Lo que vale la vida

Estás en la cama de un hospital. Apenas te duele nada pero sabes que tu vida se apaga como una vela en una noche que amenaza lluvia. De repente, las manecillas del reloj se han puesto nerviosas y corren desbocadas hacia una puerta que no quieres ver.

Ahora te has dado cuenta delapego estúpido a las cosas efímeras, de lo equivocados que estabas en casitodo. De los pasos que distes en falso. En el fondo, tu vida ha sido unacorrelación interminable de malos pasos. Uno tras otro.

El mercedes último modelo, tuscinco casas, la hilera de trajes caros y zapatos de piel que ya nunca tepondrás, aquel chalet mirando al mar y cuyas puestas de sol jamásinterpretaste.

Eres un hombre que siemprecaminó al revés. Quisiste comprar todo pero te emborracharon de soledad y ahoravives de ella, aunque hubieses dado un mundo por recibir una breve rociada deamor. Ahora no eres nada, un cuerpo averiado y triste que trata de engancharsea un sueño, pero los recuerdos falsos son los que primero se olvidan y te hasdado cuenta de que la memoria no tiene alma.

Ya no quieres mirarte al espejoporque sabes que el hombre triste que te mirará te arrancará de cuajo las pocaslágrimas que te quedan en el bolsillo.

El miedo apenas te deja pensar.Es un miedo que te grita a voces y te abofetea con un guante de hierro quellamas realidad y se apellida presente.

No quieres preguntarte nada,porque cada pregunta duele más si cabe que la última vez que reclamasterespuestas. Solo eres un cualquiera y ya apenas te importa. Eres un hombre másen una interminable fila de hombres que espera su turno.

Ya queda poco y tienes unmontón de cosas por hacer. No quieres cerrar los ojos. Nada te duele. El miedote ha pedido silencio. Estás. Tu vida no pesa nada, es un gramo de aire que elviento arrastró y te dejó la nada.

Manolo Gil