Un jefe hambriento

No es para elevar a la categoría de titular, pero el superior de Peláez continúa marcando el paso de su estrafalaria vida al mando del periódico de provincias a base de excesos culinarios. Mientras su avezado periodista se afana en dar el sentido más deontológico a la profesión, el tragaldabas del director centra el tiro en salvar las deudas que acumula el rotativo mirando hacia Asturias, comiendo cuatro jamones en dos horas o jugándose ‘al me quiere, no me quiere’ de una triste margarita el destino laboral de su redactor.

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Lo último, unbonsái con un parecido más que sospechoso a un trozo de brócoli y laequivocación en la fecha del partido de Champions que quería ver en Alemania elmandamás del periódico para comer salchichas y beber cerveza. Cosas de lasiesta…

 

Jueves,24 de abril

 

– ¡Jefe! ¿Qué leha pasado?
– ¿Por qué lo dice?
– Tiene el brazo escayolado.
– Ah, sí, ayer, todo el día firmando.
– No sabía que fuera escritor.
– No sé ni juntar cuatro palabras.
– ¿Y qué firmaba, entonces?
– Pagarés, hijo, pagarés.
– Ahora lo entiendo.
– Me alegro por usted.
– ¿Qué hace?
– La maleta.
– ¿Adónde se va?
– A las antípodas, a Asturias.
– Las antípodas es Australia, jefe, no Asturias.
– ¿Hay sidra en Australia?
– No creo.
– Mierda. Bueno, iré de todas formas.
– ¿Pero por qué?
– Porque no puedo pagar ni uno de esos pagarés,Peláez.
– Jefe, intentaré reunir el dinero que necesita.
– Se lo agradezco, Peláez.
– A cambio tráigame un koala.
– ¿Con hielo y lima limón?
– Es un animal, no un cóctel.
– No bebo animales, lo siento.
– Me lo imaginaba.
– Pues eso.

 

Viernes, 25 de abril

 

– ¡Peláez!¡Tráigame otro!
– ¿Otro?
– Sí.
– Se está excediendo, jefe.
– ¡Así es la vida!
– Y los he pagado yo.
– Ya se lo devolveré.
– Se ha zampado cuatro jamones en dos horas.
– Qué quiere que le haga si no consigo igualarlos.
– Hasta roe el hueso, jefe, eso de igualar nocuela.
– Es la verdad.
– ¿Y tiene que ser ibérico?
– De bellota.
– Es usted un caradura.
– Cuidadín, que tengo el cuchillo afilado, Peláez.
– Está bien, jefe, bajo a la charcutería.
– Y de paso tráigame un queso manchego.
– ¿También tiene que igualarlo?
– Basta de indirectas, Peláez.
– Está bien, tragón, adiós.
– Adiós, Peláez. Sentado le espero.
– Sentado vive, jefe, sentado vive.

 

Lunes, 28 de abril

 

– Le echo, no leecho, le echo, no le echo, le echo, no le hecho…
– ¿Qué hace, jefe?
– Desojo la margarita, Peláez, ¿no lo ve?
– Deshoja, con hache intercalada.
– ¿Cómo sabe qu no la he puesto si es muda?
– Se le ve la intención.
– Manejo las aches a la perfección, capullito.
– Haches.
– ¡Bah!
– ¿Y qué decisión está meditando?
– Un despidito.
– ¡No, jefe!
– Tranquilo, a usted no le afectará.
– ¡Soy el único empleado que queda!
– Leñe… y también queda solo un pétalo.
– ¿Qué ha sido al final?
– Tráigame los torreznos para el vermú.
– ¿Eso es que me quedo?
– Eso es que tengo un hambre del carajo.
– ¿Cuándo tomará la decisión final?
– Cuando llene el estómago.
– Su estómago es infinito.
– Mejor para usted.
– Pues sí.

 

Martes, 29 de abril

 

– ¿Jefe? ¿Dóndeestá?
– Flish flish aquí Peláez flish flish.
– ¿Qué hace?
– Regar flish flish ¿no lo ve?
– Lo veo… y no lo creo.
– Es mi nueva pasión flish flish, creo que estaplantación da distinción a mi despacho.
– Lo dudo, jefe.
– Lo he visto antes: presidentes del gobierno, maestrosde karate y otras eminencias tenían su jardín de bonsáis. Flish flish
– Ya, pero…
– El director de un periódico flish de la capitaldel reino no podía ser menos.
– Es un periódico de provincias, jefe.
– ¿De provincias? ¿Eso no son las torres KIO?
– No, jefe, son los edificios del casco antiguo,que se están cayendo.
– Porca miseria arquitectónica… flish flish
– Además… eso no son bonsáis…
– Ja ja ja flish flish ¿Y qué son, acaso?¿Manzanos? ¿Magnolios? Ja ja flish flish ¿secuoyas?
– Son brócolis, jefe.
– ¿Brócolis? No conozco ese tipo de árbol…
– Es una hortaliza, jefe, se come.
– Flish flish ¿qué?
– Pruebe…
– Ñam… ñam… coño, qué rico… ñam… tráigame un pocode aceite ñam…
– ¿Se va a comer todo su jardín?
– Mi huerto, Peláez, mi huerto…
– Se va a empachar…
– Cierto, tráigame vino. Dos garrafas.
– Brrr
– Ñam

 

Miércoles, 30 de abril

 

– Buenos días, jefe
– Nerviosos días, Peláez.
– ¿Qué le pasa?
– Estoy inquieto por lo de esta noche.
– ¿El qué?
– Mire… ¿sabe lo que es esto?
– Jefe…
– Son las entradas para el Bayern – Real Madrid. Pura historia.
– Jefe…
– Esperemos salir indemnes del infierno teutón.
– Jefe…
– Cojo el vuelo en dos horas.
– Jefe…
– A las cinco me habré tomado ocho cervezas y nueve salchichas.
– Jefe…
– ¡Qué!
– El partido fue ayer.
– Jajaja… muy bueno…
– Sí, mire el periódico.
– ¿Cero cuatro? ¡Qué mierda de periódico es este?
– El nuestro, jefe.
– ¡Pero no puede ser!
– Lo siento, jefe.
– ¿Qué pudo pasar?
– Por esas legañas, esa cama deshecha del despacho y ese pijama, creo que sedurmió.
– Si solo me eché una siesta de… ¡mierda! ¡Veintisiete horas!
– Lo lamento, de verdad.
– Soy un desgraciado.
– Lamento que se haya perdido un partido histórico.
– ¿Y la cerveza?
– Puedo bajar a comprarle al supermercado.
– ¿Y las salchichas?
– Lo mismo.
– ¿Entonces por qué lloro?
– Por no haber visto el partido.
– Tampoco soy tan aficionado al baloncesto.
– Era fútbol.
– Menos aún.
– Bueno, pues voy al supermercado.
– Salivando espero.


Los cables de lasconversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en laredacción de un periódico de provincias los puedes encontrar a diario enla página oficial en Facebookde 360gradospress.

La foto es de @Marga_Ferrer

Soma Comunicación

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