Lo que la risa esconde

Charles Chaplin dijo que “un día sin reír es un día perdido”. Un proverbio chino reza que “para estar sano hay que reír al menos treinta veces al día”. Y otro italiano advierte que “la risa hace buena sangre”. Por su parte, Nietzsche concluyó que “el hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa”. Esta semana en 360 Grados Press hemos querido averiguar qué implican realmente las carcajadas para que puedan ser empleadas, incluso, como terapia.

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Era un vagón cualquiera de la red de ferrocarriles metropolitanos deValencia: la gente viajaba escuchando música, leyendo un libro o,sencillamente, ensimismada. Así era hasta que uno de los pasajeros rompió a reír sonoramente.A continuación, otro. Y lo mismo le ocurrió a uno sentado un poco más allá. Y aese que estaba de pie agarrado a la barra. Los hubo, incluso, que acabarontirados en el suelo con motivo de las carcajadas. La gran mayoría de lospresentes les miraba atónitos, pues lo cierto es que no había acontecido nadagracioso ni extraordinario. Desconocían que se trataba de una acción orquestadapor un grupo de amigos, los cuales se habían propuesto contagiar alegría, sinmás. A la cabeza, José Manuel Lloria,quien es monitor de risoterapia. Me dedico a esto desde hace unos cinco oseis años. Fui a una clase, me gustó mucho, repetí y, finalmente, decidí ir aBarcelona a formarme. Para mí supuso una apertura a la felicidad y una manerade conocerme a mí mismo. Desde entonces me gusta que otras personas también tenganla oportunidad de experimentar lo mismo que yo“, explica. De esta forma,aunque lejos de profundizar en la materia, los testigos de esta escena recibieronuna lección sin saberlo: la risa es una forma de conectar.

 

Una bonita caraoculta

Porque es bien sabido que una carcajada va asociada a una satisfaccióninstantánea y que, habitualmente, se llega a ella mediante la diversión. Sinembargo, del mismo modo que esos viajantes sorprendidos, muchos desconocen que detrásde ella hay mucho más. “A grandes rasgos,sus beneficios son neuronales, pues se ponen en marcha los transmisores quetienen efectos como la reducción del dolor, la mejora anímica o la optimizacióndel descanso. También son físicos en términos de mecánica, ya que la carcajadatiene una onda y el cuerpo actúa como caja de resonancia, de manera que puedeactivar órganos o nervios, así como favorecer la relajación. Y, por último, tieneventajas sociales, como el perfeccionamiento de las relaciones o de la empatía“,apunta María Hernández Bascuñana,directora del Instituto Mediterráneode Risoterapia (IMER). Asimismo, los efectos de esta reacción corporal tienenuna lectura en clave espiritual. “Cuandoel reír es tomado como un proceso se consigue que las gente se sienta másexpansiva en su vida cotidiana. La alegría está menospreciada, pero ésta juntoa la curiosidad son los factores que llevan a las personas a tener ganas desalir al mundo“, completa EnriqueAguilar, director de Escuelade Risoterapia.

 

El nacimiento de unmétodo reparador

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Pero las favorables consecuencias que reporta la risa no son undescubrimiento contemporáneo. Por ejemplo, elmédico francés François Rabelais ya la ‘recetaba’ en el siglo XVI. Esosí, la terapia que se concibe hoy por hoy no empezó a tomar forma hasta ladécada de los setenta, cuando sonaron nombres como el de Patch Adams, a quien se leatribuye la introducción de este tratamiento en la medicina moderna, o deNorman Cousins, un periodista que a base de películas de los Hermanos Marx –entre otras – comprobó que la risa paliaba mejor el dolor de su espondilitisanquilosante que algunos medicamentos; una experiencia que luego recogió en ellibro Anatomía de una enfermedad(1993). Con todo, la risoterapia no sólo ha logrado consolidarse, sino que haallanado el camino para el desarrollo en firme de la psicología positiva. “En los noventa era considerado un loco porhablar de ello en España, pero ahora está de pleno derecho. La sociedad noshace estar tristes para ser más manejables, pero la gente se ha dado cuenta deque necesita estar feliz“, reconoce JoséElías Fernández, psicólogo especialista y autor de Guía práctica de la risoterapia (2005).

 

Cuestión de actitud

Con todo, la risoterapia no sólo persigue servir como cura, sino tambiénprevención, lo cual pasa por concienciar acerca de la importancia del bienestaremocional. “Es una necesidad acudir aespacios en los que desarrollar esas capacidades que tenemos y que nos llevan aexperimentar un espacio interno de libertad. Existe una creencia en elsubconsciente colectivo que marca que lo divertido quede en un segundo plano,pues lo importante es lo respetable, eficaz y rentable. Tener una experienciano productiva para obtener estados positivos para uno mismo no se valora. Delmismo modo que en el cuerpo, tenemos unas capacidades afectivas que, si seejercitan, se pueden fortalecer. Esto es como un gimnasio del alma“,argumenta Enrique siguiendo en la línea ya esbozada por José Elías. En estesentido, el paso por una correcta sesión de risoterapia – de carácterprogresivo, adecuada al talante de cada participante y con una vocaciónintegradora – suele provocar dicho cambio de concepción. En palabras de María:”Muchas personas recurren a larisoterapia por mera diversión, pero luego se dan cuenta de que esto va másallá. Hay que tener en cuenta que los profesionales somos terapeutas, nohumoristas“.

 

Gatos por liebresno, gracias

Justamente, la errónea noción que todavía tiene mucha gente acerca de larisoterapia como mera práctica para pasar un rato entretenido propicia lo queJosé Manuel califica directamente de “intrusismo“.De hecho, María también apunta que hay quien pasa a impartirla con sólo haberasistido a un taller, lo cual ha podido contribuir a generar una “imagen ridícula” al respecto. Sucedeademás que, fuera de la preparación concreta de la que pueden gozar lospsicólogos centrados en la rama positiva anteriormente citada, esta técnica noha sido reconocida per se comoformación oficial. No obstante, los entrevistados coinciden al apuntar que unaduración razonable y un programa que contemple tanto teoría como práctica sonsíntomas de una iniciación con garantías. Así, por ejemplo, Enrique concibe elcurso regular de su escuela con 140 horas lectivas distribuidas a lo largo denueve meses en los que se aprende la metodología y se prueba con trabajo decampo. En definitiva, estos expertos defienden que todo aquel que decide enseñarrisoterapia lo haga correctamente para que, así, la sociedad entienda su plenosentido. “No se trata de reír por reír,sino de hacerlo inteligentemente, de convertir la forma de pensar y deproyectarlo al mundo. Porque cuando uno está feliz sus capacidades sedesarrollan mejor“, concluye el especialista José Elías.


@LaBellver

José Manuel García-Otero

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