos y amamos en peligro de extinción?“, sería lapregunta de la que parte este análisis itinerante según Juraj. Él,personalmente, reconoce que hoy por hoy vacila entre el optimismo y el pesimismo.”La degradación dealgunas partes de lacosta y la progresiva desaparición de las viejas costumbres son demasiado evidentes, pero creo que la esencia del alma mediterránea permanece y siempre lohará. Al menos, esa es mi esperanza: me gustaría creer que elestilo de vida mediterráneo, su alegríay su calidez seguirán ahí dentrode 50 años“, concluye. Larespuesta definitiva está unos pasos más cerca cada día.

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José Manuel García-Otero

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