“Es bueno no ser siempre exactamente lo que los lectores esperan”

El nombre de Andrés Rábago puede sonar desconocido para muchos, pero el alias ‘El Roto’ deja indiferente a muy pocos. Sus viñetas publicadas en el periódico El País alimenta la conciencia social cada día. De hecho, los hay que lo consideran una suerte de filósofo contemporáneo. Esta semana en 360 Grados Press hemos podido conversar con él unos minutos, lo cual nos ha permitido comprobar que la reflexión y la capacidad de síntesis que transmiten sus ilustraciones también se dan en las distancias cortas.

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Lleva desde 1968realizando crítica social mediante sus viñetas, ¿pero podría decirse que larealidad se lo está poniendo muy fácil últimamente?

Creo que las cosas nunca han sido fáciles en España. Ha sido siempre unpaís complicado. Lo que ocurre es que ahora aquí es todo más evidente y, a lavez, más confuso. Porque hay más elementos que intervienen y que dificultan lacomprensión de la realidad.

 

Dibujante satírico“. ¿Por qué defiendeesta definición para usted mismo y no otra?

Bueno, siempre he rechazado el término de humorista. Entiendo quequienes han sido mis predecesores en este oficio, quienes han hecho el trabajoque más o menos estoy haciendo yo ahora, han sido reconocidos como dibujantessatíricos. La sátira puede comprender humor, pero también otros elementos.

 

La afición por dibujarle viene desde niño y ha sido totalmente autodidacta. ¿Cómo devino en su casouna práctica así en su salida profesional?

Uno nunca sabe muy bien cómo llega a dónde está. Simplemente, dando unpaso detrás de otro, siguiendo un poco el camino que se va abriendo frente ati. Esa ha sido mi manera de alcanzar algún lugar.

 

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Suelen preguntarlesi era devorador de cómics, pues se presupone que éstos son fuente deinspiración para los dibujantes, pero no es su caso. ¿De dónde tomóreferencias, entonces, para definir su estilo?

Básicamente, de la pintura. De hecho, de lo que más he bebido ha sido dela historia de los pintores. Siempre me ha parecido que ahí estaba lo mássignificativo para la ilustración.

 

Durante sutrayectoria ha dejado a Andrés Rábago a un lado para convertirse en OPS y,ahora, El Roto. ¿Por qué?

La elección de seudónimos es una costumbre entre los dibujantes y yo nohe querido ser una excepción.

 

Retomando suestilo, sus personajes son tan anónimos como reconocibles. Algunas voces hanapuntado que ello supone alimentar estereotipos. ¿Está de acuerdo con ello?

Sí, yo también creo que hay algo de estereotipo en los personajes queaparecen en mis viñetas. De alguna manera, no son individuos concretos, sinoformas que dichos individuos concretos pueden adoptar en distintos momentos.Pero no lo veo como algo negativo, sino como algo que forma parte del lenguaje.

 

Respondiendo a sufunción de crítica social, gran parte de sus viñetas se refieren a situacionescrudas. A pesar de ello, ¿guarda a un pesimista o a un optimista en suinterior?

Algunas veces soy más optimista y otras veces, menos. No sabría decir.Hay momentos en los que creo que a un nivel general pueden arreglarse lascosas, pero luego la dirección que llevamos no es la correcta e inevitablementepienso que va a ocurrir algo grave. Otras veces creo, sin embargo, que esposible que podamos salir del atasco y tomar una dirección distinta.

 

Hablando desituaciones críticas, usted era de aquellos que en tiempos de bonanzapresagiaba el desastre, lo cual recientemente ha compilado en su libro Viñetas para una crisis. ¿Ha sentido quela sociedad le ha hecho más caso a posteriori?

No, creo que la gente simplemente está más en sus cosas. Tú puedes irdía a día diciendo eso, pero las personas también siguen sus propiasdivagaciones. Además, tampoco sé muy bien qué respuesta despiertan mis viñetas.Sólo sé que hay personas interesadas y diría que esa atención se mantiene.

 

Siguiendo con suslibros, en el último, Camarón que seduerme (se lo lleva la corriente de opinión), ha abordado los medios decomunicación. Si tuviese que sintetizar su crítica en este ámbito, ¿qué diría?

Un exceso de ruido.

 

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¿Usted ha sidovíctima de esa corriente de opinión alguna vez?

Bueno, es difícil ir en contra de la corriente de opinión. Simplemente,puedes mantenerte un poquito al margen, pero ir en contra no tiene muchosentido, porque te arrastra y lo máximo que puedes hacer es ponerte en otroángulo. Eso sí, yo rehúyo del estereotipo que se puede generar sobre mí, porquea veces hay que descolocar al lector. De hecho, es bueno no ser siempreexactamente lo que los lectores esperan.

 

En lo que a críticay medios se refiere, la televisión se lleva la palma con usted. ¿Cree que notiene salvación?

Probablemente no. Aunque ahora podemos encontrar algo todavía peor, comoes el propio Internet. Pero decir que éste no tiene salvación ya sería muypesimista.

 

Quedándonos con Internet,¿se ha visto salpicado por la contienda entre el papel y lo digital?

Sí, porque yo defiendo el papel frente a lo digital.

 

¿La razón?

Son razones profundas. Creo que el papel es documento, mientras que lodigital no. El papel facilita la asimilación y comprensión de las ideas, demanera que también permite una reflexión distante de los hechos que se nospresentan. Digamos que es un medio más frío y, por tanto, da más libertad allector. Internet tiene otras cosas beneficiosas, pero en conjunto prefiero elpapel frente a la pantalla.

 

Para terminar: ¿yaha enviado la viñeta que se publicará mañana?

Sí, la envié ayer, pero no recuerdo cuál es.

 

Entonces, como lapostura por la que defiende el papel, también trabaja tomando distancia de laactualidad…

Sí, lo inmediato nos puede cegar. Mirar las cosas con un poco más dedistancia nos permite abarcar un territorio más amplio, para empezar, y tambiénno vernos demasiado condicionados por lo que tenemos demasiado próximo.

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