Vida, muerte y resurrección en Pompeya

El Centro de Exposiciones Arte Canal de Madrid acoge desde el pasado jueves 6 de diciembre la exposición ‘Pompeya, catástrofe bajo el Vesubio’, una muestra con más de seiscientas piezas perfectamente conservadas que recrean la vida en Pompeya en el año 79 d.C. Y, también, la muerte en una ciudad que permaneció durante más de diecisiete siglos sepultada por la lava y la ceniza del volcán. 360gradospress no quiso perderse este viaje en el tiempo hacia una de las mayores tragedias de la historia.

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Inconscientemente, tras ver el primer vídeo de la exposición, no pudeevitar acordarme de esas placas que hay en muchos pueblos y que marcan con suestatura el lugar hasta el que llegó el agua en una histórica riada de añosatrás. No suelen levantar más de metro y medio, así que mi angustia fue in crescendo al imaginarme una ciudad,con sus habitantes dentro, sepultada bajo siete metros y medio de ceniza y lavavolcánica. Una muerte cruel la que sufrieron más de 5.000 personas en Pompeya,Herculano y Estabia en el año 79 d.C., en esa región de la Campania sometida depor vida a los caprichos del Vesubio.


Hasta ese trágico momento, como se puede observar en los seis primerostramos de la exposición, Pompeya era una ciudad rica y con mucha vida. Latierra volcánica facilitaba la agricultura y la cercanía del Mediterráneogarantizaba la pesca en la bahía de la gran joya napolitana. La historia yahabía sepultado a otros asentamientos en la región de Campania, como demuestranvestigios de la Edad del Bronce y del Hierro encontrados por los arqueólogos enla zona, pero nada hacía presagiar el desastre que se avecinaba en una urbe culta,como demuestran los frescos que se han conservado hasta la fecha, entre los quedestaca el Retrato de una mujer joven(Safo), conocido como la Giocondapompeyana, por la calidad de la conservación de sus colores.


La muestra recrea una calle pompeyana, repleta de vida, atestada depequeños comercios que constituían el centro neurálgico de la ciudad. Miles deutensilios y herramientas de la época sobrevivieron a la hecatombe parademostrarnos de dónde venimos. Muchos sorprenden por su actualidad. Incluso unservidor, que hace no tanto visitó lapensión de Antonio Machado en Segovia, llega a pensar que estaban máspreparados en la Pompeya del siglo I que en la España de la posguerra.


Pompeya desprendía luz y vida hasta que una mañana la tierra tembló y elcielo se impregnó del negro de la ceniza. Pequeños movimientos sísmicosalertaron a los ciudadanos de lo que se les venía encima, pero en aquel momentono supieron leer esos avisos de la tierra. El volcán entro en erupción ymillones de piedras volcánicas empezaron a bombardear las ciudades de Pompeya,Herculano y Estabia. Ríos de lava arrasaron con todo a su paso a velocidades demás de 300km/h y una columna de humo tóxica de más de 15 kilómetros de alturaacabó con todo vestigio de vida. En menos de 48 horas Pompeya quedó sepultadabajo un manto de siete metros de ceniza y, con ella, aquellos habitantes que envez de huir optaron por resguardarse en sus casas. No tuvieron más suerteaquellos que huyeron en busca del mar, como demuestran los cadáveres abrazadosde una familia que se quedó a escasos metros de su objetivo, eliminada de lafaz de la tierra por una columna de humo letal.


En ese punto, entre los vídeos explicativos y el molde de un hombremuerto en la escalera mientras intentaba huir, la exposición provoca unescalofrío en el visitante al imaginar la angustia y la desesperación dequienes tuvieron la desgracia de morir en el infierno en el que se convirtióPompeya. Más aún al comprender que en ese mismo lugar, en ese rincón de laCampania, hoy viven tres millones de personas expuestas a la voluntad de unvolcán que hoy parece dormir tranquilo, pero que nadie puede predecir cuándodespertará de su letargo.


‘Pompeya, catástrofe bajo el Vesubio’ es también en cierto modo unhomenaje al Rey Carlos III de Borbón, el Rey Arqueólogo, que en 1.738, entoncescomo Carlos VII de Nápoles, ordenó y sufragó las excavaciones que permitieronidentificar por primera vez la ciudad de Herculano y, más tarde, Pompeya yEstabia. Él cambió las leyes de la arqueología imperantes hasta la época,manteniendo en la zona de origen los restos arqueológicos encontrados en lasexcavaciones y propiciando el estudio y divulgación del mayor yacimientoarqueológico de la historia.


A él le debemos en gran parte el perfecto estado de conservación de unaspiezas de un valor histórico incalculable. A él y a esa capa de siete metros deceniza que sepultó a Pompeya y sus habitantes durante cientos de años, pero quepreservó para la posteridad todo aquello que el fuego y la lluvia de piedravolcánica no lograron derrumbar durante las 48 horas en que la bahía napolitanase convirtió en el mismo infierno.


Pompeya, Catástrofe bajo el Vesubio. Centro de Exposiciones Arte Canal. Plaza Castilla. De 10:00a 21:00 horas. Acceso cada 30 minutos. Entrada 6 euros. Hasta mayo de 2013.

@acordellat

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